Cuán difícil es generar imagen desde un espacio en las legislaturas federales. Los políticos locales, de un tiempo a la fecha, consiguen un mejor posicionamiento en las encuestas de los partidos, esas que usualmente determinan a los nominados para empresas electorales mayores. El dato que maneja Gisela Rubach (la mitad de los gobernadores en comicios recientes provino de una alcaldía), debe poner a pensar a los equipos de colaboradores de los actuales senadores y de los futuros diputados –o diputadas- federales.
Las gestiones a sus representados, las iniciativas de Ley, el trabajo en Comisiones legislativas o el uso de las tribunas parlamentarias son una mercancía difícil de vender frente a los programas que desarrollan los Ayuntamientos con recursos, como Tepic o Bahía de Banderas.
AHORA, DE ALCALDE A GOBERNADOR
El escaño senatorial o la curul en San Lázaro eran antesalas obligadas en el anterior sistema político dominado por el PRI. Hoy, los ejercicios demoscópicos nos demuestran la conveniencia de practicar política local. Hacer cabildeos en el DF de poco ayuda. Unos cuantos descuentos en los recibos del SIAPA pueden más que estar en una interparlamentaria en el extranjero, o que presidir una comisión de renombre. A menos que sea uno el líder –como el poderoso Manlio Fabio Beltrones o el milenario Emilio Gamboa- la proyección de imagen es nula en los demás legisladores.
Claro, en política no hay predestinación. La hazaña de Ney González en 2005 no se puede repetir en automático. Menos en las condiciones en las que él compitió, en las internas del PRI, y en las constitucionales.
Quienes imitan exclusivamente una de las fortalezas desarrolladas por Ney del 2002 al 2005 –el trabajo de conquistar a las masas- tendrán solo un pilar. La silla gubernamental se sustenta en muchos pilares más.
Tomar como ejemplo ese salto, implica mucho más que un trabajo de posicionamiento de imagen en las encuestas. Deben revisar otras rasgos del trabajo que Ney desarrolló en esos meses: el lobbying en el DF; una agenda de diálogo que tuvo altas y bajas, pero que nunca se canceló; el aceitamiento permanente de una estructura.
Pero fundamentalmente hay un dato que nadie de los pretensos debe ignorar. Ney fue un Presidente Municipal que convenció gente con programas de gobierno atractivos, con un estilo para gobernar que gustó. Ney innovó. Ofreció en los 27 meses de gestión como alcalde políticas públicas que sorprendieron. Ojo con eso.
Hoy hay quienes tienen los mismos deseos que tuvo él de llegar a ser Gobernador. Ojalá puedan también concebir acciones y equipos de trabajo que gusten a los ciudadanos. El tiempo corre…
DE BUENA FUENTE: ¿Quién? ¿Nayar qué? ¿Que escribió qué? ¿Que la pagó quién?
Las gestiones a sus representados, las iniciativas de Ley, el trabajo en Comisiones legislativas o el uso de las tribunas parlamentarias son una mercancía difícil de vender frente a los programas que desarrollan los Ayuntamientos con recursos, como Tepic o Bahía de Banderas.
AHORA, DE ALCALDE A GOBERNADOR
El escaño senatorial o la curul en San Lázaro eran antesalas obligadas en el anterior sistema político dominado por el PRI. Hoy, los ejercicios demoscópicos nos demuestran la conveniencia de practicar política local. Hacer cabildeos en el DF de poco ayuda. Unos cuantos descuentos en los recibos del SIAPA pueden más que estar en una interparlamentaria en el extranjero, o que presidir una comisión de renombre. A menos que sea uno el líder –como el poderoso Manlio Fabio Beltrones o el milenario Emilio Gamboa- la proyección de imagen es nula en los demás legisladores.
Claro, en política no hay predestinación. La hazaña de Ney González en 2005 no se puede repetir en automático. Menos en las condiciones en las que él compitió, en las internas del PRI, y en las constitucionales.
Quienes imitan exclusivamente una de las fortalezas desarrolladas por Ney del 2002 al 2005 –el trabajo de conquistar a las masas- tendrán solo un pilar. La silla gubernamental se sustenta en muchos pilares más.
Tomar como ejemplo ese salto, implica mucho más que un trabajo de posicionamiento de imagen en las encuestas. Deben revisar otras rasgos del trabajo que Ney desarrolló en esos meses: el lobbying en el DF; una agenda de diálogo que tuvo altas y bajas, pero que nunca se canceló; el aceitamiento permanente de una estructura.
Pero fundamentalmente hay un dato que nadie de los pretensos debe ignorar. Ney fue un Presidente Municipal que convenció gente con programas de gobierno atractivos, con un estilo para gobernar que gustó. Ney innovó. Ofreció en los 27 meses de gestión como alcalde políticas públicas que sorprendieron. Ojo con eso.
Hoy hay quienes tienen los mismos deseos que tuvo él de llegar a ser Gobernador. Ojalá puedan también concebir acciones y equipos de trabajo que gusten a los ciudadanos. El tiempo corre…
DE BUENA FUENTE: ¿Quién? ¿Nayar qué? ¿Que escribió qué? ¿Que la pagó quién?