· En septiembre la participación ciudadana será una
realidad en Nayarit
· Recientemente las posturas de la autoridad han sido
reprobadas en redes sociales
· La gestión de presencia gubernamental en la web 2.0 es
muy deficiente
· La legislación en desarrollo urbano en Nayarit: zona
de desastre
A más tardar en un par de
meses estarán publicados los reglamentos de la Ley de Participación Ciudadana
que permitirán que la sociedad ejerza acciones para validar o reprobar
decisiones de la autoridad tanto en materia de nuevas leyes o reformas a
ordenamientos vigentes como en proyectos de obras públicas o decisiones que
impliquen ejercer el gasto público.
Las autoridades obligadas
por la Ley podrán ver limitado su libre albedrío a la hora de firmar
iniciativas de ley o decreto, o al momento de decidir alguna obra.
Pueden darse dos supuestos
muy interesantes de septiembre en delante: que la presión social obligue
–por razones de imagen pública- a las autoridades a promover un referéndum o un
plebiscito. O que la sociedad se organice, recabe firmas (la ley exige un 5% de
voluntades a favor de quienes integran la lista nominal de electores de una
demarcación determinada) y exija a sus gobernantes someter a consulta
alguna determinación.
REDES SOCIALES:
UNANIMIDADES Y MAYORÍAS INCÓMODAS
Lo cierto es que los casos
recientes (Parque de la Dignidad, Lienzo Charro-Centro de Convenciones) mueven
a reflexionar sobre las fortalezas institucionales para inducir un
resultado pretendido, en caso de una consulta popular.
Para nadie es desconocido
que las redes sociales juegan un papel muy importante en influir en la
opinión pública y diversos sucesos recientes muestran que ninguna autoridad
tiene condiciones óptimas en esta materia.
Al no estar
profesionalizada la gestión de la imagen gubernamental en redes sociales,
muchos de los operadores oficiosos –quienes actúan con códigos de lealtad
política, pero con empirismo descomunal en menesteres 2.0- suelen provocar
indeseados efectos boomerang
en no pocos asuntos.
Valdría la pena que
alcaldes, diputados y funcionarios revisen los ejemplos cercanos de casos de
éxito para operar redes sociales, como la Oficina de Visitantes y Convenciones
que bien lleva Marc Murphy.
La Ley de Participación
Ciudadana, con todos sus defectos de diseño, puede constituir una herramienta
popular para reñir con la autoridad; es decir, que las unanimidades y
claras mayorías que hoy vemos muchos en los debates en redes sociales se
reflejen pronto en consultas populares.
DE BUENA FUENTE: La desgracia del arroyo El Indio en Xalisco mostró las terribles
debilidades que en materia de desarrollo urbano afectan a la entidad. La
legislación vigente es letra muerta desde hace mucho tiempo y no pocas veces
los trámites burocráticos se dificultan deliberadamente por parte de las
autoridades para obligar a los desarrolladores a entrar en una fase de
componendas al margen de la ley.
Lo cierto es que así como
en la legislación del crecimiento urbano, en otras materias reguladas por el
gobierno, existe un terrible déficit de reglamentos que convierten en letra
muerta muchas leyes vigentes.
De cara al centenario de
Nayarit sería bueno que tanto el Poder Ejecutivo como el Congreso del Estado se
fijen la meta descomunal de enmendar estas lagunas legales.
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