Pasado mañana terminarán
las campañas y nos dejarán a todos con un sabor de boca un tanto amargo.
Ni los partidos, ni los candidatos quisieron, ni la sociedad nayarita pudo –por
ejemplo- organizar un debate para coadyuvar a lograr esa utopía del “voto
informado”. El 1° de julio llegaremos casi a ciegas
a la urna por el cómodo egoísmo de los partidos y la eterna minusvalía de la
sociedad local.
Pero
la imposibilidad de los nayaritas de organizar un simple debate entre quienes
aspiran llegar al Congreso de la Unión es sólo un rasgo más en el amplio
catálogo de deficiencias de este proceso electoral. Han sido muchos los yerros y vicios patrocinados por todos los
partidos.
Desde
la extraña decisión del bien posicionado Amado Rubio de no contender
como candidato del PAN a diputado federal, en medio de un alud de señalamientos
ominosos (declinó a cambio de contratos públicos, fue el trascendido), hasta la
entrega de candidaturas en el PRI bajo críticas de no respetar la entelequia
esa de la “carrera de partido”.
Y ni
qué decir del candidato a senador por el PRD Ernesto Navarro, a quien
jamás nadie vio tocar puertas, ni organizar actos proselitistas. Como dicen en
el argot boxístico, aventó la toalla desde el primer round. Él anduvo de
vacaciones.
REPROBADOS,
LOS SERVIDORES PÚBLICOS
El
telón de fondo de las campañas fue la desordenada participación de
servidores públicos en eventos de campaña, en días y horas hábiles, y la
aparatosa profusión de despensas, ese lacerante –y cavernícola- “argumento”
para convencer electores.
Más
allá del resultado del día 1° de julio, muchos percibimos que en esta elección
dimos un paso atrás. Las redes sociales fueron una vitrina perfecta para
retratar el estilo rupestre de los partidos para captar votos.
Es
cierto que las elecciones federales son las que menos inciden en la solución de
los muchos problemas de la entidad. Por ello, si lo que vimos es el preludio
de lo que la clase política nayarita nos ofrecerá en las elecciones intermedias
del 2014, entonces iré apartando un boleto de avión a Tijuana.
No
quiero imaginarme que la Legislatura 31 (2014 A 2017) se conforme por cuadros leales a
las dirigencias (o peor, parientes, como suele ser costumbre en el PRD), sin
importar el perfil, su especialización o sin vinculación con las causas
locales. Tampoco quiero que lleguen a las alcaldías títeres que sólo tengan
como misión coadyuvar en un proyecto de relevo gubernamental en el 2017.
Objetivamente
no encuentro fortalezas en las campañas que llegan a su fin este miércoles.
Ojo, hablo como tepicense, es decir, me refiero a los aspirantes del distrito 2
y a los candidatos al Senado. Salvo la sacudida que provocó la marcha del
movimiento #YoSoy132, los actos proselitistas de quienes aparecen en las
boletas resultaron primitivos, huecos, pueblerinos, escleróticos. De lo demás, nada me enorgullece.
Desde
ahora elevo mi protesta a los líderes estatales de los partidos: Arturo
Marmolejo del PRD, Ramón Cambero del PAN, Juan Carlos Ríos Lara
del PRI y Sergio Hinojosa del PANAL. Dentro de 2 años queremos otros
perfiles de candidatos, mejores campañas –debates incluidos- y propuestas
atractivas. Ah pero si quieren que Nayarit siga en su perenne minoría de
edad, pues síganle como van.
DE BUENA FUENTE: Y finalmente no
tuvimos noticias sobre la participación de Ney
González en la campaña de su “hermana” Beatriz
Paredes. Se entiende su deslinde en función del desastre que desde las
primeras semanas diagnosticaron todas las encuestas. Miguel Mancera del PRD será Jefe de Gobierno del DF por una ventaja
impresionante. Los últimos reportes hablan ya de 60 puntos de ventaja sobre la
priísta.
Sin embargo, el exgobernador sí apareció en los discursos de los
candidatos presidenciales del PAN y PRD en sus giras por Nayarit. Se convirtió
en el malo de la película, el villano favorito del momento.
La causa de la caída de imagen de Ney
está documentada. Tuvo pésimas decisiones en el segundo trienio de su mandato;
desde imponer a Griselda Esparza en
el PRI, hasta incrementar exponencialmente la deuda pública, pasando por la
destrucción de los estadios y saludarnos a los nayaritas desde su helicóptero.
En ese espejo deben verse las autoridades actuales.
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