miércoles, 11 de mayo de 2011

Ney y su encricujada: ¿Pelear o conciliar?

Vía medios y redes sociales, circula la opinión menos aconsejable en momentos de crisis (o pre crisis); la que tiende a minimizar el daño y estigmatizar –muy al estilo de la Ola Roja- como “los malos”, a quienes disienten. Las declinaciones de Raúl Mejía, Gerardo Montenegro, Pablo Montoya y Julio Mondragón a las candidaturas en el PRI han sido festinadas estridentemente por los olarrojistas.

En contraste, hace 5 meses Consulta Mitosky dio a conocer su reporte ejecutivo de la evaluación que hizo sobre el gobierno de Ney González y 52.6 por ciento de los encuestados le califican bien el rubro de ser “tolerante con quienes lo critican”.

Hace poco más de 2 años, el grupo Nexos dio a conocer su primera encuesta nacional sobre la discordia y la concordia entre los mexicanos. Bien le convendría a quienes dirigen la estructura política afín a Ney -¿Filiberto Delgado acaso?-, entender cómo se procesan ciertas actitudes beligerantes en función de lo que creen y quieren los mexicanos.

El 62% de los mexicanos cree que cuando un político es conciliador gana liderazgo entre los miembros de su grupo. Sin embargo, en escala de cero a 10, los mexicanos califican con 4.6 a los políticos respecto a su “capacidad de dialogar, llegar a acuerdos y conciliar intereses”, y en cambio asignan un 8.0 y un 6.5 a la aptitud de la familia y los vecinos para practicar la concordia.

Y algo que parece explicar la actuación ortodoxa de los miembros de la Ola Roja es que según esta encuesta, el 33 por ciento de los entrevistados consideran que un político, al conciliar, traiciona sus convicciones.

LA CONTINUIDAD, A LA BAJA

Usando la clásica “zanahoria”, los operadores de esta corriente priísta han deslizado el argumento –otra vez las fáciles dicotomías- de que al irse “los viejos” se les dará oportunidad a los jóvenes. Esa tendencia a minimizar el daño causado, ahora la rebelión senatorial, ha sido una constante sexenal en cuanto caso de crítica, disenso o radicalización se presenta contra el régimen.

Algo que conviene saber también es que hoy cualquier actor político profesional no da un paso si no mirojea encuestas frescas. De tal suerte que lo que nos dijo Roy Campos el 14 de diciembre del 2010 (62.2% de los nayaritas apoyarían en un plebiscito la continuidad de Ney González en el gobierno) parece ya un dato desfasado, pues hasta la más conservadora de las mediciones recientes nos arroja cuando menos un 60% de apetito de alternancia entre los ciudadanos. Es decir, el deseo de continuidad andará en menos de los 40 puntos.

Como buen conocedor de los estudios de opinión, Ney sabe que son éstos, los resultados electorales en sus períodos de gobierno y la imagen en medios, los factores que determinan hoy el futuro de los políticos. A sus cercanos el actual gobernador ha dicho que el 20 de septiembre próximo él ya estará radicando en el DF. Por lo que necesitará gestionar el expediente de los senadores y el de la sucesión con destreza mayúscula. En alguien como él –será exgobernador ¡a los 49 años apenas!- le está vedado actuar como aparentemente lo sugieren los escleróticos consejeros de la Ola Roja.

Ney es conocido en círculos nacionales por su fama de tecnopolítico. Falta ahora que de aquí a septiembre opere de manera emergente para mostrar que sus criterios en política son igualmente modernos: que usa el diálogo, que escucha, que cumple y, sobre todo, que a veces cede…

Más allá del resultado electoral del 3 de julio, el cierre de sexenio requiere aplicar los códigos que aconsejó Ney a su gabinete a principios de año: “Recuperen a los amigos que han perdido”.

Se impone, pues, conciliar, quizá ya no para la agenda electoral (el tiempo se agotó), sí para la agenda transexenal.

DE BUENA FUENTE: Según el portal noticioso Eje Central, la calificación más alta que otorgan los nayaritas al gobierno de Ney González es al rubro de la promoción turística con 7.9 en escala de 0 a 10. Y la peor es a la lucha contra la delincuencia con un 4.2 apenas. El dato se obtuvo mediante 800 entrevistas telefónicas levantadas entre el 28 y 30 de abril a mayores de edad residentes en Nayarit.