viernes, 28 de enero de 2011

¿Habrá "efecto Guerrero" en Nayarit?

De ganar Angel Aguirre, el candidato del PRD en Guerrero aliado de facto con el PAN, el PRI deberá procesar el efecto –más mediático, que electoral- de esa derrota. A principios de año se sabía que si el PRI ganaba todas las elecciones locales en 2011 terminaría el año gobernando al mismo porcentaje de la población mediana que en 2006… cuando perdió la presidencia de la República.

Es decir, el PRI está obligado a ganar todas las elecciones estatales para poder influir en las elecciones presidenciales del 2012, vía programas sociales, en el ánimo del mismo número de votantes que tuvo en la elección pasada, en la que Roberto Madrazo jugó un papel francamente testimonial, frente al protagonismo de Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador.

De ahí que el resultado en la elección del próximo domingo obligue al PRI a mantener o replantear criterios para decidir a sus candidatos. Sin embargo, el factor de verdadera influencia serán los movimientos de la alianza homónima, la del PRD-PAN. Mucho de lo que el PRI haga dependerá, básicamente, del candidato(a) opositor(a).

LA “SOLUCIÓN CHIHUAHUA”, MUY FACTIBLE

Para el PRI está claro que siempre debe ganar; pero esta meta tiene matices que básicamente se refieren al tipo de riesgos que puede correr. Es decir, si el próximo domingo el tricolor pierde en Guerrero, existirá –sobre todo en los medios- una presión adicional para triunfar en Nayarit. Pero la intención del voto, así como la tasa de rechazo, del candidato(a) de la coalición PAN-PRD, acabarán por descifrar el perfil del candidato idóneo a ocupar la silla que hoy ostenta Ney González.

Con la alta intención del voto que registran las encuestas a favor del PRI en Nayarit (13 puntos arriba del PRD y 15 del PAN), se puede gestar un escenario tipo Chihuahua, en el que el postulado César Duarte ganó sin problemas las elecciones con el 55.5% de la votación, superando con 16 puntos al candidato blanquiazul. Duarte no era ningún fenómeno de popularidad. En las encuestas de posicionamiento siempre ocupó el tercer lugar, muy lejos de Héctor Murguía, diputado y exalcalde de Ciudad Juárez.

Así pues, el efecto Guerrero tendrá un efecto sicológico, sí, pero poco modificará las intenciones del voto que registren las encuestas en Nayarit respecto al 3 de julio. Le pondrá pimienta al debate, hasta allí.

Si no hay declinaciones previas, el PRI esperará al resultado de la contienda interna de la alianza PAN-PRD, que puede ser del 12 de marzo al 20 de abril, para saber de qué tamaño es el o la contrincante. Y, entonces sí, actuar en consecuencia.

DE BUENA FUENTE: Buena chamba le espera a Jesús Burgos, delegado del PRI, para contener los aceleres y fintas de aspirantes a la gubernatura que confunden a los tradicionales donantes de las campañas. Varios empresarios de la construcción, por ejemplo, platican a sus pares que acaban de asegurar 6 años de buena ventura al triplicar sus aportaciones semanales al proyecto político “oficial”, en el entendido –así se los platicaron- de que el CEN del PRI ya les dio la bendición.

Menudo problema se presentará cuando los comités de financiamiento partidistas pasen la charola durante la campaña constitucional, ahora sí, para el candidato debidamente registrado ante el Instituto Electoral y los empresarios priístas expliquen que ya habían entregado su óbolo.

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