viernes, 24 de febrero de 2012

Don Pepe y el extinto arte de las relaciones públicas


Esta semana recibí una llamada de un añejo lector. Nada especial, sólo para refrendarme algo que suele decirme cada vez que nos saludamos en persona; que le agradan mis reflexiones y el tipo de temas que abordo. Entiendo que le gustó especialmente mi columna sobre la medida que pondrá en marcha el alcalde de Tepic para recoger la basura orgánica e inorgánica de manera separada.
Él fue alcalde de Tepic hace muchos lustros. Entiende de formas, como todos los que crecieron políticamente en esa época. Fue colaborador de don Emilio M. González. Dirigió la Unidad de Prensa y Relaciones Públicas hace 30 años. Sí, hablo de don Pepe Hernández Guillén.
En contraste, muchos de los nuevos políticos son torpes o ajenos a los códigos tradicionales en el mundo público, sí, esos códigos a los que ayer aludió Jorge Aníbal Montenegro en redes sociales para cuestionar la rusticidad con que se manejan los “defensores” de Ney González.
Don Pepe es un hombre detallista. Lo mejor del caso es que ¡no tiene necesidad de hacerlo! Dedicado a sus negocios, jubilado de la política, nos demuestra que para hacer amigos no es necesario un cargo público o una aspiración electoral.

HACER AMIGOS, ABRIR PUERTAS. 
Son contados los personajes locales que tienen el tino de hacer buenos ejercicios de relaciones públicas gubernamentales (RPG). Ana Vásquez Colmenares, una de la expertas en marketing político, en diversas ocasiones, invitada por Ney González, por cierto, ponderó las grandes ventajas que tiene para la autoridad hacer un correcto ejercicio de las RPG –término acuñado por Manuel Alonso-.
Alguna vez le dije al actual gobernador que su mejor publirrelacionista se llamaba Pablo Sandoval, su hermano, quien en campaña tuvo tiempo y tacto para mantener puentes de diálogo con aliados y, sobre todo, para neutralizar lo mejor posible a algunos críticos.
En las estructuras partidistas o gubernamentales los ejercicios de este tipo son casuísticos, dependen de la formación particular del líder o funcionario, como Gianni Ramírez, por ejemplo, el titular de Obras Públicas que es diestro en estos menesteres. Es decir, no es una actividad institucionalizada. Error.

NOVATOS, EN TODO
Justo ayer, cuando batallaba por encuadrar el tema de esa columna, recordé que un amigo periodista propuso hace tiempo en Facebook una iniciativa para dejar de llamarles “amigos” a políticos y funcionarios. “Creen que con sobarte el lomo ya la hicieron, y que eso les da derecho a reclamarte algo cuando quieras. Somos amigos cuando te ocupan, pero cuando los ocupas son servidores públicos celosos de su deber”, me explicó.
Su queja es creíble. Una gran cantidad de personajes públicos en el Nayarit de hoy no recorrieron el escalafón tradicional, que servía para que aprendieran reglas escritas y no escritas. La meritocracia, como le llama Porfirio Muñoz Ledo. De ahí que su actuación sea desabrida, les falta tacto, son burdos. Quizá sean eficientes en sus labores oficiales, pero el crecimiento que usualmente iba aparejado con la función gubernamental no lo vemos. Por ello les auguro un futuro incierto en la política. Se acabará el sexenio y su red de amigos no crecerá.
En cambio, da gusto ver que gente con don Pepe Hernández Guillén, repito, sin necesidad de hacerlo, siga cultivando con maestría su oficio de publirrelacionista pese a que desde hace décadas está alejado de los reflectores.

DE BUENA FUENTE: Reapareció Ney González en redes sociales para –de manera elegante- mandarle un afectuoso reclamo al diputado Alejandro Galván quien, sin venir al caso, puso al exmandatario en el centro del debate mediático y, por supuesto, en las candentes redes sociales.
Justo cuando Ney requiere que no le hagan olas, Galván lo saca a escena con argumentos que sólo pueden entender como una provocación. Obvio, hubo reacciones.
Y justo ayer se socializaron –en trascendidos, como debe ser- los nombres de quienes podrían encabezar las listas de representación proporcional para llegar al Senado o a la Cámara de Diputados. El fin de estas filtraciones es medir reacciones y mantener o modificar esas propuestas. Evidentemente que Ney espera estar entre ese club de privilegiados, y andar en medio de escándalos no abona a este fin; de hecho, cada nota negativa nueva es un argumento para ser usado por los contrincantes de Ney en las oficinas de Pedro Joaquín Coldwell y de Enrique Peña Nieto en esta carrera donde se vale de todo.

Twitter: @ehq