La escena política local nos muestra vestigios de formas escleróticas de ejercer el poder. Me refiero a estrategias institucionales que resultaron eficaces en otros tiempos, pero que hoy solo demuestran la poca actualización de no pocas autoridades. Parafraseando a Ernesto Acero podríamos distinguir la existencia de “políticas insepultas”.
Construir consensos en torno a un proyecto gubernamental pareciera una tarea fácil, si copiamos el modelo de otras décadas: me siento con “líderes” de “organizaciones”, les platico lo que quiero, luego les pongo un micrófono para que su voz se convierta en “opinión pública” a mi favor. No pues facilito.
Eso funcionó antes, con los viejos actores políticos nayaritas. Hoy la sociedad se informa a través de vías cada vez menos manipulables (Felipe González nos ilustró para saber diferenciar a la opinión pública de la opinión publicada). De ahí que sea necesario ahora convencer a muchos con argumentos, con buenas razones, expuestas por múltiples canales, incluyendo –obvio- la agenda con la clase política.
AMIGOS Y BARBEROS, MALA COMBINACIÓN
No hacerlo así es incurrir en una novatada. Veo 2 causas claras de esta deficiencia: 1- Muchas autoridades fueron atingentes al modernizar sus métodos para ganar las elecciones, pero una vez en el poder, otorgaron los cargos bajo criterios de amistad o confianza, o en pago a los servicios prestados en campaña. Es así como se dibuja un parteaguas entre una campaña atractiva y un ejercicio del poder francamente arcaico. Me queda claro que el contrato de los asesores de marketing debe concluir el mismo día de las elecciones. A partir de la toma de protesta otros deben ser los consejeros.
Y 2- Los entornos acríticos. A algunos hombres públicos les molesta someterse a escrutinios de los académicos, de los periodistas, de los opositores, de los experimentados. Prefieren la comodidad de las porras y los aplausos (pagados). Y vaya que hay todo un segmento social de personajes que viven de acercar loas y panegíricos, directamente al oído o a través de los medios. Eso hace creer a la autoridad que hasta sus errores fueron acertados. Por obra y gracias de las chequeras se crean mundos utópicos e los que nada hay que corregir.
Es decir, gobernar con los compadres y amigos, y cerrar canales de diálogo con los críticos es, más temprano que tarde, causa de tropiezos. Ahora lo estamos viendo.
Quizá uno de los aciertos menos aplaudidos a Ney González es haber cincelado un nuevo modelo de gestión desde los primeros días de su sexenio. Puso fin a la oxidada acción de llevar líderes sociales –la voz del pueblo- a las alfombradas oficinas defeñas de líderes parlamentarios, Secretarios de Estado y directores de paraestatales. Ney suele llegar ahora con expedientes técnicos en la mano y con recursos económicos comprometidos, en el momento oportuno. Eso le ha dado resultados.
No entiendo como estando ese ejemplo tan claro, muchos actores locales no lo han imitado.
DE BUENA FUENTE: Internet es hoy una de las fortalezas del Gobierno del Estado. En esta coyuntura de salud pública ha sido una herramienta de eficacia invaluable. No siempre fue así, hay que recordar que hubo momentos en los que se carecían de espacios para atajar rumores o para actualizar información con la rapidez que solo la Web 2.0 permite. Personalmente Ney González y los funcionarios con injerencia en el tema de la prevención han desplegado una ejemplar actividad e el mundo virtual.
Construir consensos en torno a un proyecto gubernamental pareciera una tarea fácil, si copiamos el modelo de otras décadas: me siento con “líderes” de “organizaciones”, les platico lo que quiero, luego les pongo un micrófono para que su voz se convierta en “opinión pública” a mi favor. No pues facilito.
Eso funcionó antes, con los viejos actores políticos nayaritas. Hoy la sociedad se informa a través de vías cada vez menos manipulables (Felipe González nos ilustró para saber diferenciar a la opinión pública de la opinión publicada). De ahí que sea necesario ahora convencer a muchos con argumentos, con buenas razones, expuestas por múltiples canales, incluyendo –obvio- la agenda con la clase política.
AMIGOS Y BARBEROS, MALA COMBINACIÓN
No hacerlo así es incurrir en una novatada. Veo 2 causas claras de esta deficiencia: 1- Muchas autoridades fueron atingentes al modernizar sus métodos para ganar las elecciones, pero una vez en el poder, otorgaron los cargos bajo criterios de amistad o confianza, o en pago a los servicios prestados en campaña. Es así como se dibuja un parteaguas entre una campaña atractiva y un ejercicio del poder francamente arcaico. Me queda claro que el contrato de los asesores de marketing debe concluir el mismo día de las elecciones. A partir de la toma de protesta otros deben ser los consejeros.
Y 2- Los entornos acríticos. A algunos hombres públicos les molesta someterse a escrutinios de los académicos, de los periodistas, de los opositores, de los experimentados. Prefieren la comodidad de las porras y los aplausos (pagados). Y vaya que hay todo un segmento social de personajes que viven de acercar loas y panegíricos, directamente al oído o a través de los medios. Eso hace creer a la autoridad que hasta sus errores fueron acertados. Por obra y gracias de las chequeras se crean mundos utópicos e los que nada hay que corregir.
Es decir, gobernar con los compadres y amigos, y cerrar canales de diálogo con los críticos es, más temprano que tarde, causa de tropiezos. Ahora lo estamos viendo.
Quizá uno de los aciertos menos aplaudidos a Ney González es haber cincelado un nuevo modelo de gestión desde los primeros días de su sexenio. Puso fin a la oxidada acción de llevar líderes sociales –la voz del pueblo- a las alfombradas oficinas defeñas de líderes parlamentarios, Secretarios de Estado y directores de paraestatales. Ney suele llegar ahora con expedientes técnicos en la mano y con recursos económicos comprometidos, en el momento oportuno. Eso le ha dado resultados.
No entiendo como estando ese ejemplo tan claro, muchos actores locales no lo han imitado.
DE BUENA FUENTE: Internet es hoy una de las fortalezas del Gobierno del Estado. En esta coyuntura de salud pública ha sido una herramienta de eficacia invaluable. No siempre fue así, hay que recordar que hubo momentos en los que se carecían de espacios para atajar rumores o para actualizar información con la rapidez que solo la Web 2.0 permite. Personalmente Ney González y los funcionarios con injerencia en el tema de la prevención han desplegado una ejemplar actividad e el mundo virtual.