Desde la tarde del 1° de noviembre el trascendido circuló vía celulares. “Primer cambio de funcionarios en el sexenio: se va Abel Lazos y llega Gricela Villa al relevo”, afirmaban enterados.
De nueva cuenta se ve que Roberto Sandoval está evitando cometer los errores de algunos de sus antecesores. En los meses previos, por ejemplo, en muchos círculos sociales se fue conformando la idea generalizada de que en la Secretaría de Salud el joven Omar Reynozo no estaba dando los resultados demandados.
Terco en la idea de conformar una clase política identificada con él, el entonces gobernador Ney González aguantó su salida lo más que pudo, pese a las presiones internas y externas. Prácticamente dejó su oficina para irse a registrar como candidato a la diputación.
Ney ganó un diputado pero a un alto costo: la imagen del “sexenio de la salud” se desmoronó a causa de tantos yerros por parte de Reynozo y su séquito de exlíderes universitarios.
Nunca he entendido porqué los gobernadores sostienen a alguien en su puesto pese a su inutilidad. Los asesores ortodoxos suelen aconsejar “no cambies a tus colaboradores en medio de una crisis, es señal de debilidad”. Falso. En términos políticos es lo mismo sostener a un funcionario ineficaz que pedirle su renuncia tardíamente, a destiempo.
LOS CASOS DE SIGFRIDO Y FILIBERTO
En los sexenios de Rigoberto Ochoa y en el recién concluido de Ney tenemos dos ejemplos del daño que puede causar un funcionario: el mítico Sigfrido de la Torre y el no menos legendario Filiberto Delgado Sandoval. En ambos casos –uno concluyó el sexenio, el otro no- el saldo fue negativo. Hubo daño a la imagen institucional y se erosionaron muchos canales de diálogo con grupos de interés a causa de su presencia y su estilo en Palacio. Me queda claro que el juicio histórico a ambos gobernadores hubiese sido más benévolo si en su momento hubieran reaccionado de manera más condescendiente con la percepción social.
Por ello, da gusto que Roberto Sandoval utilice otro criterio y que decida mover a su operador de medios a tiempo. Al hacerlo tendrá una ganancia adicional no menos importante que el mejoramiento de la imagen gubernamental: manda un mensaje a todos sus colaboradores para que –con trabajo- conquisten el beneplácito social. Aplica la clásica: “Te lo digo Abel, para que lo entiendas Sutano, con copia para Fulano, Mangano y Perengano”.
En el espejo de Abel Lazos se deberán mirar muchos integrantes del gabinete, para mantener orientada su agenda y los recursos de la dependencia a resolver problemas de la convivencia social.
DE BUENA FUENTE: Roberto Sandoval anunció su interés por devolverle la “Arena Cora” a los nayaritas en caso de que se confirme que fue concesionada al cuarto para las
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