En diciembre del 2008, un portal de noticias local difundió datos de una
encuesta preparada por la División de Asuntos Públicos de la consultora Tharsos Center. En esos días el
gobernador Ney González recibió un
80 por ciento de aprobación por parte de los ciudadanos. Meses antes, incluso,
ese porcentaje fue aún superior: Llegó al 85%
¿Qué pasó de ese entonces, de la mitad del sexenio de Ney, a éstos días? Recordemos que
antier lunes la parte central del discurso de la candidata del PAN Josefina Vázquez Mota en su gira por
nuestro estado se dirigió contra él. Prometió investigar su fortuna.
De gobernador muy popular pasó –en 3 años- a ser el personaje de ferias,
ese de “tírenle al negro”. Ya en las campañas locales del 2011 el PAN enfocó su
arsenal propagandístico contra él. De los aplausos y muestras de cariño, al exilio.
El mes pasado, Ney González pidió
licencia por un año para dejar de atender su notaría pública.
Se sabe que pasa buen tiempo entre Guadalajara y su nueva residencia en
La Cruz de Huanacaxtle. Otros lo hacen en San Antonio, Texas. No se deja ver
por Tepic.
Lo cierto es que en la segunda mitad de su gestión como gobernador, Ney cometió errores que las actuales
autoridades deben revisar para aprender de ellos.
AGENDA ELITISTA, SUICIDIO POLÍTICO
A diferencia de su padre, don
Emilio M. González, Ney envió
señales de alejamiento del pueblo. La gente lo veía surcar los aires en
un helicóptero rojo, y sabía de sus viajes al DF en un jet privado.
Las audiencias públicas que tanto le aplaudimos cuando fue alcalde de
Tepic, nunca se volvieron a realizar.
Dejó de despachar en el céntrico Palacio de Gobierno y se refugió en la
llamada Casa Nayarit, en una de las zonas residenciales más exclusivas de la
capital, lugar a donde –por cierto- no llegan las rutas del transporte urbano.
Al dejar de escuchar a los ciudadanos, su gabinete tomó decisiones muy
impopulares, como destruir los estadios y edificar ahí la ciudad de las artes:
un desolado elefante blanco.
A los reclamos de los tepicenses contra la inseguridad respondió con
demagogia. Nunca hubo un diálogo constructivo.
Las acciones de legitimación de su gobierno dejaron de gravitar en el
sector campesino –como dictaba la tradición política local- y se empezaron a
sustentar en los gremios patronales; incluso sus operadores crearon un
membrete aglutinador (Consejo Empresarial de Nayarit) cuyo discurso se definía
en Palacio.
En redes sociales la conducta de Ney
fue similar. Solía bloquear a los contactos que lo criticaban, tanto en Facebook como en Twitter.
Su agenda se reorientó para acoplarse a las nuevas prioridades:
empresarios locales e inversionistas foráneos -sobre todo, vinculados al negocio turístico- monopolizaban la interlocución con el mandatario y su gabinete en
detrimento de los líderes sociales.
En síntesis, Ney y su equipo se desentendieron del rumor social, de los
veredictos callejeros, del debate popular.
La moraleja es clara: los gobernantes no deben perder piso. La
popularidad se esfuma cuando se rompen los canales de comunicación con
la colectividad.
Es muy fácil dejar de ser el rey de la fiesta para convertirse en el
malo de la película. Visto está.
En ese espejo, deben verse los hombres de gobierno.
DE BUENA FUENTE: Ayer se dio a
conocer la confirmación por parte de los diputados del estado de Jalisco para
que sea la Universidad Autónoma de Nayarit la encargada de aplicar los
reactivos para evaluar a los profesionistas que aspiren a encabezar la
Auditoria Superior de esa entidad.
El rector Juan López Salazar
explicó y convenció a los integrantes de la legislatura jalisciense, y así la
UAN fue preferida sobre otras opciones. Nuestra alma máter cobrará sólo 35 mil
pesos, para cubrir gastos operativos únicamente.
Twitter: @ehq