Pasaron ya 50 días desde que salió Miguel Madero del IFAI a su nuevo encargo como magistrado y la ausencia el titular de este organismo garante de la transparencia no ha sido motivo de una sóla reacción por parte del Poder Legislativo.
Este silencio ratifica un hecho incuestionable: el ITAI no existe. Nunca existió. Es decir, el estilo que le imprimió Madero a los casi 5 años que estuvo al frente de esta institución fue un homenaje a las viejas formas. Practicó el “vistagordismo” que seguramente aprendió durante su larga carrera en el Poder Legislativo, dónde redactó cientos de dictámenes aprobatorios de cuentas públicas.
No imagino al Congreso de la Unión omiso ante la renuncia de Jacqueline Peschard, titular del IFAI, o a cualquier Poder Legislativo local tan complaciente con la ausencia del titular de un organismo que debiera ser fundamental en el esquema de rendición de cuentas.
Cómodamente Madero sustrajo al ITAI del debate público, de las agendas ciudadanas, de los temas mediáticos. Lo convirtió en un ente clandestino.
Desde luego que si el cargo acéfalo fuera otro, digamos la Comisión Estatal de Derechos Humanos, la reacción de los señores diputados hubiese sido otra. Claro, el Ombudsman –gracias a personajes como Luz María Parra y Oscar Herrera- logró un arraigo entre la sociedad que no se compara con la insignificante presencia que tiene el ITAI entre los nayaritas.
ALIADO DEL HERMETISMO Y LA OPACIDAD
En 2008 empezó a funcionar un nuevo marco legal concebido por el entonces Director Jurídico del Poder Ejecutivo, Pedro Enríquez, y por el propio Miguel Madero. Se hicieron ajustes para convertir a la Comisión de Transparencia en un Tribunal Unitario, en un claro contrasentido al marco legal sugerido por el IFAI. En el Congreso, ningún diputado del PAN ni del PRD dio su voto a favor. Fue pues, una reforma 100 por ciento priísta.
A partir de ese año el ITAI de Madero –sin los contrapesos de su versión anterior, el órgano colegiado- empezó mostrar su rostro retrógrada, al condicionar la admisión de los recursos de revisión interpuestos vía Internet exigiendo que se ratifiquen personalmente en la sede del organismo.
Esta medida obtusa perjudicó a los cibernautas que no residen en Tepic y a los discapacitados, pues los obligó a trasladarse para hacer la ratificación en 3 días hábiles.
El artículo 72 de la nueva Ley de Transparencia dice sabiamente que la exigencia de la firma podrá ser dispensada cuando el recurso se presente vía Internet. Madero jamás lo hizo.
De esta forma, una creciente cantidad de expedientes en el ITAI se archivaron como asuntos legalmente concluidos, debido a la imposibilidad material del recurrente para trasladarse a Tepic en tan breve plazo, ya sea desde Nuevo Vallarta, Tijuana, Chicago o Barcelona, ante la algarabía de funcionarios estatales y municipales.
EN PREMIO, UNA MAGISTRATURA
Así, el ITAI optó por jugársela con la clase política y la burocracia y nó a favor de los ciudadanos y la apertura de archivos. De ahí que la magistratura de Madero tenga esa lectura. Un premio ortodoxo a un cuadro ortodoxo del sistema.
La transparencia no es parte de la cultura de los nayaritas. Nadie se acerca a solicitar información. Y mucho de ello es gracias a los escleróticos criterios con los que operó Miguel Madero de enero del 2005 al 17 de diciembre del 2009.
Sólo en Nayarit pueden pasar 50 días sin que el órgano garante de la transparencia esté acéfalo y el Congreso, bien gracias, de vacaciones. Otro prietito en el arroz en el gris desempeño del diputado Manuel Narváez, quien seguramente empezará a analizar el asunto hasta después del 18 de febrero, cuando inicie un nuevo período de sesiones.
Pagará el costo de oportunidad. En realidad la designación de un nuevo titular del ITAI debió ser materia de un período extraordinario de sesiones.
Sin embargo, dentro de lo grave de esta irregularidad, lo mejor que le puede pasar al ITAI es que quedarse en manos de su Secretario Ejecutivo, Alfonso Nambo Caldera, un abogado con valores, apto para empresas mayores, quien suple –por mandato del artículo 44- la ausencia definitiva de Madero.
DE BUENA FUENTE: Nayarit tuvo la segunda tasa más alta de incidencia de influencia en el inicio de año. Con datos de la Secretaría de Salud del Gobierno Federal al 2 de febrero San Luis Potosí presentó 1.76 casos confirmados de influenza H1N1 por cada mil habitantes y Nayarit 1.72 casos.
Ojalá que Omar Reynoso sepa sortear la contingencia pues lo rodea una crisis de credibilidad inusitada en un Secretario de Salud. Uno de sus pocos activos es la confianza que le ha reiterado el gobernador, pese a una opinión pública poco favorable.