jueves, 9 de octubre de 2014

Héctor Suárez Gomís: Actor, bloguero, comentarista de box y fan de la teoría de la conspiración

Este jueves presenta en Tepic su monólogo cómico

Por Enrique HERNÁNDEZ QUINTERO / Exclusiva MERIDIANO

·         De niño conoció a sus ídolos: Pelé, “Mantequilla” Nápoles y “Pipino” Cuevas
·         El actor que hace reír a su público suele deprimirse con la realidad mexicana
·         Si se fuera a vivir a una isla desierta se llevaría “La Guerra de las Galaxias”

Lo que menos esperé en una entrevista con un actor cómico es que termináramos hablando de las teorías de la conspiración. Al tema llegamos de rebote tras una referencia al escritor Umberto Eco. –Mi password tiene que ver con uno de sus personajes- confesé; “El mío tiene que ver con que Shakespeare no existió”, me revira Héctor Suárez Gomís. Y ahí la charla cobró vida propia…
Más allá de su profesión, encontré al mediodía de este miércoles a un personaje culto, con vasto conocimiento de sus pasiones. Evito los lugares comunes en la charla, así que lo interrogo por el box y no por la actuación. “A mí me pusieron guantes antes que patear un balón. Yo me enganché con este deporte en el 74, cuando pelearon el ‘Púas’ Olivares y Alexis Argüello”, recuerda. El gusto lo heredó de su padre, el célebre actor homónimo. Practicó la disciplina de la mano del tepiteño Rodolfo Martínez.
Suárez Gomís narra con claridad no pocas anécdotas del mundo boxístico. Clava la mirada en el centro de la mesa y evoca a los gladiadores que idolatraba: Tommy Hearns, “Sugar” Ray Leonard, “Manos de Piedra” Durán, Marvin Hagler y Wilfredo Benítez. Se emociona, bebe limonada con agua mineral y se lamenta de la muerte prematura de Salvador Sánchez. -¿Viste “El Campeón” con John Voight?- interrumpo. “Muchas veces, muchas, fue la primera película con la que lloré”.
El actor acaba de ser padre por segunda vez apenas hace un mes y se da tiempo para comentar las diferentes actitudes que tiene ahora en contraste con su debut en la paternidad hace doce años con Jimena, aunque harto cariñoso en ambos episodios según se infiere de sus tuits.
Más de 175 mil personas lo siguen en twitter. Una de sus fotos más vistas es la de su encuentro casual con Pelé en el Cine Latino del DF. Acompañado del futbolista Leonardo Cuellar, su vecino en San Ángel Inn, interrumpió la entrevista de Jacobo Zabldovsky al astro brasileño para arrancarle un autógrafo. El sueño de todos los niños setenteros.
-Tengo 45 años de edad, como tú-, le platico. A partir de entonces Héctor Suárez hace varias referencias en la entrevista a “nuestra generación”. Lo mismo cuando se acuerda de las nieves Danesa 33 de chocochip y uva (mi sabor favorita era chicle) que en esa cita ineludible con la edición de la revista Playboy dedicada a Elizabeth Aguilar, actriz que por esas fechas aparecía en el show de don Héctor. “Le dediqué muchísimas…”, suelta carcajeándose.

IGUALA, COLOSIO, JFK Y LA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN
“Me da mucho coraje, suena espantoso, pero ya nos acostumbramos a que esto suceda y no pase absolutamente nada”, me declara elevando la voz algunos decibeles. Nos referimos a la matanza de normalistas en Iguala. Diariamente lee cuatro o cinco periódicos on line. Paradójico: el hombre que lleva años detonando carcajadas suele entrar en depresión con la cruel realidad mexicana. No es ajeno y admirablemente aborda los sucesos presentes con una óptica muy crítica.
Un asunto lleva a otro. Rememora el día que mataron a Luis Donaldo Colosio estando él grabando una película en Hollywood. “No entendí, todo ese día estuvo muy mal, me hizo recordar lo de Kennedy. Ese evento es un parteaguas en mi vida porque a partir de ahí me vuelvo un estudioso compulsivo de la teoría de la conspiración”.
Reiteradas veces en la charla pronuncia nombres y frases en un inglés perfecto. Varios veranos de su infancia los pasó en campamentos de verano en Michigan. Era estudiante de dieces de calificación. También es vasto su conocimiento de actores y directores del cine mundial. Impresiona. Un par de veces me corrige. Si se tuviera que llevar una sóla película a una isla desierta sería “La Guerra de las Galaxias”.

VERNE Y JOSÉ EMILIO PACHECO, RECOMENDACIONES A SU HIJO
Hurgo en sus filias. Admira a Emiliano Zapata y de sobremanera a Pancho Villa.  Del centauro del norte me relata una anécdota desconocida para mí sobre el general Patton como precursor del uso de los tanques de guerra gracias a que tuvo que perseguir a las huestes villistas.
“Los seres humanos nos hemos tomado muy en serio el mandamiento de ‘honrarás a tu padre y tu madre’ y lo digo muy en serio”, reflexiona sobre su puesta en escena en la que critica la crianza tradicional de los hijos. Le agrada el fenómeno actual de adolescentes leyendo en masa, “un hecho que no aconteció en nuestra generación”, enfatiza señalándome con su índice. A su pequeño Pablo –un mes de edad apenas- en su momento le regalará “Batallas en el Desierto” de José Emilio Pacheco y “Viaje al Centro de la Tierra” de Julio Verne.
Héctor Suárez es un conversador nato. Liga muy bien un tema con otro. De Verne y su “Viaje a la luna” me lleva a “El Resplandor” de Stanley Kubrick. Y me dispara datos increíbles sobre el filme esteralizado por Jack Nicholson: “Él adaptó a su modo la novela de Stephen King, pero en realidad lo que quería contar era ¡cómo se le acercó el gobierno de EU para pedirle que filmara en un estudio la llegada del hombre a la luna!, está clarísimo”. Y enseguida me enlista las claves aptas sólo para entendidos. Me sentí sorprendido.

FUE BLOGUERO VIVIENDO EN COLOMBIA
Y volvemos a JFK. Y a Oliver Stone. Apasionante asunto. El actor refiere a las “muertes accidentales” del 80 por ciento de los testigos presenciales del asesinato de Kennedy que acudieron al FBI. Y a los secretos de Shakespeare y los mensajes ocultos en su obra. Y a Mozart y Salieri. Y a Dan Brown. Y a Umberto Eco… Y ¡a los obeliscos de Tepic!
A cada rato parecía que llegaba el momento de finalizar la entrevista, pero de pronto saltaba un dato y el actor se emocionaba nuevamente. Así fue como me narró en 10 minutos la teoría de que el genial William Shakespeare nunca existió. Documentadísimo y con profusión de detalles.
Antes de despedirnos le pregunté curioso por el título de su monólogo: “Sencillo: Yo viví en Colombia y tenía un blog de mis andanzas allá. La revista Chilango me pidió unas colaboraciones y viendo una vitrina de una librería con motivo del aniversario de ‘Cien Años de Soledad’ se me ocurrió que fuera así, ‘El Pelón en sus tiempos del Cólera’, en referencia a la otra obra de García Márquez”.
Este jueves lo iré a ver con gusto. Será como verme en un espejo. Sus vivencias seguramente son similares a las mías, a las de muchos de nuestra edad.


Twitter: @ehq