Más que una chamba
Hay veinte abogados inscritos ante el Congreso del estado buscando suceder en el cargo a Oscar Herrera en la Presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH). He recibido comentarios diversos sobre sus legítimas aseveraciones. “A varios ni los conozco” me dicen algunos periodistas nayaritas de toda la vida, como Antonio Tello, quien ayer al mediodía anunció al aire los nombres de los aspirantes. Coincido. Algunos de los nombrados por él son perfectos desconocidos. Y miren que llevo más de 30 años leyendo cuando menos dos o tres periódicos cotidianamente, y además, viviendo en Tepic desde que nací.
La que me dejó helado fue la aseveración de una persona conocida que se refirió a uno de los inscritos en particular: “A mi me tocó tomarle su declaración preparatoria”. ¡Gulp! ¿Verdad que es de preocuparse un perfil así?
Fernanda Arciniega, nayarita egresada del ITAM –brillantísima licenciada en Derecho-, me facilitó un estudio que sintetiza la importancia del perfil del titular de una institución de este tipo: “La fuerza que deben tener las recomendaciones está basada en el respeto que le merezca a la sociedad la institución garante por sus actuaciones de alto nivel técnico y profesional, por el prestigio que tenga el organismo, ganado por el desempeño impecable de sus directivos, por la excelencia formal y de fondo de las propias recomendaciones y por su dedicación constante e intransigente a la defensa de los derechos humanos”.
Conozco a Oscar Herrera desde hace 20 años. Nos unió el gusto por la música y la literatura. A la fecha ambos conservamos discos y libros propiedad del otro. Recuerdo la época en la que –apoyado por el Gobernador Celso Delgado- acudió al primer diplomado en Derechos Humanos organizado por la UNAM. Su tesis de licenciatura versó sobre la materia. Aún así, con su impecable perfil y su innegable arraigo, tuvo que esperar una segunda oportunidad para llegar a la Presidencia de la CEDH, hasta el 2003.
Para este tipo de cargos no hay escalafón que valga. No vale un buen currículum si no hay presencia en la entidad, ni la popularidad sin blasones académicos. Si Oscar con todos sus lauros académicos específicos en materia de derechos humanos tuvo que pasar por un primer rechazo por parte de la XXVI Legislatura, no sé qué decir del destino que les depara a varios de los 20 apuntados para sucederlo. Por decirlo en lenguaje beisbolero, creo que ni siquiera deben llegar a primera base.
Salvo algunas destacadísimas excepciones –como la de Rocío Victoria Flores, la mejor catedrática del Derecho en Nayarit- a la mayor parte de esta veintena los mueve, lamentablemente, un ánimo chambista.
DE BUENA FUENTE: Uno de los pocos expertos mexicanos en seguridad pública, Pedro Peñaloza, comentó ayer algunos datos que deben ser preocupación de quien aspire a dirigir la CEDH a partir del 13 de diciembre. Nayarit ocupa el segundo lugar nacional en sobrecupo de los centros penitenciarios del país con un 92 por ciento, solo abajo de Baja California.
Tema este, por cierto, en el que hay que aplaudir la reciente y moderna reforma en materia penal concebida por el gobernador Ney González que establecen un sistema de sustitución de penas para los delitos que no son graves, medida –aprobada por unanimidad en el Congreso- que permitirá despresurizar el CERESO local, sobre todo, beneficiando a los reos pobres.
Nos leemos el lunes.
Hay veinte abogados inscritos ante el Congreso del estado buscando suceder en el cargo a Oscar Herrera en la Presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH). He recibido comentarios diversos sobre sus legítimas aseveraciones. “A varios ni los conozco” me dicen algunos periodistas nayaritas de toda la vida, como Antonio Tello, quien ayer al mediodía anunció al aire los nombres de los aspirantes. Coincido. Algunos de los nombrados por él son perfectos desconocidos. Y miren que llevo más de 30 años leyendo cuando menos dos o tres periódicos cotidianamente, y además, viviendo en Tepic desde que nací.
La que me dejó helado fue la aseveración de una persona conocida que se refirió a uno de los inscritos en particular: “A mi me tocó tomarle su declaración preparatoria”. ¡Gulp! ¿Verdad que es de preocuparse un perfil así?
Fernanda Arciniega, nayarita egresada del ITAM –brillantísima licenciada en Derecho-, me facilitó un estudio que sintetiza la importancia del perfil del titular de una institución de este tipo: “La fuerza que deben tener las recomendaciones está basada en el respeto que le merezca a la sociedad la institución garante por sus actuaciones de alto nivel técnico y profesional, por el prestigio que tenga el organismo, ganado por el desempeño impecable de sus directivos, por la excelencia formal y de fondo de las propias recomendaciones y por su dedicación constante e intransigente a la defensa de los derechos humanos”.
Conozco a Oscar Herrera desde hace 20 años. Nos unió el gusto por la música y la literatura. A la fecha ambos conservamos discos y libros propiedad del otro. Recuerdo la época en la que –apoyado por el Gobernador Celso Delgado- acudió al primer diplomado en Derechos Humanos organizado por la UNAM. Su tesis de licenciatura versó sobre la materia. Aún así, con su impecable perfil y su innegable arraigo, tuvo que esperar una segunda oportunidad para llegar a la Presidencia de la CEDH, hasta el 2003.
Para este tipo de cargos no hay escalafón que valga. No vale un buen currículum si no hay presencia en la entidad, ni la popularidad sin blasones académicos. Si Oscar con todos sus lauros académicos específicos en materia de derechos humanos tuvo que pasar por un primer rechazo por parte de la XXVI Legislatura, no sé qué decir del destino que les depara a varios de los 20 apuntados para sucederlo. Por decirlo en lenguaje beisbolero, creo que ni siquiera deben llegar a primera base.
Salvo algunas destacadísimas excepciones –como la de Rocío Victoria Flores, la mejor catedrática del Derecho en Nayarit- a la mayor parte de esta veintena los mueve, lamentablemente, un ánimo chambista.
DE BUENA FUENTE: Uno de los pocos expertos mexicanos en seguridad pública, Pedro Peñaloza, comentó ayer algunos datos que deben ser preocupación de quien aspire a dirigir la CEDH a partir del 13 de diciembre. Nayarit ocupa el segundo lugar nacional en sobrecupo de los centros penitenciarios del país con un 92 por ciento, solo abajo de Baja California.
Tema este, por cierto, en el que hay que aplaudir la reciente y moderna reforma en materia penal concebida por el gobernador Ney González que establecen un sistema de sustitución de penas para los delitos que no son graves, medida –aprobada por unanimidad en el Congreso- que permitirá despresurizar el CERESO local, sobre todo, beneficiando a los reos pobres.
Nos leemos el lunes.