- En las carpas VIP la clase política del país se dio tiempo para convivir… y grillar
- Taquillero, Enrique Peña Nieto arrancó aplausos de pie, no una, sino dos veces
- Luis Donaldo Colosio jr. y Joan Sebastian, otros de los agraciados en el aplausómetro
- “Esto es el paraíso” exclamó Humberto Moreira al ingresar a las salas VIP
- En la comida privada las familias Sandoval Castañeda y Montenegro Ibarra compartieron mesa
Quince minutos antes de las 9 de la mañana el polideportivo sede de la ceremonia de cambio de poderes lucía nutridas filas para ingresar. Los tres equipos detectores de metales marca Garret emitían pitidos al por mayor, pero no había problema, a nadie se le impidió el acceso. Las butacas reservadas a los invitados con gafete amarillo lucían repletas. Más adelante, en los sectores para invitados especiales la ocupación era menor.
Puntuales como siempre los exgobernadores Celso Delgado -con bastón ya desde hace tiempo-, Rigoberto Ochoa y Antonio Echevarría -con elegante guayabera blanca de manga larga- se dejaban ver en la primer fila.
El escenario fue de tipo minimalista. En otras ocasiones los tramoyistas sufrían en trasladar las pesadas sillas de madera labrada del Congreso local. Ahora no. Discretas sillas de tipo secretarial y mesas de color gris. Para el gobernador electo un atril de acrílico transparente. La idea de austeridad se transmitía con claridad.
A falta de políticos, los representantes eclesiásticos acaparaban las grabadoras de los reporteros. Momento de saludos cordiales. Pablo Sandoval Castañeda, el hermano mayor del personaje del día, se acercaba a algunos hombres clave. Uno de ellos, el doctor David Alfaro, con quien se dio tiempo para varias bromas y parabienes.
MARCELINO Y RAMÓN, ÍDOLOS POR SIEMPRE
Una pareja muy asediada fueron los exfutbolistas Ramón Ramírez y Marcelino Bernal, ambos elegantes en traje y corbata. Ramón -nacido en el 69, al igual que el nuevo gobernador- me comenta que fue compañero de Roberto Sandoval en la secundaria y, aunque en turnos distintos, también en la preparatoria 13. Ídolos ambos, se dejaron retratar con quien quiso.
Diligentes algunos colaboradores del entonces gobernador electo ofrecían a algunos personajes hacer la espera en unas salas tipo lounge ubicadas en la parte posterior del escenario. Muchos declinaron por estar oteando la llegada de los invitados foráneos. De lo que se perdieron.
En las carpas VIP dispusieron frutas, jugos, refrescos, galletas, pan danés, dulces de menta y mantequilla, y hasta chocolates. Ahí se abrazaban y dialogaban diputados federales, gobernadores, líderes del PRI y los nuevos funcionarios. Ah y secretarios particulares y personal de seguridad.
LA GRILLA, EN LA ZONA V.I.P.
La audiencia se impacientaba por no ver el desfile usual de políticos nacionales. Éstos departían amigablemente -léase "grillaban"- en las salas VIP. Ahí estaba un sonriente Ney González. Hasta él llegó Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México, escoltado por el atento Gerardo Siller, su anfitrión ayer.
También los artistas se confundieron ayer con los políticos. Primero Omar Fierro, luego el cantante Emmanuel y el taquillero Joan Sebastian, quien posaba para la foto del recuerdo con Ney y Ney junior.
Manuel Cota encabezaba un grupo de alrededor de 15 diputados federales, la mayor parte de ellos presidentes de comisiones legislativas. Tejiendo fino el legislador nayarita.
Un chaparrito calvo iba de allá para acá dando órdenes. Muchos preguntaban, curiosos, su identidad. Destacaba por su atuendo; desdeñó el traje oscuro y corbata roja usada por la mayoría. Vestía de gris claro con vistosa corbata verde. Se trataba del venezolano Carlos Escalante, uno de los expositores del primer curso de marketing político al que acudió Roberto Sandoval en Zacatecas, en 2004. Uno de los arquitectos del triunfo electoral del sucesor de Ney González.
Mario López Valdez, es decir, Malova, el gobernador de Sinaloa llegó acompañado por el nuevo procurador nayarita, Germán Rodríguez. Vio a Raúl Mejía y se le acercó afectuoso a platicar. Se vio que hay amistad. Pronto se les unió Armando García, líder del Congreso local. Pura familia priísta.
Humberto Moreira, presidente del PRI, descubrió -casi por error- el interior de una de las salas VIP. "Esto es el paraíso", exclamó ante dos o tres testigos, al momento de encender un Marlboro rojo. Lo acompañaba el alcalde de Pachuca Omar Fayad, aquel que como diputado federal encabezó el comando que irrumpió el Ranchito de Pérez el 7 de julio del 2002. Pronto a la tertulia se les unió el líder nacional de la CNC, Gerardo Sánchez, y Manuel Cota.
NEY, SONRIENTE, DE BUENAS
Ney se mostraba relajado, bromista, platicador: "Dame una coca light, estoy a dieta igual que Enrique Hernández", indicó en voz alta al mesero. Luego se dirigió a Moreira "destapando" al alcalde tapatío Aristóteles Sandoval como el futuro candidato del PRI a la gubernatura de Jalisco. A éste le dijo que 5 minutos después de terminada la ceremonia viajaría, con su esposa Sharo -elegante en vestido rojo-, a Guadalajara.
Hasta poco antes de pasar al presidium, el todavía gobernador atendía su Blackberry y contaba anécdotas sobre sus informes de gobierno y la logística necesaria para mover a tantos invitados especiales.
Moreira atendió a la prensa local y recordó cuando venía a Acaponeta y Tepic hace algunas décadas, como integrante del grupo de danza del programa cultural de las fronteras. Aquí conoció al legendario profesor Jaime Buentello, un baluarte del folclore nayarita. Por algo es bueno para bailar el estilo chúntaro, uno de los secretos de su popularidad en Coahuila.
Por ahí llegaron los diputados integrantes de la comisión de protocolo, casi justo cuando apareció Francisco Mayorga Castañeda, el titular de SAGARPA y representante del presidente Felipe Calderón. De corbata azul, claro.
Sabedor de rituales y reglas de cortesía política, Ney pidió a los legisladores hacer una pausa para esperar a que el Secretario de Estado hiciera una breve escala técnica. Todos accedieron.
DE ENTRADA, REFERENCIAS A LA MARGINACIÓN Y LA INJUSTICIA
Una vez instalados diputados y gobernador saliente, todos, unos 3 mil invitados, a esperar a Roberto Sandoval. Pasaban los minutos y la expectación crecía. Cuando todo estaba preparado para que llegara por la puerta 4 –la de la zona VIP- por radio llegó la indicación de que su arribo sería por un acceso lateral. Enrique Peña Nieto, uno de sus impulsores, llegó con él.
El ritual sexenal se cumplió una vez que Roberto rindió protesta tras besar una imagen religiosa guardada en el bolsillo de su camisa. Vino su discurso. Realista, sin diagnósticos de ficción. Comenzó hablando de marginación e injusticia. Y de esperanza. También de “un nuevo tiempo”. Tuvo afortunados juegos de palabras, como el de gobernar en el territorio, no en el escritorio.
Al lado del presidium, discretos, de pie, se mostraban sus funcionarios. Todos ellos–en calidad de anfitriones- atentos a los gobernadores que les correspondía atender.
Roberto dio las gracias a una buena cantidad de gobernadores, líderes partidistas, alcaldes, legisladores federales, deportistas y artistas que lo acompañaron. La doble referencia a Enrique Peña Nieto –sin su famosa esposa- fue respaldada por aplausos de la multitud, el primero de ellos, por cierto, puso de pie a muchos.
Otro personaje destacado en el aplausómetro fue Luis Donaldo Colosio Riojas, y ni que decir de Joan Sebastian. Roberto arrancó unas lágrimas a su señora madre, sentada en primera fila, cuando dio gracias a su padre ya occiso, don Pablo Sandoval Oruz.
Tras el saludo inicial a Ney, no hubo ninguna otra referencia a él. Los enterados tomaron nota de eso. A Nayarit se le nota… que hubo un cambio.
JUNTOS, LOS SANDOVAL Y LOS MONTENEGRO
Causó agrado ver en el evento al senador Gerardo Montenegro, quien también lo acompañó minutos después en la comida privada. También el legendario profesor Liberato, su padre, y Jorge Aníbal, su hermano. Con ellos, Roberto Ávila, líder de la sección 20. Gerardo –por cierto- emitió un reconocimiento a los nombres de quienes integran el gabinete, que la verdad gustó a muchos.
Al final del evento, Peña Nieto salió corriendo. Roberto no tuvo escapatoria; se dejó querer, apapachar, abrazar y retratar. Ney y Sharo hicieron lo propio con muchos de sus excolaboradores y amigos. Las fotos del adiós.
Más tarde, en la ex Hacienda de la familia Menchaca en San Cayetano, empresarios, políticos e invitados especiales compartieron un menú de mariscos y tequila. Interesante fue ver en una mesa de las esquinas a la madre y algunos hermanos del gobernador electo compartir el pan y la sal con tres integrantes de la familia Montenegro. Viejos conocidos, que –por esas cosas de la política- se volvieron a reencontrar en un ambiente de relax, armonía y buenos deseos. Hasta allá fue Roberto Sandoval a saludarlos y a tomarse la foto del recuerdo.
La lluvia puso más verde el panorama de San Cayetano. Una tarde tranquila, relajada. Cuando el mariachi callaba el único ruido que alteraba el silencio otoñal era el de los jets privados que a cada momento partían del aeropuerto situado a un par de kilómetros, llevando gobernadores y, quizá, al futuro presidente de México.
2 comentarios:
Muy buena cronica, precisa y con detalles interesantes..
Muy bien Enrique, deberías contemplar la idea de ser el cronista de la ciuidad. competencias las tienes y las sabes utilizar.
Con tu atinada descripción, veo el escenario como si hubiese estado en el de presencia física.
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