Una de las etapas más importantes de una jornada electoral es la adecuada lectura de sus resultados. En medio del mar de culpas y acusaciones típico de un momento postelectoral, conviene que todos los actores involucrados acusen recibo del mensaje de las urnas, con seriedad.
Evidentemente que el triunfo de Martha Elena García sobre Jocelyn Fernández constituye una poderosa amalgama de señales decodificables. El problema es cuando las interpretaciones se hacen con tendencia exculpatoria. “Nos traicionaron”, fue ayer un lamento cotidiano de varios activistas del tricolor.
Como suele suceder, los análisis más finos serán para consumo privado. Muchas de las teorías que escucharán José Luis Dónjuan o Jorge Lepe serán acertadas, pero impropias para el consumo masivo. Quedarán ahí, como información confidencial. La explicación pública será simplista.
Quizá se de el mismo fenómeno en el ambiente gubernamental. Los ortodoxos deslizarán la versión del chamaqueo. “Nos traicionaron”, soltarán acusadores. Empero, más de algún atrevido redactará una tarjeta informativa proponiendo concebir al 5 de julio como una elección plebiscitaria, de forma tal que las autoridades tengan que acusar recibo del mensaje de las urnas y operar cambios de forma y fondo.
PRI: URGE AGENDA RENOVADORA
Las elecciones del 2008, en las que el PRI ratificó su mayoría en el Congreso, pueden leerse como un respaldo a las políticas de Ney González. Empero en 2009 parece diluído ese buen ambiente de un año antes. El PRI en Nayarit entró en una increíble, pero clara, fase de crisis, discordante con el escenario nacional. Urge una agenda renovadora, que empiece con sus operadores –que se hayan hecho tan viejos como sus ideas ahí en Juárez y Nueva Galicia- y que culmine con una autopsia de muchos de los personajes que, sin perfil, han llegado a la palestra política impulsados por la ola roja, la corriente magisterial o el juniorismo.
El gobernador gusta de apoyarse en las encuestas para la toma de decisiones. No dudo que a estas alturas ya tenga una mejor visión que muchos de nosotros sobre la “noche triste del PRI”, como bien la bautizó Memo Aguirre.
Es fácil inferir, por la plena identificación entre Ney y la candidatura de Jocelyn, que el triunfo del PRD en Tepic debe implicar cambios también en algunos aspectos de las políticas públicas sexenales. Ney sabe que debe haber una reacción en ese aspecto, sobre todo si en los ejercicios demoscópicos evalúa este nexo.
Todos los sexenios llegan a un momento en el que es necesario imprimirle una variante a su marcha. Y ese momento llegó ya.
DE BUENA FUENTE: Independientemente del mensaje de los votantes nayaritas, hay que recordar que en la próxima Legislatura federal el PRI (y su aliado el Partido Verde) van a contar con alrededor de 255 diputados, de forma tal que gracias a la relación personal de Ney González con Beatriz Paredes –seguramente la lideresa de la próxima bancada priista-, la capacidad de gestión del gobierno local con la Federación pasará a un mejor status.
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