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El SUTSEM unió a los alcaldes… ¡en su contra!
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Es el principio del fin de Águeda y sus añejas
estrategias
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¿Y el Congreso? ¿Revisará el Estatuto de 1975?
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Error: Águeda contra los medios de comunicación
El añejo liderazgo de Águeda Galicia Jiménez en el SUTSEM –sin contrapesos internos, sin modernización de estrategias, sin lecturas políticas adecuadas- terminó por cansar a los alcaldes nayaritas, quienes unidos sin importar barreras partidistas lanzan una postura que podría significar el principio del fin del poder sin límites del gremio de burócratas.
La
dirigencia del sindicato que asfixia a las exiguas arcas municipales careció de
tacto para suavizar posiciones y buscar soluciones conciliatorias. Reclamó
tajantemente derechos que ahora serán combatidos por la vía legal, como la
concesión irresponsable de Ney González
al autorizar una quincena adicional a los 60 días de aguinaldo en 2011, como si
la economía local fuera la de emirato petrolero.
Héctor González Curiel, presidente municipal de Tepic y Pavel Jarero, alcalde perredista de
Santiago Ixcuintla, fueron los detonantes de una rebelión inédita, histórica,
plausible, para poner fin al monumental peso específico de sueldos y
prestaciones al personal de base en las arcas públicas.
Ejemplos
del brutal desequilibrio generado por los basificados hay muchos. En la
capital, por ejemplo, el presupuesto anual asignado al DIF es de 25 millones de
pesos, de los cuáles ¡24 millones! se destinan a servicios personales. Queda un
millón para aplicarlo en beneficio de la población.
Frente a
los lances de diciembre del SUTSEM –paro de labores, bloqueo de calles- la
respuesta de los alcaldes fue en el mismo sentido, aplicando la tercera ley de
Newton, esa de la acción y la reacción. Incluso muchos empleados basificados
consideraron un error el bloqueo del libramiento carretero el 7 de enero de
este año, ordenado por Águeda.
Así pues,
la postura de los ediles nayaritas parece firme, radical. Se percibe que no van
a negociar o ceder, y que van a buscar todas las rendijas legales posibles por
renegociar un convenio laboral que perjudica a los ciudadanos, pues los
recursos que debieran aplicarse a obras y servicios, se destinan al pago de
prebendas tales como bono de 28 días de salario por el “día del burócrata”.
El
desenlace de este expediente SUTSEM-alcaldes va a tener varios cauces: en lo
legal, es factible que las autoridades busquen dejar sin efecto algunas de las
prestaciones concedidas de manera irresponsable en el pasado; en lo político,
está clarísimo que en este trienio y sexenio –ojo, dije sexenio- habrá mucho
mejor actitud y aptitud para el diálogo si Águeda
decide dar paso a un nuevo dirigente, pues hay cuadros más flexibles y
mesurados que refrescarían los viejos códigos de ese gremio. Luis Berumen podría ser un relevo
extraordinario. Y en la vía legislativa, el diputado Armando García, líder de la 30 Legislatura, tendrá que meter a la
agenda la revisión del Estatuto Jurídico para los Trabajadores al Servicio del
Estado, Municipios e Instituciones Descentralizadas de Carácter Estatal
publicado el 14 de mayo de 1975, y que constituye un lastre para la dinámica
operativa de los gobiernos locales, aunque se le enojen la diputada Galicia y el diputado Alejandro Galván, aliado del gremio
desde 2011.
Ayer en
redes sociales fue una aplastante mayoría la que expresó su apoyo a la postura
de los alcaldes. Hay un hartazgo social contra la voracidad del SUTSEM. Con ese
entorno y haciendo una correcta lectura de este episodio, seguramente las
bancadas del PRI, PAN y PRD impulsarán la reforma de dicho Estatuto, claro,
aunque se sepa que habrá 2 votos en contra. Ni modo, no siempre se logra la
unanimidad.
DE BUENA FUENTE: Por cierto, una muestra más de la
esclerosis decisional que vive el SUTSEM fue el nuevo frente que ayer abrió Águeda Galicia al cuestionar el gasto
en medios, una respuesta poco aconsejable en una crisis.
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@ehq