En 1989 el joven funcionario de PEMEX, Manuel Cota, renunció su cargo como Jefe de Departamento para
retornar a su estado natal. Durante una de sus últimas misiones oficiales en
esa paraestatal -en tareas de protección civil- le había comentado al
gobernador Celso Delgado su interés
en regresar al terruño. El mandatario lo alentó.
Ya en tierras nayaritas, Celso no le ofreció un cargo burocrático a Cota; le indicó que se presentara al PRI. Ahí desempeñó diversas
tareas antes de especializarse en la acción electoral. Él mismo cuenta
divertido que incluso las secretarias le pedían cotidianamente instalar los
garrafones de agua y gustoso lo hacía.
Pasaban los meses y los ahorros de la familia Cota Vélez se iban agotando. Sabido es
que quienes trabajan en el PRI perciben apenas una percepción casi simbólica.
La familia siempre respaldo a Manolo
–como se le conocía cariñosamente en esa época-. Buscando completar el ingreso
vendieron tacos y también ropa.
En el partido la buena disposición de Cota y su extraordinaria disposición para trabajar sin horarios (un
“workaholic”) lo llevaron a ir ascendiendo en el escalafón priísta. Hizo
fama a nivel nacional como excelente operador electoral. Así llego en el 98 a
ser Secretario de Elecciones del PRI en Baja California.
Gerardo Montenegro
recuerda bien una extensa charla que en esos días sostuvo con Cota en Tijuana y en la que éste
definió su credo político: La inclusión como divisa y un pacto
generacional como compromiso a futuro. Llegar para cambiar.
En 99 se inaugura en una vertiente desconocida para los
priístas de la época: ser regidor de oposición en Tepic. Aprendió a conjugar el
verbo conciliar. No tuvo problema en ganar el primer distrito local tres
años después visitando casa por casa. Durante una sesión nocturna en el
restaurante de Motel La Loma sus pares lo eligen coordinador de la bancada. De
antología esos meses de controversias constitucionales, estira y afloja
constante. Al interior del PRI inteligentemente fungió como bisagra de las
corrientes predominantes.
Ya entonces Cota
se había graduado con honores como político profesional. Por su estilo y
resultados mutó en un hombre de consensos. En 2005 nadie objetó su aspiración a
la alcaldía. En 2009 todo mundo coincidió en que era candidato natural a la
diputación federal. Y en 2012 igualmente aglutinó el beneplácito de todos los
grupos para ser abanderado a la cámara alta.
¿Cuántos de los senadores –del PRI y de todos los partidos-
han sido regidores? Realmente muy pero muy pocos; en verdad son una minoría los
políticos que tienen a la meritocracia –esa que tanto elogiaba el gran Porfirio Muñoz Ledo- como uno de sus
activos personales.
A diferencia de muchísimos otros políticos que han
protagonizado el clásico “debut y despedida”, Cota ha sabido equilibrar su desempeño en los cargos públicos con
una vida personal y familiar ejemplar. Más aún, ha tenido el tino de
conformar un equipo de trabajo a su imagen y semejanza: devotos de la
productividad, ajenos a los escándalos y proclives al buen trato con los demás.
La elección de Cota
como líder nacional de la CNC es un escalón más en su perseverante
carrera política. Su nombre se integra al muy selecto grupo de nayaritas que
han trascendido a lo local para figurar en la escena nacional.
Cota, el hombre
que ha escalado, seguramente estará en otros escalones más adelante. El ascenso
ha sido una constante en su vida.
DE BUENA FUENTE: Interesante
apuesta hizo Roberto Sandoval al
enviar a Gianni Ramírez al PRI
Municipal y enviar señales de respaldo total al estar presente en su toma de
protesta. Es un terreno conocido para el ingeniero pues hay que recordar que
coordinó la campaña de Enrique Peña
Nieto en la capital en 2012.
Habrá que ver si este cargo es un preámbulo a una
candidatura en el 2015. Por los resultados que tuvo Gianni en el V distrito el 6 de julio podría decirse que sí.
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