ENTREVISTA
- Charla sin restricciones: su
viudez repentina, el secuestro de su padre y su paso por Oceánica
- De 41 años de edad, se inició
en la política universitaria, luego en el PT y ahora es del PAN
- Es el único candidato a
diputado federal en el distrito 2 con experiencia legislativa
- Sobre su contrincante Roy Gómez: “Es buen tipo, pero la gente no está para experimentos”
Por Enrique Hernández
Quintero / Exclusiva Meridiano
Sábado al
mediodía. Se reporta conmigo Ángel Castro, candidato a diputado federal. Le
comento que deseo entrevistarlo, cuando su agenda lo permita. Se pone de modo y
me dice que cuando yo guste, “incluso ahorita”. Veinte minutos después ya
estábamos apagando la sed con coca colas y hielo en una mesa apartada en el
hotel Bugamvillas.
Tepicense
de toda la vida, proviene de familias ligadas al trabajo. Por vía paterna en el
negocio de los materiales de construcción y por el lado materno en la actividad
farmacéutica. Tiene 41 años, es contador público egresado de la UAN y tiene una
maestría en administración pública en la Universidad Anáhuac.
Antes de
empezar nuestro diálogo atiende una última llamada con su hijo de igual nombre.
Negocian. Él quiere ir al cine, el papá propone ver las luchas, típico diálogo
familiar. Le indica que le pedirá a su hermano –“el tío Pepe”- que lo lleve a
comer. Acuerdan llamarse en la tarde y se despiden cariñosamente.
HOMBRE DE
TRABAJO, COMO SUS ANCESTROS
Recordamos,
de entrada, la época en que nos conocimos, ambos estudiantes universitarios.
Era vicepresidente de la Facultad de Comercio y Administración. “Nos tocó vivir
la transición de la actividad porril a la vida académica que hoy se tiene, que
se ve reflejada en un nuevo modelo de estudiantado. Busqué la presidencia de la
sociedad de alumnos, no lo logré, lo que sí pude fue ser concejal general
universitario y ser vicepresidente de la FEUAN, cargo que dejé al egresar”,
rememora.
Se define
como hombre de trabajo, al igual que sus ancestros. “A mi me enseñaron que para
saber mandar hay que saber hacer las cosas; yo recuerdo que en segundo de
secundaria reprobé matemáticas y me mandaron a examen extraordinario, lo pasé y
pensé que iba a poderme ir de vacaciones con la familia, y pues no, ese verano me
quedé en el negocio de mi papá, Vigueta y Fierro del Nayar. Aprendí la lección,
jamás volví a reprobar materia alguna”. Comenta que en esos días jugaba
competencias con los trabajadores a ver quién cargaba más, y ellos le enseñaron
-sin que su papá supiera- a manejar tractocamiones y montacargas.
A lo largo
de la charla comenta varias lecciones de vida que ha recibido de su padre.
Sonríe al narrarme la forma en que deja la empresa familiar y forma una nueva,
a los 24 años, tras una vagancia y una posterior diferencia con su progenitor por
escaparse sin permiso a ver el partido de México contra Bulgaria en Estados
Unidos. “Fui a recibir a la que después sería madre de mis hijos que venía de
un viaje de estudios de Japón; ni los padres de ella ni los míos supieron”.
Prosigue:
“Abrí sin nada, un negocio propio con una marca nueva, Cementos Moctezuma, fui
el primero en introducir ese producto aquí, nos fue muy bien. Esto me permitió hacer
amigos dentro del sector gubernamental, entre ellos Félix Torres, quien me dio
la oportunidad de trabajar con él, y siempre me ayudó, a que por ejemplo los
pagos fueran puntuales. Y después en 96 empecé en política ayudándole en su
campaña (para alcalde de Tepic), pues soy muy leal”.
ES PADRE Y
MADRE DESDE HACE 9 AÑOS
Relata
sobre su vida personal: “El 12 de julio de 1997, después de 6 años de noviazgo
me casé con Claudia Fabiola Navarro Ramos, no tuvimos hijos hasta el 25 de
abril del 2000 en que nace mi hijo Ángel Rafael, y después en 2002, nace mi
hija Daniela, el 13 de noviembre, y mi esposa Claudia muere el 6 de agosto del
2003, dejándome a Angelito de 3 años y a mi niña de 8 meses”.
“Claudia
murió de muerte súbita por un aneurisma cerebral, a mi ese día me llamó por
teléfono para decirme que iba a comer con mi prima Rosa a los mariscos Royers
de la Allende, y me preguntó que si quería algo, ella casi siempre me llevaba a
comer al negocio, y me llevó documentos sobre el pago de impuestos, era
contadora del Tec de Monterrey, y le pide un trabajador Pedro Dionisio
Olivares, que me consiga una cuchara, y cuando regresa él corre y me dice
‘Ángel, tu señora se cayó’ y mi esposa estaba en su carro, un Ford Sable, con
medio cuerpo dentro del carro, y la levanto y todavía me alcanzó a contestar ‘Ángel,
mis hijos’, y yo en ese momento me dí cuenta de que no veía, había quedado
ciega ya, y la llevé al escritorio para tratar de reanimarla, y nos fuimos a la
clínica del IMSS al lado del Club Río Ingenio, y llegó toda la familia, y salió
el doctor y me dice que ya había fallecido”, cuenta con los ojos llorosos. No
pregunto nada, él sigue narrando ese difícil episodio.
Tras la
autopsia –que reveló la ruptura de la arteria media del cerebro como causa del
deceso- vino el difícil momento de explicarle a su hijo lo sucedido. “En esos
días tuve que ser fuerte por ellos, no estaba como en este momento me ves (las
lágrimas le escurren por las mejillas), no lloré, estuve hasta el crematorio
con un hermano de Claudia, y desde entonces soy padre y madre, con la ayuda de
ambas familias, la de ella y la mía”.
“ME ALEJÉ
DE DIÓS”
Debilitado
emocionalmente, decide seguir en la política tras su repentina viudez. Ya había
tenido su primera experiencia como candidato un año antes, en 2002, cuando
buscó ser diputado local por el PT en el primer distrito con Manuel Cota del
PRI como rival. “Con más razón decidí mantenerme en la política, yo estaba
alejado de Dios porque yo no entendía por qué había pasado lo de Claudia”,
contextualiza.
Por esos
días sufre un nuevo descalabro cuando por problemas legales con la empresa
Cemex que no quiso esperar a que se resolviera legalmente el intestado de
Claudia su esposa, es detenido y trasladado al CERESO, por un adeudo de unos 600
mil pesos.
“Ahora con
la guerra sucia de la campaña han sacado por ahí una ficha signalética, y les
digo, sí es cierto, Cemex me metió al bote, yo les decía que había bienes y
capital suficientes para pagarles, pero repito, un intestado no se resuelve en
2 meses, y entré y salí el mismo día al CERESO, pero eso me sirvió para
entender perfectamente otro aspecto de la vida que llevan los internos ahí
dentro”. Nuevamente el apoyo paterno se hizo presente esa ocasión.
“Yo creo
que muy pocos se caerían y levantarían tantas veces como yo”, suelta con
serenidad, sintetizando lo que experimentó en esos meses difíciles, hace casi
una década.
POR FIN,
DIPUTADO EN 2008
El mesero
resurte hielos y refrescos. Atento, el candidato me insiste en que pida algo
más. Sugiere un plato de quesos y carnes frías. Accedo. Hacemos una pausa para
dejar que un empleado del hotel termine un trabajo con su taladro de muchos
decibeles, y él aprovecha para rehacer la agenda sabatina. Queda con sus
colaboradores de verse más tarde en su cuartel.
En 2008 fue
candidato otra vez del PT por el distrito 12, y por el nivel de votación obtenido,
pudo llegar a la 29 Legislatura como diputado de representación proporcional. Dice
que la gente –ahora en campaña- le reconoce su actuación como diputado,
sobre todo por estar en contra de las autorizaciones de contratación de deuda
pública solicitadas por el entonces gobernador Ney González, y por su oposición
a que se llevara a cabo la Feria de la Mexicanidad 2009 debido a la
inseguridad.
Me dice que
mantuvo muy buena relación con sus compañeros, y en especial con Roberto Lomelí
del PRI -¿Y quién no?, pienso-, y con los legisladores de la corriente
magisterial como Rigoberto Ríos, Pancho Lizárraga y Toño Carrillo.
Se compara
con Roy Gómez –de quien tiene buena opinión, pues le trató temas de gestión
social-, pero cree que el PRI no lo fogueó lo suficiente, “y la verdad le
debieron haber dado un poco de más oportunidades para proyectarse y poder aspirar
a un cargo de este tipo. Es buen tipo, pero creo que la gente no está como para
experimentos. La situación en Nayarit es crítica, la gente no tiene dinero en
sus bolsillos”.
Respecto de
algunas de sus propuestas, resalta la de homologar los salarios de los policías
de Nayarit con los del resto del país, “no es posible que tengas clasificado
por zonas, el riesgo es el mismo, ¿o qué las balas son diferentes, las de Nuevo
León o del DF a las de nuestro estado?”.
INGRESÓ A
OCEÁNICA EL AÑO PASADO
El tema de
seguridad le preocupa; pese a que parece que ha mejorado, para él sigue siendo
una alta prioridad. Le pregunto por el secuestro reciente de su padre. Un tema
lleva a otro que yo –y muchos- desconocíamos. “Cuando secuestran a mi papá, yo
no estaba aquí. Desde que mi esposa murió, y no es justificación, empecé a
tomar más. Yo siempre fui bebedor social. Cuando terminé mi gestión en el
Congreso tomé la decisión de dejar el alcohol, pues en mi familia hay
antecedentes de diabetes, de problemas renales y de hígado. Me interné a una
rehabilitación en Oceánica, y ahí conocí a gente que ha sufrido más que uno,
estuve 35 días. Yo jamás he consumido drogas y a las pruebas me remito, alcohol
sí; hice el tratamiento hasta que se vio interrumpido el 12 de octubre que
secuestraron a mi papá”.
Me explica
detalles del cautiverio de don Ángel que decido no publicar, y también del
contacto que tuvo con el gobernador Roberto Sandoval por ésta causa.
15 días
después de la liberación de su padre (que estuvo internado por una infección),
regresa a Oceánica y el 23 de noviembre concluye su período en la clínica. -¿Y
ya no has probado nada desde entonces?- inquiero. “Ni una gota”, responde
tajante al tiempo de pedir otro refresco para ambos, la tercera coca cola en
las rocas de ese caluroso mediodía de confesiones.