martes, 31 de enero de 2012

¿Una COCOPA para Nayarit?


Un partido político puede –y a veces debe- excluir a ciertas corrientes políticas por salud. El mito aquel de que las grandes escisiones le hacían daño resultó falso. Queda claro que el grupo hegemónico en el PRI nayarita está tanteando ir en este 2012 por la mayor parte de las candidaturas prescindiendo del apoyo de otros grupos tradicionales; verbigracia, el magisterio y la Ola Roja de Ney.
Para muchos jóvenes, incluso, podría ser atractivo ver a un PRI depurado. En julio veremos si las decisiones operadas por Juan Carlos Ríos Lara, actual mandamás de ese partido, dieron resultados.
Sin embargo, debe quedar claro que la agenda del PRI no es, ni debe ser la agenda del gobierno. Es decir, generar condiciones de gobernabilidad es un asunto tremendamente superior a las coyunturas partidistas. Los problemas del PRI afectan a muchos; pero los asuntos oficiales nos afectan a todos.
Hoy vemos una simbiosis que debe zanjarse radicalmente: que las estrategias del PRI y del Gobierno se separen, se diferencien.

EL GOBERNADOR DEBE DIALOGAR CON TODOS
Necesariamente la agenda gubernamental debe mantener diálogo con los sectores que con mayor peso graviten en el tejido social. No ha lugar la discriminación o el veto. Todos deben ser interlocutores. El calor del debate partidista no debe contaminar la gestión pública. Las inclusiones o exclusiones que opere Ríos Lara en este 2012, por ejemplo, son tema aparte de las mesas de diálogo que monte el gobierno de Roberto Sandoval.
Ayer decíamos que el ambiente de la campaña 2011 aún no logra ser exorcizado; lo malo es que ya estamos a días de definiciones partidistas que seguramente dejarán contentos a unos y molestos a otros. Y otra vez a sudar esa cruda post decisional. Ah, pero el gabinete del gobernador debe ser sensible para inmunizarse contra los efectos de la grilla partidista.
Es decir, la calidad del diálogo gobierno-gobernados debe mantenerse en un cuidadoso nicho, estableciendo –para ello- reglas del juego claras. Es decir, lo que en el partido pase, en el partido se queda. Hay que fijarle fronteras claras a las competencias de partido y gobierno.
En coyunturas de austeridad presupuestal, una de las grandes herramientas que tienen los poderes públicos es maximizar el diálogo. El PRI podrá excluir, pero el gobierno puede –y debe- incluir. Decía atinadamente don Emilio M. González. “La mitad del problema se resuelve escuchándolo”. El efecto cicatrizador de la cercanía de un mandatario con su pueblo es insustituible.

NO REPITAMOS EL AUTISMO DEL SEXENIO PASADO
En el expediente Gobierno versus Sección 20 del SNTE, por parte del gremio magisterial se reconoció solamente a uno de los colaboradores de Roberto Sandoval con el atributo de zanjar los problemas por la vía del diálogo y los acuerdos: Pepe Espinoza, Secretario General de Gobierno.
Y precisamente la ausencia de diálogo fue la que dio lugar a veredictos y cifras erróneas. La marcha del viernes pudo haberse parado a tiempo si hubiese habido antes un intercambio cordial y fluido de pareceres y datos.
No estaría mal que se secunde la iniciativa de la Secretaría General de Gobierno para instaurar un espacio de debate con los partidos, pero amplificando la calidad y representatividad de los interlocutores de Roberto Sandoval y su gabinete con una especie de COCOPA (aquella Comisión de Concordia de 1995 encabezada por Manuel Camacho) en la que estén, además de los partidos, la sociedad organizada: los universitarios, las ONG, los líderes urbanos, las mujeres de los migrantes, los empresarios, los intelectuales, los artistas, los blogueros, los activistas cívicos, todos.
Si el signo actual –e histórico- que nos caracteriza son las reyertas públicas, empecemos a tejer un ambiente de concordia con el único y milenario método, el socrático: el diálogo.

DE BUENA FUENTE: El gabinete legitimador de septiembre del 2011 se ha metamorfoseado. Ya no están ni Antonio Meza y recién se fue Germán Rodríguez. Definitivamente será clave el perfil de quién vaya a encabezar la Procuraduría. Hace bien el gobernador en abrir un compás de espera para no sustituir al que se fue con criterios –digámoslo así- escalafonarios, como lo hizo en SEDESOL con el doctor Juan Ramón Alcántar cuyo nombre nos dice poco a los nayaritas.

Twitter: @ehq