El 15 de marzo un incidente causó molestia entre un
grupo de ciudadanos que tramitaban la renovación de su credencial de elector en
Tepic.
Un policía municipal hacía fila para llegar al módulo. Justo
al llegar hizo una seña y en su lugar se formó una jovencita de agraciado
físico, atuendos de buena marca y un Smartphone de los caros.
Varios ciudadanos se preguntaban quién era la influyente
señorita que pidió a su escolta -¿o de la familia o de sus padres?- hacer la
engorrosísima tarea de estar de pie un buen rato para esperar el turno de ser
atendida.
Incluso el personal del servicio profesional electoral
reprobó el hecho, al igual que la mayoría de los presentes.
Tras unos cuantos minutos en los que se cotejaron sus datos,
se le tomó la foto, la chica dejó el inmueble dejando tras de sí el aroma de su
juvenil perfume.
Una de las empleadas me llamó ese mismo día para preguntarme
si yo sabría quién era la jovencita con fobia por los trámites burocráticos. Me
dieron su descripción. –Ni idea-, le confesé.
Sabedores de que el suceso dejó un mal sabor de boca
en los ahí presentes, uno de los acompañantes de la guapa chica comentó que
alguien la había retratado. “Allá va”, dijo otro, señalando a una señora que un
par de minutos antes había salido de las oficinas del IFE, como intentando
desactivar un problema en fase embrionaria.
Pronto el escolta y otros civiles la persiguieron hasta
llegar a una gasolinería. La increparon de mala manera. La asustada dama les
explicó que no había retratado a nadie, sólo a su hija. Con humildad les mostró
su celular. Personal de la estación de servicio pidieron al policía y los demás
sujetos que dejaran de acosar a su cliente. Se retiraron.
El domingo recibí una llamada de la empleada del IFE. “Ya
supe quién es”, me gritó como si hubiera resuelto un acertijo milenario. –De
qué hablas- respondí aún modorro. “Sí, la chica que puso a su guardaespalda a
hacer fila en mi oficina”, aclaró atropelladamente. Antes de revelarme el
nombre del influyente padre me platicó un largo cuento de cómo la reconoció en
un video que le mostró un vecino.
“Por eso hacía el trámite, ¡para poder votar por su papá!”,
exclamaba con aires de detective. –Pues sólo por eso yo no voy a votar por él-
le solté a manera de despedida para proseguir con la reglamentaria siesta
dominical.
Y no lo dije de broma.
Siempre me han causado agruras los influyentes que disponen
de empleados públicos para tareas privadas, como esa, de hacer fila para un
trámite oficial.
DE BUENA FUENTE: Mostrando talento y rompiendo paradigmas, el auditor general del OFS Roy Rubio Salazar operó finamente una reforma legal a las facultades de ese ente para poder hacer revisiones en tiempo presente y ya no –como sucedía hasta ahora- sobre ejercicios ya concluídos.
Este hecho permitirá que el daño al erario se minimice, pues
las autoridades podrían aplicar acciones correctivas a la hora de ejercer el
gasto.
La idea de Roy es
que los ejercicios de auditoría surtan efectos para que mejore efectivamente la
calidad de la administración, y que se deje atrás el vicio de que las
recomendaciones se dicten muchas veces ya cuando los sujetos dejaron el
servicio público.
DE BUENA FUENTE 2: Con un ágape privado el Director General del Grupo Álica, Antonio Echevarría García, celebrará hoy sus 40 y tantos años de edad. Los organizadores del selecto convivio empezaron a convocar este fin de semana pasado y se sabe que los invitados serán pocos pero de mucho peso tanto en la política, como en los negocios, la charrería y el mundo artístico. ¡Ahí estaremos!
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