La máxima reyesheroliana “En política lo que parece, es” tiene plena vigencia hoy día. Significa que los gobernantes deben estar al nivel de la idea de que de ellos tenga la gente. Si la gente los percibe de cierta forma, sus hechos deben tener congruencia con esa percepción. Punto.
El pasado 3 de julio la gente decretó la continuación del PRI en el poder Ejecutivo, sí, pero confiando en un candidato que se ganó la simpatía de los nayaritas a golpes de rebeldía contra la nomenklatura local.
Con Roberto Sandoval muchos nayaritas esperan que se ejecute una renovación en los estilos de gobernar, una alternancia de facto. Sale un priísta, entra un priísta, sí, pero se renueva el estilo de ejercer el poder.
En su discurso el gobernador no ha fallado. Tampoco en la conformación de su gabinete. Ha dejado muy en claro que el 19 de septiembre marca un antes y un después, y contrató profesionistas con expertise en áreas en las que Ney improvisó sin éxito a cuadros leales pero sin perfil para ser funcionarios.
Lo que la gente espera ahora es que quienes delinean políticas y acciones públicas empiecen a ofrecer a los nayaritas productos diversos, que refresquen el status de la relación gobierno-ciudadanos.
FALTAN MÁS ACCIONES DE CAMBIO
Ciertamente hay detalles en los que esa idea de que sea un “gobierno de la gente” se muestra. Uno muy simple es que las oficinas de Tránsito abren en turno vespertino, por ejemplo, o en materia de política social las farmacias de la gente vienen a resolver un problema que aqueja a miles de familias sin acceso a la seguridad social, y ni qué decir de la trascendental apertura de las ventanas al mar.
Sin embargo, o hace falta que los funcionarios estén a la altura del reto de gobernar como un régimen de alternancia de facto, o –dijera el expresidente español Felipe González- “lo hacemos bien, lo comunicamos mal”.
Cualquiera de los dos supuestos implica hacer algo. Recientemente el gobernador dio de baja al primer funcionario que demostró no estar al nivel de la especial circunstancia que se vive en la entidad, para poner en su lugar a una conocedora del fenómeno mediático.
A poco más de 2 meses de actividad sexenal ya se empieza a percibir que existen colaboradores de Roberto Sandoval que no están a tono con lo que lo se espera de ellos. No se trata de que trabajen mucho, sino sencillamente de que diseñen acciones contrastantes con lo que se hizo antes, con lo que se hizo siempre.
Quizá en otras condiciones políticas, la continuidad sería la regla. Pero no hoy, no en Nayarit, en la que se votó el 3 de julio por un cambio, y ese cambio debe hacerse notar estridentemente.
Lo que vemos ahora –en algunas acciones gubernamentales- es un esbozo del gobierno de alternancia de facto que apetecía el electorado, pero me parece que se están quedando cortos.
Ojalá entienda el gabinete de Roberto Sandoval que el momento histórico que les está tocando vivir, para que correspondan a la expectativa despertada en los nayaritas.
DE BUENA FUENTE: Un acierto que hay que reconocerle al líder de la 30 legislatura es su interés por nutrir la agenda legislativa con la opinión de quienes saben; Armando García Jiménez está convocando a expertos en diversos temas para delinear una oferta de reformas que esté legitimada a priori. Nada que ver con los ejercicios de escritorio que se hicieron en los 3 años previos.
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