La
designación de Oscar Villaseñor Anguiano
como Secretario de Salud es un mensaje claro de Roberto Sandoval: Va a llegar a poner orden. La crisis de
esa dependencia la sufren miles de familias nayaritas. Es un caos heredado, sí,
pero hacía falta un profesional de la administración pública para combatirlo.
No dudo
que haya sido doloroso para Roberto
y su familia haberle dado las gracias a la doctora María Ibarra Ocampo, sin embargo, las utilidades del relevo
son muy superiores a sus costos emocionales.
Hace bien Roberto en reclutar a alguien con perfil
adecuado; sabido es que la extitular de Salud era una de las debilidades en el
gabinete actual.
Recordemos que los priístas primero, en la contienda interna, encontraron en Sandoval la opción refrescante para contrarrestar al neycismo que ya agobiaba en 2010 y 2011.
Recordemos que los priístas primero, en la contienda interna, encontraron en Sandoval la opción refrescante para contrarrestar al neycismo que ya agobiaba en 2010 y 2011.
Luego, en
la elección constitucional del 3 de julio del año pasado, Roberto fue electo en las urnas porque representaba una clara alternancia,
pese a competir con las siglas del mismo partido que el mandatario saliente.
Es decir,
el estilo de gobierno venía acotado por el mensaje de las urnas; por decirlo en
términos llanos, 220 mil electores le dijeron al candidato del PRI. “No
gobiernes igual que Ney”.
TAREA:
ESTUDIAR “GOBIERNO DE ALTERNANCIA”
Más allá
de los deslindes retóricos, debemos preguntarnos si el gabinete de Roberto Sandoval ha sido capaz de
entender que los votantes no sufragaron a favor de la continuidad,
primero, y, segundo, si han logrado construir una especie de “gobierno de
alternancia”, es decir, un estilo de ejercer al poder practique códigos y
realice valores diversos a los del sexenio previo.
El cambio
de Oscar Villaseñor por la doctora María Ibarra en Salud es altamente
simbólico, pues significa tomar decisiones contrastantes con los criterios de Ney; verbigracia, si los males de esa
Secretaría se causaron por poner a un leal sin perfil (Omar Reynozo), queda claro que la
solución sólo se pueda gestar rompiendo con esa tendencia.
A muchos
nayaritas les queda claro que los problemas sociales innecesariamente crecen
y explotan cuando a los cargos públicos llegan personajes por la vía del
compadrazgo, del amiguismo, de la recompensa por méritos en campaña, de la
lealtad como divisa primordial.
La atinada
decisión del gobernador en la Secretaría de Salud debe ser tomada como advertencia
(“Pongan sus barbas a remojar”) en otras dependencias cuya aparición en medios
o en el debate local siempre está vinculada al concepto “conflicto”,
específicamente los casos de Marco
Antonio Ledesma, en Educación Básica; Leticia
Pérez en SEPEN, y Catalina Ruiz en
Cultura.
Muchos
funcionarios siguen quedándonos a deber por no sabernos dar a los nayaritas
acciones, programas o incluso discursos que ya no se parezcan a los que tuvimos
del 2005 al 2011.
DE BUENA FUENTE: El 1° de
diciembre volveremos al escenario que los gobernadores priístas vivieron hasta
noviembre del año 2000 –con Ernesto
Zedillo con todo y su “sana distancia”-, cuando el Presidente de la
República era la última instancia en decisiones políticas. Llegará a su
fin la autónoma hegemonía de los mandatarios surgidos del PRI. Así pues, la
interlocución para resolver temas de candidaturas, nombramientos y las
tradicionales “cuotas de poder” se trasladará de los palacios de
gobierno estatales a Los Pinos, la Secretaría de Gobernación, y al CEN del PRI.
Seguramente en ese esquema, tanto Raúl
Mejía como Gerardo Montenegro,
harán uso de sus méritos en campaña para buscar posiciones que los mantengan
políticamente vigentes.
Ese anunciado escenario debe ser visualizado ya a nivel local
para que llegado el momento del retorno del PRI a la presidencia, el diálogo de
otras fuerzas políticas con los nuevos árbitros del país inicie sin tensiones,
con conflictos desactivados, e –idealmente- con un ambiente de unidad
propiciada por acuerdos previos entre el gobernador y el resto de los actores
políticos locales.
No dudemos que –profundo conocedor del sistema- hasta Ney González pueda aparecerse en los
próximos meses en las oficinas de Luis
Videgaray, Pedro Joaquín Coldwell
o el mismo Enrique Peña Nieto, para
canjear su cachito del “premio gordo” de la lotería priísta, pues hay que
recordar que varios integrantes de la Ola Roja fueron invitados por el
presidente del PRI en Nayarit, Juan
Carlos Ríos Lara, a las recientes campañas. Es decir, en la nueva lógica
que vivirán las relaciones inter gubernamentales (Federación y estados
gobernados por el PRI) Griselda Esparza
podría aparecer –por ejemplo- como Delegada del INFONAVIT, Manuel Narváez en la Delegación del ISSSTE o Pepe Lozano como representante de la Secretaría de Economía. ¿Y por
qué no? Sharo Mejía en SEDESOL.
Twitter:
@ehq