lunes, 5 de julio de 2010

Dos lecciones de Oaxaca

A un año de distancia de la elección local del 2011 conviene que la clase política local tome nota de los incidentes retratados ayer por medios y redes sociales. El caso de Oaxaca, sobre todo, es ilustrativo. De cómo la oposición supo capitalizar en las urnas los yerros de Ulises Ruiz, el gobernador saliente.

EL DISCURSO DE CUÉ: ERRORES DE ULISES
La revancha de Gabino Cue –el candidato perdedor hace 6 años- se apoyó en las debilidades de Ulises Ruiz: prometió impulsar la transparencia, crear un observatorio ciudadano, iniciar una ley de austeridad y gasto eficiente, y conformar un consejo para la competitividad.
En los hechos, se reeditó la lucha del 2004, entre Ulises y Gabino. Todo el discurso de campaña de éste fundamentado en las omisiones y yerros de aquel.
Desde hace algunos años, varios comentaristas de la vida nayarita, articulistas, blogueros y protagonistas de las redes sociales han insistido en temas locales que no han tenido espacios en la agenda del diálogo.
Bien valdría la pena que los colaboradores de Ney González revisen los expedientes de fin de sexenio, pues creo que es dable operar la apertura del Gobierno a críticas sin acuse de recibo –impropio, por tanto, hablar de debates- que pululan en el ámbito local: que si el tamaño de la deuda; que si el uso del transporte aéreo; que si la legalidad en las licitaciones; que si la depuración de las corporaciones policíacas; que si la ciudad satélite; que si los nuevos estadios; que si la ciudad de las artes… ¿Para qué alimentar desde ahora el discurso opositor?

LA PAUSA PARTIDISTA
Otro hecho que me parece sano abordar es el sentido de la pausa partidista que anunció Ney allá por el 2005. Me queda claro que muchos colaboradores no entendieron el sentido de la frase. Es lógico que un gobernador no puede sustraerse a la dinámica decisional de su partido; empero, a los funcionarios les corresponde garantizar que la vida institucional no se mezcle con la actividad partidista.
En ese sentido, no me queda claro de quién fue el error cometido el 24 de junio cuando en un evento oficial –la inauguración del paseo del río Mololoa- la Presidenta del comité estatal del PRI, Griselda Esparza, sin nada de pena, presidió el acto desde el templete, junto a las autoridades.
¿A quién atribuirle ese yerro? ¿A los encargados de logística? ¿Al funcionario a cargo del evento? ¿A la novatez de Griselda?
Por detalles de ese tipo se enturbian los ambientes electorales. El horno no está para bollos. Griselda y los funcionarios de Ney deben recordar que el antecedente de los comicios del 3 de julio próximo son inadecuados: un marco constitucional depurado sin el consenso del PAN ni PRD.
En semanas pasadas los espías al servicio del gobierno federal –o del PAN- no dudaron en acreditar el papel protagónico de los gobernadores priístas tanto en las campañas del PRI como en algunos institutos electorales. En Oaxaca a Ulises Ruiz le costó mucho la exhibición de varias de sus conversaciones telefónicas.
De ahí que no me quede claro –dado el entorno- el porqué de la trepada de Griselda al templete. Dadas las condiciones, no es un detalle menor; sobre todo si sumamos el “fuego amigo” que hay en torno a su gestión al frente del PRI nayarita. No hay condiciones para que los líderes partidistas o los funcionarios locales cometan esas pifias.

DE BUENA FUENTE: Una vez aprobadas el marco constitucional de los comicios locales, se confeccionan ya las modificaciones a la ley electoral. Un aspecto es el que llama poderosamente la atención: si la 29 Legislatura modificará la fecha de inicio del proceso electoral. En el ordenamiento vigente es el 22 de febrero, por lo que los servidores públicos que aspiren a ser nominados por sus partidos tendrían que renunciar 60 días antes.
Pero no son pocas las voces que sugieren que sería saludable adelantar la fecha de inicio del proceso a la primer semana de enero –como rezaba el contenido derogado de la ley-, y de tal forma, la separación del cargo se tendría que llevar a cabo a fines de octubre.