jueves, 18 de diciembre de 2008

Ahora, la pausa reflexiva

Muchas razones tenía el gobernador Ney González para mostrarse satisfecho ayer. Su administración ha obtenido logros que legitiman, validados por instituciones públicas y privadas nacionales, en materia de salud; de captación de inversión turística; de crecimiento económico; de competitividad; de desregulación. Dejamos de ser el cabús del desarrollo nacional que bien describía Rigoberto Ochoa, y en muchos rubros Nayarit avanzó considerablemente.
Hace bien Ney en estar atento al lugar que nuestro estado ocupa en indicadores y estadísticas. Gran parte de sus decisiones han tomado como referente los rezagos y retos documentados.
Todas las políticas públicas orientadas a captar inversiones han tenido una especial relevancia. Ya quedó lejos aquel Nayarit en el que el poder de los sindicatos ahuyentaba a los empresarios. Y Ney, lejos de delegar ese rol, personalmente ha encabezado las misiones de promotoría. Propios y extraños reconocen que es un excelente vendedor de las bondades de nuestra entidad.
A nivel simbólico, el Tercer Informe tiene una relevancia especial. Se presenta a la mitad del camino. Es pausa para revisar, para corregir.
Por ello conviene preguntarse, ¿los logros y reconocimientos fueron cosechados por todas las áreas? ¿Trabaja el gabinete de Ney de forma homogénea? ¿Hay arritmias entre sus Secretarios?
¿ES HORA DE RENOVAR PARTE DEL GABINETE?
Ayer por la mañana nos desayunamos con la confirmación de una fractura en la relación institucional entre Poderes, por la inconformidad de los Magistrados del Tribunal Superior de Justicia con el contenido de una reforma penal que –ahora entendemos- fue insuficientemente cabildeada. Una crisis evitable, sin duda. Alguien, en Palacio, no hizo la parte que le correspondía.
Y después del mediodía, una lluvia –una tempestad- de mensajes y llamadas telefónicas reavivó la percepción de un clima de inseguridad, con la eficaz diseminación de la noticia del asesinato de un desarmado Julio César Jiménez Arcadia. El taponamiento de calles en los alrededores de la Loma (¿para encontrar pistas de los ejecutores?) sumó un caos vial al escenario de alarma que se iba gestando vía telecomunicaciones e Internet, en momentos en que Ney leía las 72 páginas del resumen de su Informe.
El dato funesto llegó pronto al recinto ferial provocando la estampida del Procurador Héctor Béjar y mandos policiales. Para efectos internos e inmediatos, el equipo cercano del Ejecutivo debió procesar el hecho de sangre atendiendo a criterios de semiótica –decodificarlo como mensaje-, y no como una infeliz coincidencia de fecha y hora con el III Informe. Pero aparentemente no enteraron del suceso a quién deberían. Como que se fueron con la lógica simplista, me parece, de no ser aguafiestas.
Se perdió una oportunidad de aprovechar la audiencia mayúscula para enfatizar un llamamiento a la calma, sobre todo aprovechando la gran habilidad de Ney para reaccionar adecuadamente a los cambios del entorno, y su dominio de los medios electrónicos. Es decir, el control de daños pudo haber iniciado durante el momento mismo de la lectura del III Informe, máxime el énfasis publicitario previo que nos motivó a muchos a sintonizar radio y TV. Pero los hubieran no existen…
Estos dos hechos me hicieron confirmar mi veredicto tras 39 meses del sexenio. Si bien es cierto que los Ney y los "técnicos" de su gabinete han dado excelentes resultados avalados externamente, en contrapartida, los aspectos de seguridad pública y política interna presentan insuficiencias que ayer quedaron evidenciadas.
Si el gobernador hace una pausa reflexiva, podrá detectar esa clara debilidad. Los perfiles de algunos de sus colaboradores sirven para resolver lo cotidiano; pero no alcanza para resolver encrucijadas de más envergadura. Las fortalezas de su sexenio son muchas, la verdad, pero una parte de su staff no da para más, o está empeñada en demostrar, por la vía de hechos, la plena vigencia del Principio de Peter.
DE BUENA FUENTE: Empleados de la Secretaría de Salud se preguntan si será la empresa Lomedic S.A. la encargada de operar las máquinas dispensadoras de medicamentos.
Recientemente el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, ni más ni menos, acusó a dicha compañía –propiedad de Carlos Lomelí- de ser parte del cártel de los hermanos Amezcua Contreras, acusados de producir y traficar con metanfetaminas. Lomedic es proveedora de medicinas de las Secretarías de Salud de Nayarit, Colima, Jalisco, Aguascalientes y el DF.