miércoles, 27 de mayo de 2009

96 horas... y contando

Hace algunos años, el jurista Gerardo Laveaga publicó un relato de la más difícil experiencia que vivió como Director de Comunicación Social de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; cuando los señores Ministros resolvieron sobre la práctica bancaria de cobrar intereses sobre intereses: la constitucionalidad del anatocismo.
Laveaga narró como los integrantes del máximo Tribunal se negaron a salir a los medios tras dictar sentencia, en un marco social dominado por las protestas de los barzonistas.
Los reporteros, ante eso, solo tuvieron posibilidades de entrevistar a los líderes de
los deudores afectados, quienes quedaron –ante el público nacional- como víctimas de una conspiración.
Tras dos semanas de críticas, Laveaga entendió que su rol era convencer a los Ministros de argumentar su postura a la sociedad. Finalmente éstos explicaron públicamente los elementos para apoyar el anatocismo. “A partir de ese día, las críticas empezaron a menguar. Pronto se extinguieron”, explica Laveaga.
En un excelente artículo de hace algunos años, confiesa: “Aunque yo estaba satisfecho con el desenlace, me frustró que hubiera tardado tanto en efectuarse un ejercicio tan sencillo. Conocía las causas de la dilación -los funcionarios mexicanos no están acostumbrados a rendir cuentas a la sociedad-, pero ello no evitó que me doliera el desgaste de la institución”.

¿COMUNICACIÓN SOCIAL O PROMOCIÓN PERSONAL?
Como moraleja del episodio, Laveaga nos dice: “Muchos caminos se destrabarían si aquellos servidores o ex servidores públicos señalados por la duda estuvieran obligados a dar una explicación”.
Los famosos “por qué” que los ciudadanos quisieran escuchar de sus autoridades, muchas veces no se escuchan. Increíblemente hoy la tecnología les posibilita a los gobernantes lo que antes era utopía: contestar en tiempo real sus cuestionamientos.
Una de las fortalezas coyunturales del gobernador Ney González es esa: la interactuación con los nayaritas, vía Internet. He visto como muchas disfunciones institucionales se han denunciado y resuelto por esta vía, y el caso de la clínica SoRID ejemplifica las posibilidades que tiene hoy el buen uso de la red.
Lamentablemente otras autoridades ni tienen a la comunicación por Internet como fortaleza, ni tampoco resuelven las demandas de información de sus gobernados por las vías tradicionales.
Ayer, en Facebook, una usuaria de nombre Isaura Muro se quejaba con razón de que una importantísima calle de esta ciudad se cerró sin que nadie avisara de ello a vecinos o automovilistas. Al momento de su posteo habían pasado 96 horas sin que las autoridades hubiesen informado de las vías alternas. Por ahí se registró un compromiso de que este miércoles un funcionario explicaría algunas medidas para no afectar la vialidad. Es decir, 5 días –o ciento y tantas horas- después. Demasiado tarde, pues creo que muchas familias encontraron ya, por su cuenta y sin asistencia institucional- el mejor camino posible.
Digo, para ello hay una partida presupuestal. Para que se le informe a la sociedad, no para la promoción personal.
Por cierto, el artículo de Gerardo Laveaga aludido se titula “Gobernar es comunicar”. Por ello la gente luego se queja de que hay malos gobernantes, porque son malos comunicadores.

DE BUENA FUENTE: Ayer fue día de trabajo para cuando menos una empresa encuestadora. A un mes y días del cierre de campañas se antojan ajustes a las estrategias de 3 o 4 candidatos. Cometen los errores típicos: hacer proselitismo sólo entre los leales y débiles acciones para atraer a los indecisos, esos que constituyen un tercio del electorado.

No hay comentarios: