Dedicada a los repartidores de despensas
Me parece que fue el economista Jorge
Aníbal Montenegro el primero en socializar a nivel local los datos del
Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU referidos a Nayarit. Este índice
mide salud, educación e ingreso. En 2005 la medición ponía al municipio de El
Nayar en el mismo nivel que Zimbabwe, uno de los 26 países con más bajo IDH en
el mundo.
Las cifras ahí han estado desde entonces, perdidas en el mar de
estadística oficial con la que planea acciones la burocracia. Fue hasta que los
camaradas de la ONU nos dijeron que varios miles de nayaritas vivían en las
mismas condiciones que los africanos de tierras subsaharianas cuando nos
asustamos –e indignamos- todos.
El Reloj de la Desnutrición en México es una herramienta en línea
producida por médicos y técnicos del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y
desnutrición “Salvador Zubirán”. Según esta herramienta hasta el 30 de abril de
2010 se registraron un total de 2,303 niños menores de 5 años de edad en
nuestro estado que padecen desnutrición debido a las condiciones de pobreza. Más
de la mitad de ellos (1,215 indignantes casos) se encuentran –adivinó
usted- en El Nayar.
79 CASOS DE MUERTE POR DESNUTRICIÓN AL AÑO
En general, la desigualdad social que enfrentan los indígenas nayaritas es
11 veces más profunda que la de cualquier otro grupo social. Según la ONU, su ingreso
es 17 veces menor al de los capitalinos y 90% no tiene acceso a
educación, salud, seguridad social, vivienda ni a servicios básicos.
Otra agencia gubernamental, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval) en el año 2010, determinó que 91.6% de los
habitantes de El Nayar eran pobres, con la circunstancia adicional de que 61.6%
de su población vivía en pobreza extrema.
El CEIDAS (Centro de Estudios e Investigación en
Desarrollo y Asistencia Social, A.C.) publicó el 7 de febrero un amplio
reportaje en Excelsior sobre la
hambruna en México. Con base en datos oficiales y –sobre todo- por las
condiciones de vida en la sierra, entre 2006 y 2010 murieron por desnutrición
393 nayaritas, un promedio de 79 al año.
Ahora
que las redes sociales retratan bodegas y vehículos repletos de despensas,
quiero pensar que el altruismo de los líderes políticos y candidatos llegará a
donde debe llegar, y que esos alimentos –la diferencia entre vivir o morir- se
dispersarán allá a las montañas de El Nayar, donde los niños siguen muriendo de
hambre como en la Francia prerrevolucionaria que retrató magistralmente Víctor
Hugo en “Los Miserables”.
Allá
en la sierra esas despensas salvarían vidas de muchos niños. Acá en la ciudad
la verdad no sé que fin persigan.
DE BUENA FUENTE: Más allá de la existencia
o nó de denuncias formales, el contralor Roy
Rubio deberá estar atento a los casos que se socializan en las redes
sociales. En muchas de las gráficas o videos se presume la existencia de
conductas incorrectas por parte de servidores públicos. Le haría mucho bien a
la imagen gubernamental que se abrieran algunas investigaciones de oficio.
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