Para efectos sociales la Web 2.0 es un referéndum de facto. No importa que no tenga consecuencias jurídicas inmediatas. Es un termómetro válido, insoslayable. De hecho, el cúmulo de veredictos que se manifiestan en forma de posteos debe ser un insumo para los funcionarios, para orientar o reorientar su toma de decisiones.
Las prácticas 2.0 facilitan a la autoridad la labor de auscultar a la sociedad, con inmediatez y sin los costos de los ejercicios demoscópicos tradicionales (foros de consulta, encuestas o sondeos). Sin embargo, no se ha estandarizado su uso. Claro, no hay ley que obligue aún a los servidores públicos a hacer uso de las herramientas interactivas de la red, pero es un error no estar presente en éstas.
La Web 2.0 es un facilitador de la expresión ciudadana, un detonante del olvidado derecho a opinar. La comunidad virtual nayarita ya ha hecho del escrutamiento a polìticas y polìticos una práctica cotidiana. El concepto de opinión pública encuentra plena identificación con los adjetivos, veredictos, sugerencias que internautas locales exteriorizan en redes como Twitter o –sobre todo- Facebook. Algunos de los noveles periodistas de opinión locales, como el ingeniero Guillermo Méndez Salgado, han nacido en la web interactiva.
SEIS MESES DE AUDIENCIA SOBRE TRANSPORTE PÚBLICO
De ahí que el proceso de seis meses –un lapso algo prolongado- de audiencia ciudadana que ordenó el gobernador Ney González deba tener mucha atención a lo que se debata en Internet, sobre todo porque de entrada hay apertura para escuchar propuestas de todo tipo, como el servicio de taxis ecológicos con autos eléctricos, por ejemplo.
La idea de Ney es delinear un nuevo sistema de transporte público multimodal. Si –como intuyo que así será- mete el termómetro a la red, seguramente obtendrá una gran riqueza propositiva, pues la capacidad de manipulación es mínima.
Ojalá que el doctor Roberto Mejía, la subsecretaria de participación ciudadana Jocelyn Fernández y la Presidenta de la Comisión Técnica del Transporte, Griselda Esparza se decidan a dejar a un lado la inercia que caracterizó a la planta alta de palacio e instrumenten un esquema novedoso en este proceso de auscultación popular.
Ayer, por ejemplo, en Twitter el presidente norteamericano Barack Obama invitaba a sus seguidores a unirse a una semana –sí, una semanita nomás (el mundo virtual tiene otro ritmo)- de discusiones sobre políticas de la Casa Blanca mediante chats en vivo. Este martes a las 3 de la tarde hora del este, tocó su turno a Ben Rhodes del Consejo de Seguridad Nacional.
Aquí, ya de paso, sería genial que el gobernador pusiera en la agenda de fin de sexenio un debate sobre qué hacer con el Poder Judicial, toda vez que la reforma concebida formalmente por el diputado Julio Mondragón ha cosechado un repudio unánime en los foros virtuales y ya no se diga entre la burocracia del Tribunal Superior de Justicia y los gremios de letrados. Se ha gestado un claro escenario de contrarreforma, pues el momento para ejercer el veto ya pasó.
DE BUENA FUENTE: Un lector me envía un ejemplar de La República 239, el órgano de difusión del PRI, en el que José Luis Dónjuan, presidente de ese partido en nuestro estado, opina así sobre la reciente reforma judicial local: “…La población tiene ya una justicia más rápida, más accesible… Una justicia acorde a las necesidades de un estado que ha crecido tanto como Nayarit… El partido reconoce el sentido social y el estricto conocimiento y apego a la ley con el que se crearon, analizaron y aprobaron estas reformas… va dotada de un agudo sentido social… Es clara la intención de beneficiar a la gente… El PRI en Nayarit celebra todas aquellas acciones que, como esta reforma, derivan en un beneficio social tangible…”.
Las reflexiones del licenciado Dónjuan definitivamente requieren de un nuevo GPS. Anda algo extraviado. La opinión pública se manifiesta en otro sentido.
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