Exdiputado, conocedor de los
secretos de la operación parlamentaria vigente, el gobernador Roberto Sandoval no escatimó elogios
para el Plan de Desarrollo Institucional (PDI) del Poder Legislativo local que
ayer se presentó: "Hoy vemos a un
Congreso que hace historia", dijo ante la crema y nata de Nayarit.
Ingeniero de profesión, el actual Presidente de la
Comisión de Gobierno Legislativo, Armando
García, reclutó talento profesional para hacer ajustes a los códigos
operativos de ese ente. Hizo reingeniería pues, una de sus fortalezas históricas. Supo entender que había que marcar un contraste,
generar un parteaguas, un antes y un después para que su gestión fuera
lucidora.
Fresca en la memoria de muchos está la colección de excesos
recientes en la Legislatura previa. Desde la reforma judicial que se procesó en
apenas 13 días en plenas vacaciones decembrinas, hasta las solicitudes de
autorización de más deuda pública o la necedad de querer el voto de los
diputados para concesionar la Arena Cora. Todo ello, se documentó, en base a un
rústico cabildeo: Transferencias de recursos a las cuentas de los legisladores
en Banorte. Baste recordar que ninguno, sí, nin-gu-no de los diputados de la bancada tricolor del 2008 al 2011 pudo llegar a alcalde.
Ayer, la clase política y la dirigencia de gremios
empresariales se llevaron la idea de que ni los albazos, ni las leyes hechas en
microondas, ni los decretos enviados “al cuarto para las doce” se volverían a
presentar en las sesiones parlamentarias locales. Y, claro, los vicios conexos, entre ellos, la compra de votos en el Pleno para impulsar asuntos descalificados por la sociedad.
UN PLAN LEGITIMADO, NO IMPROVISADO
Sobrio, aplomado, Armando García esbozó detalles de la reingeniería del Poder
Legislativo con un fraseo acertado y con un optimismo bien comunicado. Ayer
mostró buen músculo con un poder de convocatoria inusual. Tuvo el cuidado de
que estuvieran presentes todos sus pares, para sellar un compromiso de hacer un
trabajo distinto, con sociedad en un rol auditor de su desempeño. La comidilla del día fue que ubicaron al diputado Alejandro Galván entre los integrantes de las bancadas opositoras al PRI. En política nada es casual; seguramente llevaba mensaje este detalle logístico.
El
PDI no fue un invento de escritorio. Se socializó convenientemente. Hubo 17
reuniones y encuentros con investigadores, académicos y líderes de opinión; 6
foros multidisciplinarios con presencia de los 3 niveles de gobierno,
organizaciones sociales, económicas, culturales y políticas, un proceso
incluyente de participación ciudadana en línea, y un buzón virtual abierto al
público.
Si
las leyes de los próximos 5 períodos ordinarios de sesiones que le esperan a la
actual Legislatura se elaboran de manera similar a la forma en que se
confeccionó el PDI estarían resolviendo el principal problema de la producción
legislativa local: la falta de legitimidad.
No
en vano, el diputado Armando García
calificó a este documento como “histórico”. Y para muestra de que ahora los
ciudadanos podremos escrutar de mejor manera a nuestros representantes, desde
ayer todas las sesiones del Congreso se transmitirán en vivo a través de
Internet.
Dicho
de otra forma, el PDI es un seguro de los ciudadanos para blindarnos contra las
ocurrencias de quienes están facultados a presentar iniciativas de nuevas leyes
o de reformas legales. Pues vaya que no pocas veces el ejercicio abusivo de
este derecho ha creado elefantes blancos, leyes inútiles, funcionarios sin
perfil, y –sobre todo- boquetes descomunales al erario.
Se percibe que están dando resultados los profesionales en temas públicos que sirven a la actual Legislatura. Se puso fin, atinadamente, al monopolio que desde hace quien sabe cuántos trienios ejercieron una facción de abogados -comandados por el ahora magistrado Miguel Madero- cuyo único atributo fue industrializar la producción de iniciativas copiando siempre modelos de leyes y reformas de otras entidades.
DE BUENA FUENTE: Triste papel protagonizó ayer el exlíder de
la 29 Legislatura Manuel Narváez quien perdió la figura de plano con el
fin de buscar un breve diálogo con el gobernador Roberto Sandoval. Como
cazador, lo esperó a un costado del presidium, luego lo siguió por el pasillo
lateral y pudo pasar el cedazo de la puerta de acceso al estacionamiento,
sorteando codazos, grabadoras y cámaras de periodistas, y empellones del
personal de seguridad. Luego se instaló al lado de la puerta del copiloto en la
suburban del gobernador, para poder abordarlo a la de a fuerzas.
Cortés, el mandatario
accedió a tener una charla privada con él. Se apartaron unos metros y de manera
fugaz dio por terminado el intercambio de pareceres. No llegaron al minuto.
¿Qué pediría el exdiputado Narváez? Todos los presentes intuyeron que se
trataba de un espacio en la arena pública, toda vez que su descabellada
aspiración para ser diputado federal feneció. Difícil será darle acomodo. Le
pesa la mala imagen. Será cuestión de tiempo, mucho tiempo, para que se olvide
su desastrosa actuación al frente del Congreso.
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