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¿Está
preparada la clase política para dejar el poder dentro de 15 meses?
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Luis
Spota dibujó magistralmente las primeras 24 horas de un expresidente
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Jorge
Enrique invita a pensar en el “séptimo año” a los personajes sexenales
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Que los
esbirros de Carlos Mandujano circulan encuestas “cuchareadas”
Por Enrique HERNÁNDEZ QUINTERO / Exclusivo
MERIDIANO
Los veranos de mi juventud solía alternarlos de manera
poco ortodoxa: futbol y literatura al alimón. Fue en el 82 cuando leí a Luis Spota con frenesí. En las mañanas
me deleitaba con el concierto de Zico,
Sócrates, Falcao, Eder y compañía,
y por las tardes las novelas que retrataban la realidad del poder
político en México.
¿QUÉ SE SIENTE DEJAR DE SER PODEROSO?
Me impresionó de sobremanera leer ‘El primer día’. La
sinopsis de los editores de Grijalbo
es contundente: “El primer día comprende
las primeras veinticuatro horas de un expresidente y el novelista se complace
en describir la soledad repentina, la deserción instantánea de los
colaboradores más cercanos, el empobrecimiento (inverosímil) del modo de vida
al que estaba acostumbrado”.
Los que aprendimos los códigos de la vida pública al
estilo clásico, es decir, escuchando a los viejos, seguramente recordaremos
aquella máxima: “En política hay que estar preparados para ser, para no ser y
para dejar de ser”. Hoy día en que la meritocracia tradicional se ha extinguido
para dar paso a legiones de improvisados fidelizados me queda claro que muchos ignoran
cómo se prepara la salida.
Hace poco menos de una década, mi buen amigo Héctor Benítez recibió una oferta de
trabajo en el Sistema de Administración Tributaria, en el DF. Aceptó. Como
varios profesionistas nayaritas, solía tomar el Ómnibus de México de media
tarde del viernes –en la venerable Terminal del Norte- para estar en Tepic, con su esposa e
hijas, en la madrugada del sábado.
Impresionado me platicaba que uno de los pasajeros
habituales en esa travesía incómoda de 10, 12 horas, era Celso Delgado, el exgobernador
nayarita. A las retinas viajeras les costaba trabajo entender que un personaje
de ese calibre tuviera costumbres como de cualquier hijo de vecino.
EL SÉPTIMO AÑO (SIN EXILIO)
Hace tres años, Rafael
Vargas Pasaye publicó en la Revista Siempre!
una buena reseña de este texto. Sus reflexiones gravitan en algunas frases
clave de la obra de Spota. Cito una
de las escogidas por Rafa: “¿Hay
alguno más débil que el hombre que acaba de entregar a otro la presidencia del
país?”.
Me tocó ver en 1981 –yo tenía 12 años- la toma de
protesta de don Emilio M. González
por televisión. Un detalle que me sorprendió fue que durante el discurso del
nuevo mandatario, el exgobernador Rogelio
Flores Curiel algo quiso comentar con el Presidente José López Portillo y el Jefe del Estado Mayor Presidencial,
General Miguel Ángel Godínez, se lo impidió.
Alguien de los adultos que observaba la transmisión conjeturó con dramatismo: “¡Lo
que es ya no tener el poder!”. Ignoro si esa explicación fue certera, pero me
impresionó. Y la dí por buena.
Mi admirado amigo Jorge
Enrique González Castillo habla a menudo del lapso más importante de un
sexenio: “¡El séptimo año!”, suele ilustrarnos a sus sorprendidos
interlocutores. Spota se
circunscribe a las dolorosas 24 horas posteriores a dejar el cargo en manos de
otro iluminado. En cambio, el hijo pródigo de San Luis de Lozada se extiende a
todos los escenarios posibles de retorno a la realidad de aquellos que gozaron
las mieles del poder. El larguísimo año después, aquí, sin exilio.
LOS “EX” VS EL PUEBLO, CAREOS PERDIDOS
Y es que a cuentagotas medios y redes sociales retratan
historias grotescas de reclamos populares en lugares públicos a diversos “ex”. Careos
que siempre gana la turba.
A 15 meses de que funcionarios y alcaldes dejen
poltronas, presupuesto y fuero (14 meses para los diputados), bien convendría
que consigan en una librería de viejo esta novelita del maestro Spota. O que se tomen un café con Jorge Enrique y tomen una clase exprés
para tener un séptimo año haciendo su vida normal sin temor a reclamos airados
del pópulo.
Y los maloras de siempre algo deberíamos hacer para ser
catalizadores de esos encuentros que tarde o temprano se darán entre los otrora
poderosos y Juan Pueblo. No estaría
mal pensar en citar a varios de aquellos en una cenaduría, una cafetería
o un bar justo “el día siguiente”, esto es, el 20 de septiembre del 2017, a eso
de las cinco de la tarde…
DE BUENA FUENTE: Ayer domingo corrió el rumor de un encuentro
vespertino entre Polo Domínguez y la
diputada Ivideliza Reyes preparada
por operadores locales del consultor en marketing político Carlos Mandujano (Cuarto de Guerra).
Trascendió que
con tal de sumar a la legisladora al proyecto 2017 del alcalde de Tepic le acercaron
una encuesta “cuchareada”, es decir, con porcentajes alterados, de
suerte tal que pusieron el primer lugar en el cuarto escalón y viceversa.
Bien dicen que
en la guerra, la política y el amor todo se vale.
Twitter: @ehq
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