En el desciframiento del cómo va a resolver el PRI la designación de su candidato a gobernador en 2011 hay una constante en todos los escenarios: con cualquier nombre –Roberto, Raúl, Gerardo, Manuel- hará escisiones y contracampañas. Ningún personaje garantiza la unidad del priísmo.
Será imposible que en Nayarit se reedite un escenario similar al de Chihuahua, en el que las diversas corrientes del priísmo local acordaron sumarse al candidato de unidad, César Duarte –un personaje de talla nacional- , quien siempre fue medido en el tercer lugar de las encuestas.
Así pues, quien piense que las corrientes inconformes con la designación simplemente se van a abstener de votar, no está conectado con la realidad. Lo cierto es que los líderes de las diversas tribus locales estarán haciendo alianzas abiertas o encubiertas con los candidatos de otros partidos políticos.
En esta perspectiva, a la suma del PAN y PRD en 2011 habrá que calcular un buen número de votos provenientes de las filas desertoras del priísmo.
Entonces, la premisa bajo la cuál trabajarán los expertos electorales del CEN del PRI será –posiblemente- detectar con cuál de los precandidatos es menos dañina la inevitable hemorragia.
LA UNIDAD NO ES DIFÍCIL, ES IMPOSIBLE
Desde ahora el gobernador Ney González ha estado operando para que la elección del 3 de julio del 2011 resulte exitosa para el PRI; sabe que para él es su pasaporte al grupo de políticos tricolores que operarán la elección presidencial y asumirán las posiciones de este partido en el gobierno federal (si ganan en 2012) o en el Poder Legislativo Federal.
De hecho la reciente cirugía constitucional en materia electoral es parte de ese plan que busca desalentar la suma de minipartidos a una alianza opositora.
En los pasillos del PRI se comentan los infructuosos esfuerzos del experimentado delegado, Jorge Lepe, para pactar una unidad que nomás no llega. Recientemente operó la aparición de 3 legisladores federales en el evento de otro aspirante, y aquellos prefirieron degustar las arracheras de un restaurant de la avenida Jacarandas que ser actores de un escenario ficticio.
Y en ese ambiente de discordia la aparición sin explicaciones de un opulento Alejandro Galván como quinto precandidato sólo vino a sembrar dudas, a decodificar señales confusas y a incentivar el encono contra la Ola Roja, la corriente que más posiciones políticas detenta hoy en Nayarit.
Los aliancistas, mientras, se cruzan de brazos y esperan el momento en que una o algunas columnas del partido tricolor se acerquen en los primeros meses del 2011.
Muchos priístas serán el tercer bloque en la alianza PAN-PRD del año entrante.
DE BUENA FUENTE: El experto Samuel González, extitular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada (UEDO) advirtió en entrevista a El Siglo de Durango el viernes pasado que la disputa por Nayarit entre el Cártel de Sinaloa y Los Zetas podría generar “un proceso de violencia mayor”.