¿Cómo trabaja la asociación de ideas en estos días de campaña? Muy sencillo. Los profesionales al servicio de un candidato suelen operar estrategias para fabricar “notas amarillas”, es decir, hechos atractivos para los medios, con el fin de convencer a los enlistados de abstenerse de votar por ciertos o cuales candidatos que simbolizan antivalores o adjetivos negativos.
Entonces lo que hacen es provocar incidentes para que los lectores, radioescuchas, televidentes o internautas se enteren de que un partido –o sus abanderados- hicieron algo que es creíble, por la percepción que tenemos de un partido.
La gente tiene una percepción previa sobre los partidos, sin matices, o es negro o blanco, sin escala de grises. De ahí que los conceptos de “fraude electoral”, “violencia” o “ideas conservadoras” sean calificativos con dueños identificados claramente por los votantes.
Como las campañas sucias están prohibidas, entonces se echa mano de actos prefabricados, al estilo de aquella novela de Irving Wallace, “El Todopoderoso” en la que el director de un diario neoyorquino patrocinaba hechos que en forma exclusiva cubrían sus reporteros, ganándole la nota a otros medios.
SUELDOS, ASESORÍAS, CONTRATOS: EN JUEGO
En los últimos días he detectado notas y comentarios de prensa cuya tendencia es machacar a nivel mediático la percepción de que los militantes y operadores de un partido político son proclives a los hechos de violencia. ¿Se vale? Claro que sí. Como también se vale que los candidatos se monten en los discursos de otros partidos políticos para ir por un muy apetecible nicho de electores indecisos, que al menos en la primer semana de mayo se calculó –a nivel nacional- en un 27.1% del total de votantes, según la encuesta de Berumen y asociados publicada ayer lunes por El Universal.
Lo cierto es que toda acción genera reacciones, típicas y atípicas. La primera consiste en morder el anzuelo; la segunda en operar con inteligencia. He platicado con operadores de las tres campañas locales y todos andan oteando el escenario y orientando acciones en función de encuestas y cambios del entorno. Saben que también ellos serán puestos en la balanza el 5 de julio.
No solo los candidatos ganan y pierden. También sus equipos de campaña. Hoy nadie se acuerda de los asesores de John McCain, ni de los de Francisco Labastida o AMLO. La victoria electoral significa asegurar un futuro promisorio, de buenos sueldos, de más contratos, de conferencias y asesorías a los “campañólogos” dijera un buen amigo.
DE BUENA FUENTE: Revela el diario REFORMA que en estos días los titulares de las Secretarías de Turismo de 5 entidades (DF, Baja sur, Guerrero, Quintana Roo y Nayarit) estudiarán cómo hacer una campaña común para evitar que lleguen mensajes contraproducentes a los turistas. Buena reacción, esperaremos noticias.