“El poder es afrodisíaco”, dijo Henry Kissinger, según lo leí hace muchos años en “Entrevista con la historia” de la periodista italiana Oriana Fallacci. Lo cierto es que pese a ser una tarea sin horarios, que aleja durante 3 años o un sexenio a los padres de familia de los suyos, que se adueña de agendas y vacaciones, el servicio público crea adicción.
En días pasados comentábamos que muchos de los funcionarios gubernamentales han dejado ver con su dicho y sus hechos que desean probar las mieles de la representación política. Más de alguno se sueña diputado en 2011, y ¿por qué no?, alcalde en 2014. Incluso, en esta columna se comentó el plan (¿subsistirá?) de un exfuncionarios para ayudar a un político local a llegar a la gubernatura dentro de dos años, con el acuerdo de recibir a cambio su apoyo político en el 2017, ¡dentro de 8 años!
Sin embargo, ya algunos servidores públicos de alto nivel no dotados del don de la palabra, o cuyo rostro no “retrata” bien, o simplemente, cuyo perfil es eminentemente técnico, también piensan en la transexenalidad, pero en la otra vía, no la que tiene que ver con cargos de elección popular, sino en la vertiente meramente administrativa.
GANGOITI, CASO ÚNICO Y EJEMPLAR
Manifiestan su filia en privado, no abiertamente. Se acercan a algunos aspirantes a la gubernatura y se comprometen a sacar rápidamente las gestiones que les acerquen. Incluso ofrecen apoyo económico o en especie.
No han visto que el secreto de la transexenalidad administrativa radica en la eficacia que demuestren en el desempeño de su función. El caso más ilustrativo es el de Gerardo Gangoiti, un hombre institucional que irremediablemente presenta su renuncia cada final de sexenio, y que sin embargo ha perdurado en diversos cargos en los últimos 4 sexenios en base a valores que no cultivan muchos de los que ahora desean repetir en el cargo después del 2011.
Ayer en la red social Facebook una internauta nayarita comentó la alta disposición de dos funcionarios estatales para sacrificarse un sexenio más en la administración, quienes indiscretamente andan en coqueteo constante con uno de los precandidatos del PRI a suceder a Ney González.
Lo más probable es que los leales de cada corriente política corran a escobazos a quienes sin mayor mérito que sus ganas de seguir recibiendo su paga quincenal se hacen los aparecidos en algunos de los eventos o recorridos de los precandidatos.
Bien les convendría hacer mantener una “pausa partidista” y no enlodar el trabajo institucional con sus devaneos. No se vale ser leales 4 años y jugarle a la transexenalidad ya en el último tercio del sexenio.
DE BUENA FUENTE: Se extrañó al chihuahuense César Duarte en el evento del viernes pasado. Uno de los hombres clave en el cabildeo para la inyección de recursos que mejora la vialidad y le cambia la imagen urbana a la entrada sur de Tepic.