Cero y van tres. En
términos sociológicos, los resultados del 1° de julio constituyen un nuevo
“bono democrático” para el gobernador Roberto
Sandoval, es decir, una tácita licencia otorgada por la colectividad, un respaldo de facto, para que su margen
de maniobra se ensanche. En teoría, un escenario así debe aprovecharse para
operar transformaciones profundas o acciones de gran calado.
El
primer bono le llegó con la elección del 2011, al obtener 35 mil votos de
diferencia sobre su más cercana competidora. Empero, dicha situación no pudo
ser capitalizada con hechos pues Ney González le heredó un campo minado: adeudos, arietes en posiciones transexenales, conflictos de orden laboral, y –lo peor- una caja insolvente.
A
principios del 2012, le llegó un segundo bono al gobernador: el de la seguridad
pública. Al erradicar balaceras y ejecuciones que en el sexenio anterior
eran cotidianas, se gestó un nuevo consenso popular favorable a Roberto
Sandoval. Aún sin recursos financieros por los enormes compromisos
heredados, el haber terminado con la inseguridad pública sirvió para
pavimentarles el camino a los candidatos del PRI al Congreso de la Unión,
muchos de ellos débilmente posicionados en el electorado al momento de su
nominación.
Y el
domingo pasado todo se le acomodó a favor al nuevo gobernador: 1-Recuperó 2
distritos para el PRI; 2-Obtuvo el segundo mejor porcentaje de votos en el país
a favor de Enrique Peña Nieto; y 3-Logró el famoso “carro completo”,
algo que no se veía en Nayarit desde 1994.
Aún
en la votación más débil para el PRI, la de la fórmula al Senado, la diferencia
con sus más cercanos contrincantes –del PAN- hubo más de 50 mil votos de
diferencia. En los resultados de la elección presidencial en Nayarit el contraste
es contundente: Peña le ganó a Andrés Manuel López Obrador con
más de 70 mil votos.
Es
decir, nuevamente hay condiciones para que Roberto y su gabinete se reimpulsen
y aprovechen las condiciones presentes para recalibrar estrategias y
subirle de nivel a las metas.
El 19
de septiembre se cumplirá el primer año de gestión del sexenio de Sandoval, y
de no modificarse la hoja de resultados podría hablarse de un año perdido,
básicamente por el mar de dificultades endosadas por Ney.
Pero
las urnas le han dado a Roberto una nueva posibilidad para que se anime
a operar una agenda coyuntural diversa, ambiciosa, audaz.
Uno
de los anhelos insatisfechos en muchos nayaritas es el del castigo a malos
funcionarios del pasado, por ejemplo. Y ahora que se ha renovado el bono
democrático, claramente hay condiciones para que Roy Rubio, el
contralor, aplique las sanciones que miles de nayaritas consideran procedentes,
sobre todo, a los excolaboradores de Omar Reynozo en la Secretaría de
Salud.
De no
aprovecharse el ambiente social gestado el 1° de julio, en el futuro el
gabinete del gobernador podría estar pagando el costo de oportunidad.
Sobre todo porque realmente no hay certeza de que a Nayarit le vaya a ir bien
después del 1° de diciembre con la nueva administración federal, ya que la
presencia del PRI en la cámara de diputados disminuirá un 12%, pues en el mejor
de los casos, tendrá 207 de 500 diputados.
DE BUENA FUENTE: El martes pasado
fue ratificado como Director de la Unidad Académica de Derecho de la UAN el
maestro en relaciones internacionales de la UCLA, Humberto Lomelí Payán, para el período 2012 a 2018.
De Lomelí Payán se sabe que
buscará trasladar a esa facultad diversas estrategias y criterios académicos
que conoció como estudiante del posgrado en la Universidad de California en Los
Ángeles y también como docente en la Universidad de Texas, ambas en EU.
Y por otra parte, también ha trascendido su propuesta de ordenar al
claustro docente de esa Facultad, acorde con los rigores que atinadamente se
han privilegiado en la actual administración rectoral de Juan López Salazar.
Seguramente Lomelí Payán hará
un destacado papel. Que haya suerte para él.
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