Radiografía del aspirante a rector apoyado por maestros y estudiantes
·
No
utiliza chofer; se traslada en un modesto Seat
Ibiza desde hace dos años
·
Es
apasionado del futbol; en redes sociales presume su afición por el Cruz Azul
·
“Tengo la
‘mala’ costumbre de leer dos libros al mismo tiempo, siempre”, confiesa
·
Un dato
plausible: Su esposa Mónica trabaja en el sector privado y no en la UAN
Por Enrique HERNÁNDEZ QUINTERO / Entrevista exclusiva para MERIDIANO
La primera grata sorpresa al
encontrarme con Nacho Peña fue verlo
llegar manejando un sobrio Seat Ibiza
en compañía de Roberto su asistente.
Sin chofer ni séquito, tampoco la típica Suburban
con vidrios polarizados. Viste una camisa informal de manga larga color morado
y pantalón casual azul marino. Se aleja de los estereotipos usuales en
personajes vinculados al poder.
TRANSPARENCIA Y CONSENSOS, SU ESTILO DE TRABAJO
Cuando le pregunto sobre el
estilo que usará como rector en caso de que se confirme el voto mayoritario de
los concejales universitarios (el 24 de abril le manifestaron su apoyo 96 de
118) me responde de botepronto: “Ser Nacho
Peña, no hay otro, es el estilo que he tenido desde que fui dirigente
estudiantil, con una visión transparente, buscando que sea el consenso el que
saque adelante los proyectos en el campus; voy a darle más peso a los
liderazgos académicos, que la universidad no sea el rector”.
La charla se da en un ambiente
relajado. Nacho deja su celular en manos
de su acompañante y se quita los anteojos. Ordena un omelette con salsa de la
casa y me narra su pasado.
Hijo de un empleado tabacalero y
un ama de casa Jorge Ignacio Peña
González fue un niño feliz en Santiago Ixcuintla. Al igual que sus vecinos
hizo de la calle empedrada su lugar de juegos, todas las tardes, todos los
días. “Esperábamos con ansia la lluvia para que refrescara y poder seguir
jugando”. Se dibuja con modestia: “Era estudiante de nueves, de repente un 9.5
o un diez, pero yo era de nueves, en la gloriosa primaria EMO, en la secundaria
Leyes de Reforma y en la Prepa 2, siempre en escuelas públicas”.
LE APASIONAN LA LITERATURA, EL CINE Y EL FUTBOL
Platica que estudió el Popol Vuh, Cien Años de Soledad y la Divina Comedia en su adolescencia a instancias
de sus docentes secundarianos. “Textos complicadísimos para esa edad”,
recuerda. Desde entonces es un lector voraz. Ríe un poco al confesar su ‘mala’
costumbre de leer siempre dos libros al mismo tiempo.
-¿Cuáles son tus autores
favoritos?- lo interrumpo. “Me gusta mucho Elmer
Mendoza, pero más agrada su personaje del Zurdo Mendieta que figura si no me equivoco en ya cuatro novelas.
De Aguilar Camín La conspiración de la fortuna es una de
mis favoritas. Ahora leo Jaque al Rey
de Michael Dobbs (obra en la que se
basa la célebre serie de Netflix House of
Cards). No tengo un autor predilecto, pero sí novelas favoritas”.
Me asombra cuando me dice que ya
leyó Las cinco esquinas de Mario Vargas Llosa, obra que apenas
salió a la venta en marzo. Lo imagino en incursiones continuas a las librerías
para cazar novedades, como yo, como varios de esas generaciones pre internet.
De la literatura pasamos a su
gran afición por las películas. Admira por encima de todos a Al Pacino desde que lo vio en la saga
de El Padrino. No hay fin de semana
que no aproveche para ver “el cine en el cine”. Se declara fan de los laureados
directores mexicanos, Guillermo del
Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro
González Iñárritu cuya filmografía la ha explorado completa.
TODOS LOS VIERNES EN EL “NORTE DE SONORA” DE LAS 5 PM
Le pido que me narre el momento
en que deja Santiago para venirse a Tepic. “Fue en 1992, un grupo de ocho
amigos rentamos una casa aquí en Los Fresnos para estudiar en la UAN. Era una
casa de dos recámaras, unos dormían en la sala. Todos los viernes había que
comprar el boleto de Norte de Sonora
a las siete de la mañana para irse a las cinco de la tarde, porque siempre iba
lleno el camión”, revela sonriendo.
Cursó la Licenciatura en
Administración. Ahí llega a ser Presidente de la Sociedad de Alumnos del 97 al
98. Después quiso ser dirigente de la FEUAN pero ganó la contienda Héctor López Santiago. En ese momento
pone fin a su etapa de dirigente estudiantil y pide una beca para irse a cursar
su posgrado al prestigiado Colegio de Jalisco.
Se emociona al platicar de su maestría
realizada del 98 al 2002. Su tesis versa sobre los grupos políticos locales,
específicamente el encabezado por el finado Marco Antonio Fernández. No veía a ninguna otra corriente más
fuerte que la suya de cara a la sucesión del 2005. En ese claustro –dirigido por
el historiador José María Muriá-
conoció una de las actividades académicas que más le agradan: la investigación.
PLANES, IDEAS, SOLUCIONES, ESTRATEGIAS…
En enero del 2003 ya es docente
de su Facultad. Y pocos meses después lo invitan a fungir como subdirector
administrativo de la misma. Una carrera en ascenso. Ahí mismo pasa luego a ser
subdirector de posgrado e investigación. Rinde buenas cuentas y no pasa mucho tiempo
para ser invitado a la administración central de la UAN, primero como Director
del Desarrollo del Profesorado y luego como Secretario de Docencia.
Mientras charlamos noto que Nacho tiene una tendencia natural a
hablar del futuro. Aprovecha casi cualquier tema para exponerme algún plan, una
estrategia o alguna solución viable a problemas que vemos en la UAN. Nos deja
la impresión de que sabe perfectamente a lo que va.
Le comento que me gustó mucho su
idea –escuchada en una entrevista radiofónica con Alejandro Gándara- de conectar a la universidad con los temas que
preocupan a los nayaritas. En tono autocrítico reitera que su apuesta es “que
la UAN salga a resolver los problemas del estado. Ya en la rectoría vamos a
hacer un estudio muy amplio para diagnosticar los diez problemas más
importantes y abordarlos para diseñar soluciones”.
Varias veces asiento con mímica
sus propuestas. Me parece que tiene muy clara la idea de operar acciones para
que las familias nayaritas sientan como suya a la Universidad. Hoy la perciben lejana.
Nacho entiende que hay que
reposicionar a la casa de estudios. Ha leído encuestas y sabe que las
autoridades universitarias deben incorporar los estudios de opinión a los
planes de trabajo. No puede ir la UAN en un sentido y el sentir de la gente en
otro.
MUY CONOCIDA, SU AFICIÓN AL CRUZ AZUL
En la noche previa a la
entrevista revisé las cuentas del maestro Peña
en redes sociales. En Facebook la
mitad de sus fotos de perfil hacen referencia al futbol, ocho de 16. Una de sus
imágenes más comentadas en sus álbumes fue la de un obsequio que recibió en
febrero pasado: la réplica de la casaca de Miguel
Marín, el legendario portero argentino del Cruz Azul, su equipo. ¡Tema
inevitable pues!
Nacido en el 73, la devoción
celeste de Nacho fue recompensada
por el bicampeonato del 79 y del 80. Literalmente era la máquina. Como muchos
de su generación fue encantado con el funcionamiento de esa escuadra. Sus
compañeros de trabajo suelen festejarle sus cumpleaños con pasteles decorados
con el escudo y colores de los cementeros.
“Dos veces por temporada voy a
ver jugar al Cruz Azul a Guadalajara. Y de hecho cada fin de semana hay tres
partidos que nunca me pierdo; el de ellos, el del Real Madrid y el del
“Chicharito” Hernández en el equipo en que ande”, comenta. De entre sus
jugadores favoritos enlista al “Pato”
Hernández, a Julio Zamora, a Carlos Hermosillo (a quien criticaba
cuando jugaba en el América) y a Pablo
Larios.
FUE SU ALUMNA, AHORA ES SU ESPOSA
Tras dos horas de charla es
momento de despedirnos. Con cierta crueldad Lo inquiero: -¿Crees que llegue tu
equipo a las dos décadas sin un campeonato, después de aquel del 97?-. “Sí
–contesta resignado- pero le seguiré siendo fiel, no importa que no gane”.
Revisto mi lista de temas.
¡Olvidaba uno! Antes de ponernos de pie le pregunto por su familia. “Mi esposa fue
mi alumna, Mónica Ramírez. Cinco
años después de que fui su maestro de Problemas Económicos y Sociales de México
nos hicimos novios. Hace un par de años nos casamos; aún no tenemos hijos”.
-¿Trabaja en la Universidad, supongo?- contrapregunto. Su respuesta no la
esperaba: “No para nada, ella es responsable del área de finanzas de la
sucursal en Nayarit de una empresa trasnacional mexicana. Es una profesionista
muy capaz”.
Damos por terminada la entrevista
y Nacho revisa discretamente
novedades en su celular. Los comensales de otra mesa se acercan a saludarlo con
cortesía. “¡Buen día rector!”, le exclama uno de ellos.
Me pide que sigamos dialogando
sobre varios asuntos “incluyendo el futbol”, me advierte de buen humor. -¡Claro
y si hay algo rico de comer, mejor!- le reviro provocador. “Que la próxima vez
sean mariscos estilo Santiago Ixcuintla”, me sugiere en voz alta antes de
abandonar el restaurante con la llave de su Seat
plateado en la mano.
El aspirante a rector ya no alcanzó a ver cuando levanté
mi mano en son de aprobación.
Twitter: @ehq