Mientras muchos gobernadores del país se quejan y descalifican la sexta encuesta nacional presentada la semana pasada por el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad A.C. (ICESI), dirigido por Luis de la Barreda, con argumentos chovinistas, en Nayarit ha sido bien comentado uno de los indicadores más importantes de la encuesta, el que mide la percepción que tienen los habitantes de cada entidad sobre la inseguridad imperante en éstas.
El estudio, que tiene un 95 por ciento de confianza, determinó que 85 de cada 100 defeños consideran insegura a la capital del país. En orden decreciente sigue Chihuahua con el 83%, el Estado de México y Baja California con 76% y un punto abajo Durango, con 75.
Al final de la lista, es decir, el estado cuyos moradores consideran como el menos inseguro del país, figura Nayarit con apenas un 33 por ciento. Esta fotografía de la entidad corresponde a marzo del 2009, y en contraste con la encuesta anterior del ICESI del 2008 significa un descenso de 2 por ciento. Los conocedores –como el abogado Héctor Benítez, exfuncionario experto en seguridad pública- afirman que este indicador es el más importante de los muchos que existen en esta materia.
LOS PENDIENTES: EL OBSERVATORIO CIUDADANO
La media nacional de percepción de la inseguridad anda en el 65%, por lo que podemos deducir que pese al escenario en el país, en Nayarit el gobernador Ney González y su equipo de trabajo han sabido tomar decisiones para sustraernos al impacto del ambiente que prevalece en la República, el cuál desde el asesinato del menor Fernando Martí, ha estado dominado por la idea de un México violento y unas autoridades incapaces de someter a la delincuencia.
En 3 meses más, este termómetro del delito se volverá a realizar en todo el país. Por ello es conveniente que Ney y su equipo afinen detalles para que este valioso capital que es la confianza ciudadana en las autoridades no se pierda, y que la radiografía de marzo del 2010 mantenga esta percepción favorable.
En términos motivacionales llega en buen momento este dato del ICESI. Justo después de los dolores de cabeza que dejó el caso YouTube, en el que la mejor operación institucional se gestó para atenuar el eco mediático, no tanto así en otro tipo de decisiones oficiales.
Frente a otros perfiles de mandatarios estatales, Ney tiene una ventaja, sus tablas para operar medios y –sobre todo- para sacarle el mejor provecho posible a las herramientas 2.0 en Internet. Por ello no debe resultarle difícil conjugar una serie de acciones gubernamentales en materia de seguridad pública con una óptima difusión de las mismas, de tal suerte que Nayarit se mantenga ese credo ciudadano, de su entidad como un espacio seguro.
No estaría mal –es sugerencia- que los operadores de Ney le quiten las telarañas a algunos de los compromisos signados entre sociedad y gobierno el 26 de noviembre del 2008, como la creación del Observatorio Ciudadano, por ejemplo, instancia de la que ya nadie supo nada después.
DE BUENA FUENTE: Vaya agenda la que desarrolló Guadalupe Acosta Naranjo el viernes en Tepic. No apta para mentes ortodoxas, ni para enemigos de la pluralidad, ni para fundamentalistas de las nomenclaturas partidistas. Que bueno que fue agenda más que privada, secreta, por aquello de que se pudieran infartar algunos tradicionalistas locales.
El estudio, que tiene un 95 por ciento de confianza, determinó que 85 de cada 100 defeños consideran insegura a la capital del país. En orden decreciente sigue Chihuahua con el 83%, el Estado de México y Baja California con 76% y un punto abajo Durango, con 75.
Al final de la lista, es decir, el estado cuyos moradores consideran como el menos inseguro del país, figura Nayarit con apenas un 33 por ciento. Esta fotografía de la entidad corresponde a marzo del 2009, y en contraste con la encuesta anterior del ICESI del 2008 significa un descenso de 2 por ciento. Los conocedores –como el abogado Héctor Benítez, exfuncionario experto en seguridad pública- afirman que este indicador es el más importante de los muchos que existen en esta materia.
LOS PENDIENTES: EL OBSERVATORIO CIUDADANO
La media nacional de percepción de la inseguridad anda en el 65%, por lo que podemos deducir que pese al escenario en el país, en Nayarit el gobernador Ney González y su equipo de trabajo han sabido tomar decisiones para sustraernos al impacto del ambiente que prevalece en la República, el cuál desde el asesinato del menor Fernando Martí, ha estado dominado por la idea de un México violento y unas autoridades incapaces de someter a la delincuencia.
En 3 meses más, este termómetro del delito se volverá a realizar en todo el país. Por ello es conveniente que Ney y su equipo afinen detalles para que este valioso capital que es la confianza ciudadana en las autoridades no se pierda, y que la radiografía de marzo del 2010 mantenga esta percepción favorable.
En términos motivacionales llega en buen momento este dato del ICESI. Justo después de los dolores de cabeza que dejó el caso YouTube, en el que la mejor operación institucional se gestó para atenuar el eco mediático, no tanto así en otro tipo de decisiones oficiales.
Frente a otros perfiles de mandatarios estatales, Ney tiene una ventaja, sus tablas para operar medios y –sobre todo- para sacarle el mejor provecho posible a las herramientas 2.0 en Internet. Por ello no debe resultarle difícil conjugar una serie de acciones gubernamentales en materia de seguridad pública con una óptima difusión de las mismas, de tal suerte que Nayarit se mantenga ese credo ciudadano, de su entidad como un espacio seguro.
No estaría mal –es sugerencia- que los operadores de Ney le quiten las telarañas a algunos de los compromisos signados entre sociedad y gobierno el 26 de noviembre del 2008, como la creación del Observatorio Ciudadano, por ejemplo, instancia de la que ya nadie supo nada después.
DE BUENA FUENTE: Vaya agenda la que desarrolló Guadalupe Acosta Naranjo el viernes en Tepic. No apta para mentes ortodoxas, ni para enemigos de la pluralidad, ni para fundamentalistas de las nomenclaturas partidistas. Que bueno que fue agenda más que privada, secreta, por aquello de que se pudieran infartar algunos tradicionalistas locales.