lunes, 23 de mayo de 2011

El deslinde de Roberto: ¿Preludio o estrategia?

El deslinde operado por Roberto Sandoval para desactivar la paternalidad de su candidatura tras los destapes del 16 y 19 de febrero pasados podría ser el preludio de una apuesta partidista para destintar del estigma de continuidad al PRI; o bien, podría ser una estrategia coyuntural si entre hoy y mañana el partido tricolor registra a un buen número de abanderados de la Ola Roja, como se olfatea en el ambiente local.

En realidad, de no haber sido por el respaldo prematuro y estridente de la Ola Roja a Roberto en momentos en que el CEN del PRI cabildeaba con los aspirantes Raúl Mejía y Gerardo Montenegro su apoyo para una candidatura de unidad, el político del sombrero hubiese mantenido intacto un atributo que gustó durante meses al electorado: su rebeldía frente al régimen.

El candidato del PRI en su última salida a medios hizo un ajuste a su discurso al ofertar “una manera distinta de gobernar”, seguramente como reacción al alto porcentaje de anhelo de cambio detectado en las encuestas; Según Guadalupe Acosta Naranjo ese nicho alcanza los 70 puntos en las mediciones.

BOLETAS PINTADAS DE ROJO

Y si bien es cierto que los senadores Mejía y Montenegro declinaron a las posiciones que les ofrecía el CEN del PRI, varios de sus cuadros se encuentran en espera de ser nominados a una candidatura, confrontados por la pretensión gigante de posiciones que busca la Ola Roja (11 candidatos a diputados, incluyendo los 5 distritos de Tepic, la alcaldía capitalina y todos los regidores, entre otras).

De ahí que el llamado hecho este sábado por Ricardo Aguilar, Secretario de Organización del CEN del PRI a Ney González para ser factor de unidad se decodifique como una señal de la dirigencia nacional para mitigar la presión de la Ola Roja.

Y es que la operación mediática y electoral hecha por la Ola Roja para hacerse del control de la bancada priísta en la 30 Legislatura local -que iniciará funciones el próximo 18 de agosto- y de algunos Ayuntamientos clave (como Tepic en donde proponen a Héctor González Curiel o Bahía de Banderas con Omar Reynozo como abanderado) mantiene al PRI en una situación de fractura virtual que pone en riesgo la intención del voto que hoy registran las encuestas.

Si los rostros que aparecerán por parte del PRI en las boletas –y que se registrarán entre hoy y mañana- causan la división y deserción que varios analistas vislumbran, se supone que habrá una desbandada de cuadros para aparecer como candidatos en otros partidos o que al menos van a promover el voto antipriísta.

En un escenario como el que registran las encuestas, bastará con que un poco más de 10 mil simpatizantes del PRI decidan votar a favor del opositor más fuerte para que el resultado del 3 de julio sea una moneda en el aire.

DE BUENA FUENTE: Un nuevo ejercicio de escrutinio ciudadano sobre la gestión pública se difundió el pasado viernes en redes sociales, cuando varios usuarios de Facebook señalaron un aparente caso de nepotismo en el INJUVE. De acuerdo a esta denuncia, el talentoso titular de la dependencia Marco Antonio Fletes Arjona tendría como colaborador a Alejandro Ramírez González, como Coordinador de Proyectos Productivos, quien presuntamente es su cuñado, al estar casado con Elia Fletes Arjona.

El abogado Juan Manuel Treviño Alfaro adelantó que llevará este caso a la Contraloría del Estado. Por su parte, Marco Fletes no aclaró el hecho y se limitó a anunciar que temporalmente cerraría su muro en la red social Facebook, a consecuencia del debate gestado. Como telón de fondo, cabe señalar que el funcionario es catedrático de Derecho Administrativo, por lo que pareciera incomprensible que hubiese designado a un pariente por afinidad en tal cargo.

Cabe señalar que el tratamiento que se da en el gobierno federal a los casos de nepotismo (cuando se beneficia a personas con las que un servidor público tiene parentesco hasta de cuarto grado) es una sanción administrativa consistente en suspensión de quien otorgó el nombramiento y la finalización de la relación laboral con el beneficiario.

Lo malo de este tema es que afecta la imagen gubernamental en el cierre de sexenio, justo cuando la autoridad desea que no aparezcan escándalos.