Los televidentes defeños que quisieron enterarse en su monitor de los sucesos del 2 de octubre del 68 no pudieron. Al día siguiente del sangriento hecho, sintonizaron el popular matutino “Diario Nescafé” conducido por Jacobo Zabludovsky y tristemente vieron transcurrir el noticiero sin ninguna alusión a la matanza de Tlatelolco.
Ayer me sentí en esa época, sí, en pleno 2009, en Tepic. Leí dos ejemplares de la prensa escrita local, ediciones de lunes 6 y martes 7. En ninguna de sus notas encontré el resultado de la elección correspondiente al II distrito electoral federal del domingo pasado. Revisé con detenimiento. Fue una pesquisa lenta y detallada. Nada.
Me pareció increíble (kafkiano, fascista, de fábula) que ninguna de esas dos casas editoras hubiera informado a sus lectores sobre –quizá- la principal noticia del año: el triunfo de Martha Elena García del PRD sobre Jocelyn Fernández del PRI. Ni una foto, ni una sola línea comentando el resultado electoral de Tepic.
Ese tipo de actitudes son propias del pasado, de gente de ideas viejas. No son los únicos ejemplos de prácticas escleróticas vigentes en Nayarit.
Hace poco compartí una observación del periodista Carlos Loret de Mola acerca de la tendencia de algunos empresarios locales para constituir organismos paralelos a los gremios consolidados como COPARMEX o CANACINTRA con el fin de agradar al gobierno y neutralizar las tradicionales posturas críticas del empresariado. Sospecho que el Consejo Empresarial de Nayarit que preside Alfredo Madrigal es de este tipo, pues nunca le he visto un solo gesto que incomode al gobierno, y por el contrario, nos ha regalado muchas cartas abiertas y felicitaciones a las autoridades. Es el símil de un sindicato blanco, pero compuesto por hombres de empresa.
PROHIBIDO DECIR MALAS NOTICIAS
En ambos casos hay un común denominador. Tanto el “líder empresarial” como los diaristas buscan generar mundos felices, ambientes cómodos para la autoridad. Muchos sexenios tienen personajes palaciegos que gustan de operar primeras planas como las que comento o urdir gremios empresariales acríticos.
En el caso de la reciente elección, estos medios nunca tuvieron ojos para la campaña del PRD, claro, salvo para vaticinar su derrota gracias a un supuesto “repudio popular”.
Los buenos operadores políticos no crean enemigos y mucho menos los pretenden matar a periodicazos. Por el contrario, les abren a sus jefes agendas de diálogo con los adversarios. Aplican el famoso valor de la to-le-ran-cia.
Me consta que Ney González es un hombre tolerante. Incuso muchas veces comenta divertido algunas críticas. Ignoro si en su equipo hay quien trabaje para gestarle escenarios artificiales, en los que se decrete mediáticamente la inexistencia de sus enemigos políticos y en el que solo existan buenas noticias. Ojalá sean ocurrencias externas, de aliados espontáneos que creen hacer un bien al ser portavoces solo de buenas noticias, como Zabludovsky en la mañana triste del 3 de octubre de 1968.
Hoy, el resultado electoral impone –casi sin reflexión- la lógica de tender puentes desde Palacio. Ojalá sean otros los operadores quienes lo hagan.
DE BUENA FUENTE: Uno de los que si hicieron bien su tarea fue el senador Raúl Mejía. Vaya que operó fino –su especialidad- para conducir al PRI en los sonadísimos triunfos electorales en Jalisco.