- De risa las precampañas poco profesionales de varios funcionarios
- No
pintan en encuestas, pero hacen activismo como los “favoritos”
- Por
salud política, es dable hacer una limpia en la sobrepoblación de aspirantes
No son buenas las señales
para el ciudadano cuando ve que el furor por la política lleva a no pocos
servidores públicos a entregarse de lleno a la gestión social y a la autopromoción,
con el fin de ser considerados en las candidaturas del PRI en el 2014.
Cada semana nos encontramos
con eslóganes nuevos –algunos la mar de ridículos-, logotipos increíbles
(cincelados desde el más bizarro empirismo), brigadas de inocentes voluntarios
entregando volantes y, sus majestades, los políticos en fase embrionaria que imitan
a sus arquetipos penosamente, causando hilaridad a los electores.
Apenas ayer me enteré de un
par de nuevos aspirantes a figurar en las boletas de las elecciones
intermedias. Pregunté por uno de ellos, quien sueña con ser alcalde, a mi
encuestador de cabecera, Jorge Aníbal
Montenegro: “Prácticamente no existe”, me ilustra. “Debe traer el
termostato descompuesto, pues ocuparía remontar decenas de puntos de diferencia
nomás en el rubro de conocimiento del nombre”.
Todo sexenio trae aparejada
esa epidemia: la “candidatitis”. Y cada vez se expresa en forma más grotesca.
Muchos funcionarios menores totalmente desconocidos en sus municipios,
distritos y demarcaciones, se dedican con frenesí a recorrer calles para
obsequiar bisutería, regalar juguetes a niños carenciados y -¡adivinaron!-
entregar un clavel rojo el próximo 10 de mayo.
Por un mero aspecto de
gestión de imagen, las corrientes políticas a las que pertenecen estos bisoños
debutantes deberían conminarlos a actuar con mesura y cordura.
Seguramente los expertos Jorge Enrique González, Rafael Vargas
Pasaye, Gisela Rubach o Xavier
Domínguez tienen hoy en Nayarit una fuente inagotable de ejemplos de todo
lo que nó debe hacerse en marketing político. De risa algunos eslóganes.
El nayarita común y
corriente se asusta de pensar que de pronto se pudieran alinear los planetas y
resulte que uno de esos querubines resulte nominados y, peor cosa, ganador de
su elección.
Y los resquemores de muchos
tienen que ver con el temor a lo desconocido. Son figuras de microondas,
con un sentido del oportunismo que envidiarían Enrique Borja y Rosario
Robles, pero con una oquedad impresionante. El único dato evidente que se
decodifica en su aparatoso activismo es que en alguna ocasión tuvieron la
suerte de tomarse una foto con el gobernador Roberto Sandoval, y con esa imagen juegan para proyectarse como los
“favoritos” en sus respectivas regiones.
En no pocos municipios se
está gestando de manera natural un movimiento de “Todos Unidos Contra…” cada
uno de estos novatos que han llegado a polarizar el ambiente político. Y la
verdad es que muchos de ellos quedarán en el camino de aquí al 6 de julio del
2013, sin un saldo positivo en el recuento de los daños; más bien, dejarán
muchas heridas cuya factura la pagará la corriente política a la que
pertenecen.
Me queda claro que varios
de estos curiosos ejemplos de calenturientos querendones se lanzaron al ruedo
solos. Bien valdría la pena que en un frío análisis costo-beneficio el profe Juan Carlos Ríos Lara, más que en su
calidad de líder del PRI en su rol como operador político del sandovalismo,
tuvieran a bien invitar a varios a retirarse anticipadamente de una
contienda que difícilmente van a ganar.
DE BUENA FUENTE: El silencio en redes sociales es
suicidio. Hacen mal varios personajes cercanos al régimen –como el presidente Juan Carlos Ríos Lara o el diputado
federal Roy Gómez- en no aclarar
dudas o rumores que se les plantean directamente en redes sociales en relación
a los famosos COPADES.
La última
duda no satisfecha por ambos fue la relativa a si esta estructura que aglutina
a los simpatizantes de la corriente “Fuerza Nayarita” tenía o no un himno.
Nadie pudo aclarar el dato. Y ante la falta de certeza o de información crece
el rumor con una alta dosis de morbo, pues el hecho de que en las reuniones de
estos organismos de reciente creación se entonce dicho himno, los pintaría como
un grupo para-religioso o de plano de fanáticos radicales, lo cuál
–ciertamente- no conviene para consolidar la imagen de estos comités.
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