jueves, 26 de agosto de 2010

Buenas reformas... de inicio de sexenio

El paquete de iniciativas de reformas constitucionales y legales presentado ayer por el gobernador Ney González intrínsecamente tiene pocos aspectos cuestionables.
Nadie puede negar que la existencia de nuevos derechos como el de proponer leyes al Congreso directamente o la facultad ciudadana de elegir qué tipo de obra pública debe construir el Gobierno o votar por la continuidad o nó de algún funcionario son herramientas que empoderan al ciudadano.
Dudo que haya algún ciudadano nayarita que no esté de acuerdo con reglas claras para que la autoridad otorgue los cargos públicos a personas con perfil idóneo. Y por supuesto, que a muchos les debe dar gusto el saber que pronto tendremos disposiciones para fijar topes a los salarios de la burocracia.
Otras medidas plausibles –una vez que las apruebe la actual Legislatura- son la de dotar de autonomía financiera al Poder Judicial y de autonomía técnica a la Procuraduría de Justicia.
Y, sin duda, un gran avance será la acción piloto para implantar en nuestra realidad los juicios orales, en materia de justicia de adolescentes, por lo pronto.
En materia de desempeño –uno de los temas contemporáneos de la administración pública- se le dotarán facultades al Congreso para medir el cumplimiento de metas de los objetivos del Plan Estatal de Desarrollo, para sancionar a quienes no documenten la eficacia en sus dependencias.
Gran parte de las iniciativas anunciadas ayer por Ney González, sin embargo, hubiese rendido excelentes réditos políticos si se hubiesen presentado al inicio, y no al fin de su sexenio.
Viéndolo positivamente, la jugada de Ney le viene a ahorrar algo de trabajo al siguiente gobernador, pues este tipo de modificaciones constitucionales y legales son típicos de un arranque sexenal.

EL HUBIERA NO EXISTE
La expectativa era grande. Así anunció Ney las propuestas de ayer: “Hoy presentaré mi propuesta de reformas rumbo al proceso electoral de 2011. Incluye aquellas que partidos y ciudadanos han impulsado. En los anuncios que haré este día, dibujaré un Nayarit competitivo, un Nayarit seguro, un Nayarit aspirando a los primeros lugares. Moderno.”
No pocos asistentes al evento se preguntaron “¿y por qué hasta ahora?”. Un pequeño ejercicio de “y si hubiera” nos permite determinar que el rumbo del sexenio puedo haber sido otro, si la autoridad hubiese tenido instrumentos de captación de la voluntad popular más allá del lenguaje de las urnas.
Muy probablemente los tepicenses habrían dicho “sí a los estadios bicentenarios y nó a la ciudad de las artes”, por ejemplo, en un referéndum. O por medio de un plebiscito habrían determinado el cese de no pocos funcionarios. Hasta eso, hay que reconocerle a Ney su buen olfato para hacer sustituciones y enroques en tiempo prudente, salvo en uno que otro caso.
Y, evidentemente, de haber tenido la iniciativa popular en nuestro marco legal, seguramente tendríamos ahora otra reforma judicial, por supuesto, sin los 17 magistrados que no se necesitan, y con más funcionarios en los juzgados y procedimientos orales.

¿FALTÓ OXIGENAR EL CONTENIDO?
Algo que percibo es que, sin llegar al extremo de la fábula de Esopo (“El parto de los montes”), el anuncio de ayer pudo haber tenido algunos otros ingredientes. Un poco de outsourcing hubiera sido sano para oxigenar la visión de la arquitectura legal que Nayarit requiere.
Ojalá que en el proceso de discusión de estas iniciativas exista apertura para nutrir el contenido de lo que sí anhelan los nayaritas –sanciones a malos funcionarios, reglas para gobernar con austeridad, transparencia en tiempo real, gobierno electrónico, entre otros tópicos-

DE BUENA FUENTE: Sin duda fue inadecuado –por fondo y forma- elegir el laboratorio estatal ubicado en la Ciudad de la Salud como sede del evento de anuncio de las reformas constitucionales ayer.
En cuanto al fondo, un aspecto semiótico. Pocos entendieron el nexo entre una instalación de salud y el calibre de las modificaciones propuestas.
Y respecto a la forma, sencillo: Demasiada gente, auditorio inadecuado, y un clima artificial no apto para refrescar a tanto invitado.