lunes, 6 de junio de 2016

Acayapan vs la UAN

Foto cortesía Francisco Javier Castillo Aréchiga 

·         Las propuestas de los críticos de ocasión están donde deben estar: el cesto de basura
·         Ver todo de color negro es un vicio que campea en redes sociales nayaritas
·         Peña, Lomelí y Rea aportaron buenos diagnósticos y soluciones en campaña
·         Nerviosismo en altos funcionarios con autos emplacados en Jalisco

Por Enrique HERNÁNDEZ QUINTERO / Exclusivo MERIDIANO

En días pasados una curiosa moda se instaló en redes sociales: criticar a la UAN desde la reflexión simplona, desde la adjetivación fácil, desde el empirismo de la superficialidad, desde la adhesión automática a cualquier posteo con tintes de insurgencia.

“NADA SIRVE, URGE REFUNDAR”
Allá en la Ciudad de la Cultura muchos reaccionaron con incredulidad. No comulgaron con la visión fatalista que se esbozaba con desenfado desde las laptops revolucionarias y los celulares anti establishment. Los alumnos no entendían, por ejemplo, por qué tanto docente con posgrado era algo condenable.
Para efectos de procesos de mejora los kilobytes vertidos son totalmente desechables. Los inquisidores de ocasión cosecharon uno que otro aplauso virtual y ya. Hoy nadie recuerda el sentido de sus posteos y reclamos. La negrura de sus veredictos y lo radical de sus propuestas se desestimaron por alumnos, catedráticos y empleados universitarios.
En contraste, realmente vi ejercicios críticos trascendentes en varios de los aspirantes a suceder a Juan López Salazar. Principalmente Jorge Ignacio Peña, Humberto Lomelí y Carlos Rea. Diagnósticos realistas y soluciones viables, sin la visceralidad de los criticones de ciber.
Cuestionar a la UAN desde la candidez del desconocimiento puede ser un hobby válido en las comunidades virtuales, pero en el campus esos “aportes” tienen tanta eficacia como las sugerencias que puedan hacer las lavanderas de Acayapan a la reforma del Estado.

ZAPATERO A TUS ZAPATOS
En 1998 obsequié el libro “La gastritis de Platón” al recién estrenado rector Javier Castellón a partir de un interesante debate en el que defendía el rol de los académicos en el debate estatal. Y es que su autor, Antonio Tabucchi, retomaba la provocación de Umberto Eco: “¿Qué debe hacer un intelectual cuando su casa se incendia? Nada, llamar a los bomberos”.
Eco redondeaba su idea: “Si el rol de los intelectuales fuera otro, en su tiempo le hubieran curado la gastritis a Platón”.
En sentido contrario, la solución a los problemas de la UAN no se va a generar en las mesas del café Diligencias, tampoco en la verborrea de no pocos periodistas de opinión, ni en los debates dospuntoceristas detonados por el hambre de protagonismo.
En el campus hay el suficiente talento y madurez para recalibrar miras en dependencias y unidades académicas. No es fácil diagnosticar y recetar a la universidad sin ponderar el peso de sus corrientes internas o ignorando el factor recursos económicos o la resistencia al cambio de su burocracia.

NACHO PEÑA NUNCA HABLÓ DE MANTENER, SINO DE TRANSFORMAR
Ahora que ya hay rector electo, seguramente esos críticos buscarán otro tema o motivo para atraer las luminarias. Los veremos condenando los resultados electorales de ayer, o apostrofando los juegos olímpicos o quizá quejándose del cambio climático, de la nueva avenida Allende o del servicio de Megacable. No los vamos a poder callar nunca. Es su esencia, el frenesí opinativo. Siempre con un toque de amargura.
Esta semana el nuevo rector Nacho Peña iniciará su propuesta de transformación para la universidad. Claro, será un trabajo desde el conocimiento y el profesionalismo. Nada que ver con los argumentos tipo Acayapan que hoy –afortunadamente- nadie recuerda.
Por cierto, quienes desde la miopía del prejuicio nunca pusieron atención a la oferta de Peña nunca se percataron que su discurso fundamental se centró en premisas transformadoras y aperturistas.

DE BUENA FUENTE: Nerviosos andan varios funcionarios de primer nivel con la posibilidad de quedar en el desempleo merced a esa costumbre de emplacar en otras entidades. Algunos de ellos, se sabe, tienen a todo el parque vehicular familiar con placas de Jalisco, para eludir el pago de tenencia en Nayarit.
Y es que a juzgar por el número y modelo de sus automóviles, para ellos representa un ahorro de muchos, pero muchos miles de pesos cada año.

Twitter: @ehq