jueves, 11 de diciembre de 2008

Vox Pópuli, Vox Dei

Ayer y hoy conocí datos de una encuesta estatal levantada apenas el fin de semana anterior. Tanto su realizador como un servidor emitimos varios “¡ah cabrón!” al interpretar los resultados.
Fue un ejercicio para consumo interno, con rigurosa metodología. La primer conclusión es que Nayarit no es uniforme. Acorde a la geografía electoral, se identifican 3 regiones que claramente tienen preocupaciones y opiniones distintas, el norte, el centro (Tepic) y el sur.
La segunda conclusión es que Ney González sigue siendo un gobernante bien calificado. Muy bien calificado, la verdad. En contraste, hay alcaldes que no superan el 20 por ciento de aprobación a su trabajo.
No podría divulgar los “taches” que ponen los nayaritas a sus autoridades en ciertos temas por el carácter privado de la encuesta. Pero hay uno que nos llamó poderosamente la atención. Un tema que no pintaba en las encuestas pasadas hoy es una preocupación vigente en toda la geografía. Tiene que ver con la molestia ciudadana con el agente de tránsito que pide mordidas; con los policías que van a fiestas de los narcos; con los administradores de dependencias que cobran el diezmo como si fuera un impuesto más; con los influyentes que venden plazas.
Ayer decía que en el sexenio de Ney faltaba un poco de énfasis en lo que se llama “desarrollo administrativo”, tema en el que el SUTSEM es una rémora que no deja avanzar. Eso lo escribí antes de conocer detalles de esta encuesta. Ahora lo confirmo. Hace falta mucho por hacer para mejorar la transparencia y la eficacia de muchos trámites y procedimientos administrativos. Y también para erradicar la corrupción.
Nayarit vive desde el 2005 un retorno a la funcionalidad política, es decir, un Ejecutivo y una mayoría en el Congreso emanados del mismo partido, tras un sexenio donde reinó el escenario de un gobierno dividido.
Sin embargo, esa funcionalidad política no le ha significado gran cosa al ciudadano común y corriente que sigue viendo los mismos vicios de hace décadas en la burocracia. Y el fin de semana los encuestadores obtuvieron ese veredicto popular.
Antier Jorge Alcocer, Director de la revista Voz y Voto, escribía en su columna “Convertir a la política y a los políticos en espejo de los dictados de las encuestas es renunciar al pensamiento y la capacidad, al menos a la pretensión, de cambiar el estado de cosas... Imagino que si Abraham Lincoln hubiese tenido a la mano una encuesta, sus autores le habrían sugerido no abolir la esclavitud”.
De acuerdo. La ineficacia y la deshonestidad de las autoridades no es algo que se deba combatir porque mayoritariamente sea un reclamo reflejado en encuestas. Se debe hacer porque es un mandato constitucional y legal.
Es un reto de diputados, de alcaldes, de esas figuras decorativas llamadas contralores municipales, de auditores del OFS.

DE BUENA FUENTE: La sotana y el mensaje. La clerical presencia en la temporal sede legislativa ¿actualizaría alguna clase de veto contra la abogada Flores?

Nos leemos mañana.

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