Al interior de las dependencias del gobierno estatal se vive el frenesí propio de los días previos a un informe de gobierno. Máxime que se trata del último que leerá Ney González sin que nada ni nadie le haga sombra. Todo mundo documenta el progreso en power point; otro en video; algunos más cincelan párrafos que serán escudriñados a fondo.
La parafernalia que en redes sociales se comenta ya, por parte de las autoridades y de varios fidelizados, nos permite adivinar que el texto que nos presentará el mandatario girará en torno a la idea del “seguimos cambiando”.
No tengo duda acerca de que algunos aspectos de la operación institucional efectivamente son distintos, como la exitosa promoción turística de la entidad; pero en general tengo mis dudas respecto a que si esos aspectos alcancen como para sustentar la tesis del cambio como divisa, cuando faltan poco más de 9 meses para que concluya el sexenio.
Todo fraseo propagandístico debe tener soporte, más que en estadística burocrática, en percepciones. Y, la verdad, los últimos datos públicos y conocidos que han circulado entre el círculo rojo nayarita son la encuesta que El Universal aplicó en todo el país para evaluar a los 31 gobernadores –difundida el 23 de septiembre- y la que el INEGI dio a conocer la semana pasada sobre la inseguridad en el país.
En la primera, la desaprobación a la gestión gubernamental se ubicó en el 50 por ciento (600 entrevistas), contra un 46% que la aprobó; y en el segundo estudio 68 de cada 100 nayaritas calificaron a Nayarit como “inseguro”, tal y como lo comentamos ayer.
Si esa es nuestra realidad, el eslogan del “Continuamos cambiando para progresar” se antoja totalmente descontextualizado, y –de hecho- se presta para su manejo irónico.
Ahora bien, si existen encuestas con diagnósticos más afortunados para el sexenio –como parece ser que los hay-, ¿por qué no se han difundido? Lo cierto es que aparentemente hay una desconexión entre el eslogan en torno al 5º informe y la realidad.
Hace algunos días vimos circular aquí la tesis de la “guerra no pedida”, una estrategia para endosar el costo político-social del combate al narcotráfico al gobierno federal. Sin embargo, la frialdad de los números nos revela 2 datos: el 23% por ciento de los nayaritas califica como el principal error de la autoridad local el no combatir la inseguridad (El Universal), y en la percepción del interés por mejorar la seguridad pública, en Nayarit sale mejor calificado el gobierno federal que el estatal (INEGI).
Si los asesores de Palacio le tienen fobia a las malas noticias –la numeralia incómoda-, pueden llevar al despeñadero histórico a la actual administración al diseñar una campaña para una utopía que no se ve en los hogares ni en las calles de nuestro terruño. Ojo.
Y si los errados son INEGI y El Universal, pues que los enterados circulen las encuestas diversas, con cifras halagüeñas, las que si bastan para acentuar la idea del cambio continuado.
DE BUENA FUENTE: Entre no pocos panistas existe la idea firme de la inelegibilidad de Guadalupe Acosta Naranjo como candidato a gobernador; y por tanto albergan esperanzas de que la candidatura de la alianza quedará en un panista, y propiamente dicho, en Manuel Pérez Cárdenas.
El diputado perredista ha aclarado que todo está en orden y que al revisar
Sólo que dentro del PAN son una legión los partidarios de Martha Elena García, la legisladora del PRD, muchos más incluso que los de Pérez Cárdenas.
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