martes, 22 de marzo de 2011

El "efecto Feria"

La edición 2011 de la Feria ha tenido un énfasis en la gratuidad y en la alta popularidad de los artistas invitados. Se habla de eventos multitudinarios de hasta 25 mil asistentes. Igualmente se ha privilegiado la presencia de elementos de seguridad (600 policías que cachean a quienes ingresan) y en zonas aledañas.

En redes sociales he visto muchos posteos de gratitud al gobernador Ney González por haber programado a algunos de los ídolos del momento. El “efecto Feria” se ha dejado sentir en la calle y en los espacios virtuales.

La fórmula para garantizar el éxito de una acción institucional es evidentemente fácil: darle a la gente lo que apetezca. Si en materia de gustos musicales los organizadores de la Feria de la Mexicanidad acertaron, en todos los rubros de la actuación gubernamental pudo haber sido así.

Desde hace 3 décadas, se fijaron los criterios en la Constitución para que la planificación de obras y decisiones públicas se oriente por la opinión popular. Ese es el espíritu de los planes de desarrollo. Empero, expedientes –por ejemplo- como el de la Ciudad de las Artes parecen no tener los niveles de legitimidad idóneos.

AUSCULTAR AL PUEBLO, LA CLAVE

Y si sometemos a la lupa otro tipo de temas de la agenda oficial, podemos obtener buenas lecturas, útiles para quien tome el poder en septiembre próximo. Por ejemplo, varias iniciativas de la agenda legislativa –la “reforma judicial” como emblema- se gestaron absolutamente sin el ingrediente ciudadano. Y ni qué decir de la decisión de basificar a una gran cantidad de burócratas (se habla de entre 3 mil y 5 mil) en 2005 y 2008 hicieron méritos en campaña. Ya ni hablemos del hecho de darle seguro popular y no ISSSTE a empleados de seguridad pública.

En una época en la que los vacíos de los medios tradicionales son llenados por el vibrante ritmo de las redes sociales, nada permanece oculto. De ahí que quienes resulten vencedores el 3 de julio deben saber que su actuación será auditada en serio por los ciberconectados, mas allá de la fiscalización formal que suele ser amables con la autoridad.

Algo bueno que heredará Ney González a su sucesor es la posibilidad de legitimar la gestión pública mediante herramientas de participación social como el plebiscito, el referéndum o la iniciativa popular. Si el gabinete del próximo gobernador o gobernadora sabe manejarlas adecuadamente logrará mantener altos niveles de legitimación.

Para explicarlo con manzanas, si el plebiscito se hubiera instaurado a principios de sexenio, hoy en Insurgentes y Estadios estaríamos viendo la construcción de 2 modernos estadios deportivos, que estarían despertando altísima expectación en la futbolera sociedad local, y no el movimiento de tierras que dará lugar a la Ciudad de las Artes.

Los gobernantes deben orientar sus decisiones en el clamor popular, tal y como este año lo hicieron con los artistas de la Feria. Si se transporta ese criterio a la gestión de otros temas públicos de trascendencia, el “efecto Feria” bien puede durar todo un sexenio…

DE BUENA FUENTE: A diferencia de sus pares, el domingo Héctor Benítez, subsecretario de asuntos jurídicos, dio cátedra de cuál debe ser la actitud de un funcionario en la Web 2.0 al replicarle con buenos argumentos al senador Javier Castellón respecto al problema del pago de la indeminización a ejidatarios de Pantanal cuyos terrenos fueron expropiados hace más de 2 décadas para construir el aeropuerto de Tepic.

A final de cuentas, el legislador perredista le reconoció el gesto al abogado Benítez. Frente al suicida silencio de muchos integrantes del gabinete –en detrimento de la imagen gubernamental y del juicio histórico al sexenio de Ney González- vale aplaudir la atinada gestión de este tema en redes sociales.

Si la conducta de Benítez en el mundo virtual fuera compartida por el resto de colaboradores del gobernador, muchos rumores destructivos serían desactivados en fase embrionaria, antes de que lleguen a la calle, o a los medios o que se conviertan en misiles demoledores.