Los signos del inicio del sexto año se atisban ya. Se endurece el reclamo. En un sexenio clásico, se estila recomponer el estado de la relación con los grupos o personajes con los que no hubo química en el lustro previo. Los amigos se ocupan más en la bajada que en la subida.
El gabinete de Ney González debe saber tramitar la transformación que se gestará en el entorno social, máxime con lo atractivo que para muchos resulta la adivinable alianza PAN-PRD para el 2011. El fantasma de la alternancia, sin duda, será un aliciente para que se potencien las voces críticas, los señalamientos, las revanchas. En sentido contrario, la idea de la continuidad es garantía de que el último año de un sexenio será apacible. Pero la prospectiva más bien da pistas en torno al primer supuesto.
LA DIFERENCIA: NEY Y SU GABINETE
A Ney le reconozco aplomo. Conoce los códigos sexenales. Lo sabrá sortear sin problema. Tiene madera para cincelar frases afortunadas, para llevar el diálogo a sus terrenos. Ignoro, sin embargo, si su equipo entiende el fenómeno social que se avisora.
Es deseable que lejos de refugiarse en su zona de confort –digamos, la Ola Roja, la prensa aliada, los gremios amables- vertebren argumentos para el diálogo áspero que se vendrá. Algo que muchos le criticamos al gabinete es su falta de tablas para moverse en entornos críticos. Prefieren el ostracismo.
Un gobernador requiere en la salida sexenal alfiles que convenzan, que argumenten con credibilidad, que –incluso- sepan tejer acuerdos para ponerle fronteras al diálogo con los opositores.
En los días recientes, por ejemplo, Ney González puso en la mesa el tema de la deuda pública. Fue –o es- una oportunidad espléndida para que sus operadores aborden un tema que desde la época lopezportillista se asocia con crisis y dolores de cabeza. Más vale soltar argumentos a favor ahora, que esperar los embates de los opositores a principios del año, cuando los reflectores ya no estén en los hombres de gobierno, sino en los partidos y candidatos.
LA VERDAD EN MÍ, LA VERDAD EN SÍ
Pero se nota, se percibe, que la inercia sexenal es el monólogo de los logros y nó el debate público. Salvo excepciones, los hombres y mujeres del régimen no aceptan los veredictos críticos, por extendidos que estén. Traen un discursito muy ensayado que pondera casi en términos heroicos las hazañas de la actual administración.
Recientemente, por ejemplo, las llamadas telefónicas de la periodista Denisse Maerker –interesada en el tema de la suspensión adelantada de clases- puso nerviosos a los funcionarios locales. Incluso llevaron a cabo reuniones de trabajo específicas para ponerse de acuerdo en los argumentos para darle respuesta.
Por si fuera poco, los publicistas sexenales cincelaron frases que perdieron aplicatoriedad con el tiempo y con la realidad: “El todos somos Nayarit” y luego el “Estamos en paz y trabajando” son ahora recursos de los cuales no se puede echar mano. Recientemente la campaña del “Cómo sí” –ideada para apoyar el reemplazamiento y el pago de tenencia- cayó en desuso ante la contundencia de los hechos: En los primeros 5 meses del año la caída en la captación de la tenencia vehicular cayó un 73.4 por ciento respecto de lo recaudado en 2009 en el mismo plazo. Nayarit es de los 5 estados del país donde más se desplomó la captación de ingresos por este impuesto.
Cuando la población hace uso irónico de la propaganda institucional es señal de que no anda en sintonía con la visión gubernamental.
Así pues, de aquí a septiembre del 2011 se viene una etapa de comunicación de metas y logros que reclamará del gabinete de Ney capacidad para algo que no se ha practicado hasta hoy: el debate. Se acabó el monólogo, vienen las réplicas y dúplicas.
Así son los sextos años y ni modo.
DE BUENA FUENTE: “Como veo doy” seguramente pensó Ney González al regresarle “la cortesía” a Emilio González Márquez, su homólogo de Jalisco, quien la semana pasada dijo que la situación de violencia en Nayarit fue la causa de la alerta consular norteamericana para prevenir a los norteamericanos de visita en esta región.
Ahora Ney tuvo la oportunidad y se la regresó, al telegrafiarle que se ponga a hacer su trabajo en materia de limpieza de playas, tal como sí lo hace Nayarit.
DE BUENA FUENTE 2: Ayer por la tarde se supo que hubo alegría y
satisfacción en el gobernador Ney González y el equipo de trabajo que
ha operado el expediente de las playas limpias -Luis Carlos Tapia,
Omar Reynozo, Edwin Hernández y Héctor González Curiel- pues esperaban
la notificación que certifica que Sayulita, uno de los destinos más
atractivos de Nayarit es la quinta playa libre de contaminación, de
acuerdo a COFEPRIS, la entidad de la Secretaría de Salud que mide la
calidad del agua de mar.
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