Interesante reto va a tener Manuel Narváez cuando en menos de 2 semanas los diputados locales ocupen oficinas nuevas en la sede del poder legislativo. A casi un año del inicio de la actual Legislatura se perciben resultados pobres, que tienen que ver –básicamente- con una muy débil discusión de los temas de la agenda pública.
Da la impresión de que el Congreso intenta trabajar con las reglas de otra época, de cuando al PRI lo apodaban “la aplanadora”, cuando ganaban las votaciones pero usualmente perdían los debates.
Le falta más vida a la agenda parlamentaria local. La pluralidad de la sociedad Nayarita no se ha visto reflejada en los puntos de vista de muchas discusiones que se dan en la sala de sesiones o en los temas que se desahogan en las comisiones.
Se hizo viejo el Congreso, es decir, se oxidaron, se esclerotizaron sus funcionarios, sus procedimientos, sus mañas. No hay diferencia en la forma de operar de la XXIX Legislatura y aquellas que encabezaron Alejandro González Sánchez o Javier Carrillo Casas, hace más de 20 años.
Uno de los estudiosos del fenómeno parlamentario, el jurista Diego Valadez, reconoce que uno de los saldos positivos de la alternancia política en México es que los Congresos se convirtieron en el principal foro para discutir y operar soluciones a los problemas del país.
LEJOS, MUY LEJOS, LITERAL Y METAFÓRICAMENTE
Hay que reconocer que en Nayarit el rol de protagonismo que tuvo el Poder Legislativo local del 99 al 2005 lo perdió. Como para enfatizar ese divorcio con los temas sociales, el cambio de sede a la Universidad Tecnológica de Jalisco acentuó las fronteras entre la ciudadanía y sus representantes.
Salvo la actuación de Dolores Galindo en los problemas de los pescadores, no se percibe la incidencia eficaz de algún otro diputado en la gestión de la demanda social.
La burocracia legislativa está llevando a los legisladores locales a una dinámica en la que la agenda popular no encuentra eco. Se han limitado a darle trámite a las iniciativas que pactan con la subsecretaría de asuntos jurídicos del Poder Ejecutivo, pero no más.
En ese contexto, existe el riesgo de que el ingenio del populacho piense que “el saco les queda grande” a los diputados cuando conozcan el remozado y ampliado palacio legislativo en los próximos días. Instalaciones de lujo, representantes populares de segunda.
DE BUENA FUENTE: Al más puro estilo de las alcaldías panistas ya un funcionario estatal implementó los “miércoles ciudadanos” para atender directamente peticiones de la gente. Las malas lenguas dicen que anda trabajando para ser diputado local en el 2011. Como es novato seguramente ignora que los gobernadores salientes poco influyen en la conformación de la Legislatura local entrante.
Da la impresión de que el Congreso intenta trabajar con las reglas de otra época, de cuando al PRI lo apodaban “la aplanadora”, cuando ganaban las votaciones pero usualmente perdían los debates.
Le falta más vida a la agenda parlamentaria local. La pluralidad de la sociedad Nayarita no se ha visto reflejada en los puntos de vista de muchas discusiones que se dan en la sala de sesiones o en los temas que se desahogan en las comisiones.
Se hizo viejo el Congreso, es decir, se oxidaron, se esclerotizaron sus funcionarios, sus procedimientos, sus mañas. No hay diferencia en la forma de operar de la XXIX Legislatura y aquellas que encabezaron Alejandro González Sánchez o Javier Carrillo Casas, hace más de 20 años.
Uno de los estudiosos del fenómeno parlamentario, el jurista Diego Valadez, reconoce que uno de los saldos positivos de la alternancia política en México es que los Congresos se convirtieron en el principal foro para discutir y operar soluciones a los problemas del país.
LEJOS, MUY LEJOS, LITERAL Y METAFÓRICAMENTE
Hay que reconocer que en Nayarit el rol de protagonismo que tuvo el Poder Legislativo local del 99 al 2005 lo perdió. Como para enfatizar ese divorcio con los temas sociales, el cambio de sede a la Universidad Tecnológica de Jalisco acentuó las fronteras entre la ciudadanía y sus representantes.
Salvo la actuación de Dolores Galindo en los problemas de los pescadores, no se percibe la incidencia eficaz de algún otro diputado en la gestión de la demanda social.
La burocracia legislativa está llevando a los legisladores locales a una dinámica en la que la agenda popular no encuentra eco. Se han limitado a darle trámite a las iniciativas que pactan con la subsecretaría de asuntos jurídicos del Poder Ejecutivo, pero no más.
En ese contexto, existe el riesgo de que el ingenio del populacho piense que “el saco les queda grande” a los diputados cuando conozcan el remozado y ampliado palacio legislativo en los próximos días. Instalaciones de lujo, representantes populares de segunda.
DE BUENA FUENTE: Al más puro estilo de las alcaldías panistas ya un funcionario estatal implementó los “miércoles ciudadanos” para atender directamente peticiones de la gente. Las malas lenguas dicen que anda trabajando para ser diputado local en el 2011. Como es novato seguramente ignora que los gobernadores salientes poco influyen en la conformación de la Legislatura local entrante.