lunes, 29 de junio de 2009

¿Qué lectura darle al voto nulo en Nayarit?

Domingo de café. Releo a Ernesto Acero, “no hay clase política”. Examino la propuesta en Facebook del compostelense Fernando González Díaz: “El futuro de Nayarit clama por la renovación generacional”. Y recuerdo un dato no procesado óptimamente; en 2008 la mitad de los Ayuntamientos fueron entregados, por la vía electoral, a partidos distintos del que gobernaba.
No hay que hacer un análisis profundo para entender que han quedado a deber los sucesores de los políticos tradicionales en Nayarit. Hace poco comenté el caso emblemático del diputado local priista Ricardo Becerra. Un completo desconocido, quien ni siquiera ha hecho un mínimo esfuerzo legitimador tras casi un año de llegar al codiciado cargo. Como él saltan los otros casos, de regidores peleados con el concepto de la cultura de la legalidad, de alcaldes tan grises como la mañana y tarde dominical, de neo funcionarios(as) que exhiben en la vitrina sus perfiles míseros.
En Nayarit hay antivalores en plena vigencia dentro de la actividad política. Las virtudes son divisa de una minoría. No ha habido procesos formativos en la mayoría de los hombres y mujeres en actividad pública. Se ha privilegiado el distorsionado concepto de la “lealtad” en la variante del “tramoyismo”, es decir, que la participación activa en las campañas es el criterio definitorio para ingresar a la nómina gubernamental o protagonizar en la vida partidista.
El camino meritocrático que recorrieron unos cuantos (Ney González, Raúl Mejía, Gerardo Montenegro) para saltar del escalón “Z” al “A” en muchos años, hoy casi lo igualan muchos por la vía del “fast track”, modificando la percepción de que la política es una carrera de resistencia, no de velocidad.
Las cúpulas de todos los partidos, el PRI incluido, deben reconocer sus pifias endogámicas. Han abusado de los beneficios en el reparto de candidaturas y de posiciones administrativas.

EL VOTO ESCOBA, PARA BARRER VICIOS
Si de algo va a servir el voto en blanco (o “voto escoba” como bien lo bautizó Jaime Sánchez Susarrey en un espléndido artículo en Reforma) será para promover la reflexión de quienes mandan en la política en Nayarit y en todo el país. Ricardo Monreal calcula que los partidarios del voto nulo podrán constituirse en la cuarta fuerza política del país, tras el PAN, PRI Y PRD.
Según mediciones recientes, los anulistas podrían sumar un 15 por ciento de los votantes. Esto es, que muchos chiqui-partidos podrían no llegar a tener acceso a la representación proporcional. La diputación federal del PANAL para Cora Cecilia Pinedo, por ejemplo, estaría en veremos, sobre todo porque está en el cuarto lugar de la lista correspondiente a esta circunscripción. En realidad, todas las curules de representación proporcional de los partidos bonsái (PT, PANAL, Partido Verde y Convergencia) están en riesgo. Todas.
Apenas en Mayo el número de simpatizantes con el voto nulo se calculaba en un 10 por ciento de los votantes probables. Estamos en presencia de un fenómeno reciente pero en ascenso.
Ya el martes pasado el Senado de la República se sentó a deliberar formalmente el fenómeno carismático de la anulación del voto. Mal harían en ignorar dicho movimiento o en darle un tratamiento de indiferencia como los han hecho algunos líderes locales.
Existen pues, funcionarios que no debieran serlo, diputados salidos del anonimato, alcaldes sin idea de lo que es la gestión municipal, regidores que creen que su labor es decir siempre “sí señor presidente” y líderes partidistas que debieron jubilarse desde el arribo de la alternancia a Nayarit.
Ayer me preguntaba un operador de una candidata si el voto nulo irrumpiría en la realidad de nuestra aldea. Yo espero que por el bien de nosotros, ciudadanos y autoridades, los anulistas sean tantos como en la prospectiva demoscópica nacional se vislumbran.

DE BUENA FUENTE: Extrañados se encuentran varios distinguidos militantes panistas al enterarse de las asiduas visitas de un político priista de Nayarit a la sede nacional del partido blanquiazul.