Durante 2010 y el primer semestre del 2011, una de las constante que reflejaron las encuestas fue un altísimo deseo de cambio por parte de los ciudadanos nayaritas.
Seguramente el ambiente gestado por el ambiente de inseguridad fue un detonante para que la gente expresara a los encuestadores su deseo de ver un nuevo estilo en la gestión gubernamental, o un perfil distinto en la clase gobernante.
Por el escenario en que se gestionó la aspiración, primero, y la candidatura, después, Roberto Sandoval pudo capitalizar esa aspiración colectiva del cambio. Es decir, propiamente los nayaritas no concibieron a la alternancia como única forma de resolver sus problemas, sino también pensaron en un cambio de actores aunque el PRI permaneciera en la gubernatura.
Y será interesante la forma en que el gobierno entrante va a procesar ese apetito de cambio documentado en muchas encuestas. De hecho en algunas semanas de este año un 70 por ciento de los entrevistados se mostraron en contra de la continuidad.
LA DICOTOMÍA CAMBIO-CONTINUIDAD
Así, es casi seguro que ninguno de los funcionarios del actual gabinete repitan en la próxima administración; así lo perciben ellos mismos, y esa idea flota en el ambiente local.
Lo que no queda claro es el sesgo de las políticas públicas, pues se entiende que el bono democrático con el que llegará Roberto Sandoval al 19 de septiembre le permite estrenarse con una agenda reformadora, empero, la conformación de la 30 Legislatura aparentemente será un valladar contra los intentos de modificar algunos programas sociales con debatible rango constitucional.
La dicotomía cambio-continuidad deberá estar presente en las reuniones del equipo que opera la transición, pues en la historia reciente tenemos casos de gobernadores cuyo bono democrático se agotó pronto. Se entiende que las decisiones que impliquen cambio serán aplaudidas; pero ¿y las que manden señales de continuidad?
Es preciso que Roberto asuma el cargo y envíe a los nayaritas mensajes adecuados, acordes a sus anhelos y apetitos. Un nombre, un detalle inadecuado, una frase desafortunada, pueden descomponer el ambiente favorable que hoy vive el gobernador electo.
DE BUENA FUENTE: Las resoluciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que tanto modificaron la integración de la actual Legislatura debe ser uno de los primeros temas a analizar en las comisiones del Congreso, pues se percibe que la Sala Constitucional Electoral del Poder Judicial Nayarita actuó en forma poco profesional al resolver varios asuntos, siguiendo la lamentable tendencia de su ente predecesor –el Tribunal Electoral del Estado-. Si los diputados locales escarban un poco verán que existen magistrados cuyas sentencias revocadas por la instancia superior son más que aquellas en las que se confirma el sentido de su ponencia o voto a favor.
Es decir, aparentemente la 29 Legislatura erró en la elección de los perfiles de los nuevos magistrados –los que tomaron protesta en septiembre del 2009-, pues su falta de conocimiento en el tema electoral o el sesgo político de su trayectoria se puso de relieve a la hora de resolver las litis postelectorales, tal y como lo ha demostrado tanto la Sala Regional como la Sala Superior del TEPJF. Algo deberá hacer la 30 Legislatura al respecto.
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