Hace unos 12 años, varios analistas y académicos locales estallábamos en éxtasis en las videoconferencias que el IFE ofrecía, vía satélite, con los mejores exponentes de las ciencias sociales.
Uno de los más contundentes fue Michelangelo Bovero, quien con su crítica a la caquistocracia, es decir, a los gobiernos de los peores. Uno de los mejores diseminadores del pensamiento boveriano es, sin duda, mi compañero de páginas Ernesto Acero.
La caquistocracia la ejemplificó un pensador local –economista del Tec de Monterrey, por cierto, y fan de los Pumas de la UNAM- de una manera dramática. Cuenta que hace 6 años vio a un ejército de damas voluntarias con pericia en manualidades. “Se acercaba un día del niño, y elaboraban piñatas para regalarlas en nombre del candidato en las colonias de Tepic”. Al tiempo esas damas cogobernaban. Unas directoras, otras Secretarias. Más de alguna llegó a cargos de elección popular. Llegaron al poder.
De alguna manera la caquistocracia es también el gobierno de los amigos. El pasado reciente está lleno de ejemplos. El problema es que ese vicio no debe ser referente, ni dejar escuela. No.
MORALEJAS DEL PASADO RECIENTE
De ahí que uno de los valores añadidos al capital político de Roberto Sandoval en el inicio su sexenio sea el de haber designado a perfiles idóneos en los cargos que exigen un expertise que no cualquiera ostenta. Nombres como el de Gerardo Siller, Germán Rodríguez, Antonio Meza o Pepe Espinoza son garantía de que no llegan a aprender, sino a resolver problemas.
Uno de los errores de Ney González, en contraste, fue intentar crear una nueva clase política usando como criterio básico el de la lealtad a su persona. Salvo las loas de la Ola Roja, en su momento, son pocos los que recuerdan a esos exfuncionarios con gratitud, con respeto, con admiración.
Quizá el caso más bizarro sea el de Griselda Esparza, llevada a la presidencia del PRI en el cenit del poder sexenal y derrocada de ese cargo en condiciones de emergencia: si no se iba, se ponía en riesgo el triunfo electoral. Su gestión fue un desastre.
Si tomamos en cuenta que muchas de las decisiones que tomó Ney González en su sexenio constituyen un ejemplo a no seguir, será bueno que los expedientes 2012 y 2014 –años electorales- se tramiten con criterios más ortodoxos, es decir, que no se ceda tan fácilmente a la tentación de crear candidatos de microondas, políticos Maruchan, de esos que se hacen en 3 minutos.
DE BUENA FUENTE: Un ejemplo del potencial que tienen las redes sociales es la buena captación de donaciones para los indígenas nayaritas que hace el exdiputado del PRD Abelino Ramos Parra hoy integrado a la A.C. Cora de Corazón, quien ayer celebró su cumpleaños llevando ropa y frijol a la sierra. Una noble labor que es apoyada por muchos internautas.
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